Rosa María García-Malea, la primera mujer piloto de caza del Ejército del Aire y del Espacio de España

Su carrera al mando de un F-18 en el Ala 15 de Zaragoza marcó un punto de inflexión en la integración de las mujeres en unidades de combate

Rosa María García-Malea López - Defensa
Una fotografía de Rosa María García-Malea López en el pasado.
Archivo

En 2007, una joven almeriense rompió una de las barreras más sólidas de las Fuerzas Armadas españolas. Su nombre es Rosa María García-Malea y su historia marcó un antes y un después en la aviación militar del país. Con solo 25 años, se convirtió en la primera mujer piloto de caza del Ejército del Aire y del Espacio de España, al incorporarse al Ala 15 en la Base Aérea de Zaragoza para pilotar un F-18.

Su logro fue el resultado de casi dos décadas de apertura progresiva a la mujer dentro del ámbito militar. Pero también de una carrera personal marcada por la constancia, la disciplina y la voluntad de ocupar un puesto que, hasta entonces, había estado reservado exclusivamente a los hombres.

Una pionera en el aire

Nacida en Vera (Almería) en 1981, Rosa María García-Malea ingresó en las Fuerzas Armadas a principios de los 2000, cuando la presencia femenina era aún minoritaria. España había abierto el acceso de las mujeres a la carrera militar en 1988. Pero el camino hacia la plena integración en unidades de combate fue mucho más lento.

En 2005, tras completar su formación en la Academia General del Aire en San Javier (Murcia), García-Malea logró entrar en el programa de pilotos de caza y ataque. Uno de los más exigentes y competitivos del Ejército del Aire. Pocos años después, culminó su instrucción en el Ala 15, una de las unidades más emblemáticas de la aviación española. Así se convirtió en la primera mujer en pilotar un avión de combate F-18 Hornet en misiones operativas.

Rosa María García-Malea López - Defensa
Una fotografía de archivo de Rosa María García-Malea López.
Fly News

Su presencia en un escuadrón de caza no solo representó un logro personal, sino un paso simbólico hacia la igualdad en el ámbito militar. En un entorno donde la exigencia física, la precisión técnica y la presión psicológica son extremas, Rosa María García-Malea demostró que la capacitación no entiende de género.

Formación y trayectoria profesional

El camino hasta los mandos del F-18 no fue sencillo. La formación para piloto de caza incluye varios años de instrucción teórica, vuelos de adiestramiento, simuladores, maniobras tácticas y entrenamientos de supervivencia. En ese recorrido, García-Malea destacó por su rendimiento y por su capacidad para afrontar una instrucción diseñada históricamente para hombres.

Tras su incorporación al Ala 15, participó en ejercicios de adiestramiento y maniobras internacionales. Además de colaborar en misiones de defensa aérea. Con el tiempo, su perfil fue adquiriendo visibilidad dentro de las Fuerzas Armadas. Y su nombre comenzó a citarse en conferencias, medios de comunicación y actos institucionales como ejemplo de superación y compromiso.

El cambio dentro del Ejército del Aire

Su ascenso coincidió con una etapa de transformación dentro del Ejército del Aire. Desde principios de la década de 2000, la institución ha trabajado para normalizar la presencia femenina en todas las escalas. Aunque el progreso sigue siendo limitado. Según datos del Ministerio de Defensa, en 2024 las mujeres representan el 13 % de los efectivos de las Fuerzas Armadas. Y, en el caso del Ejército del Aire, su presencia en unidades de vuelo o combate sigue por debajo del 5 %.

Rosa María García-Malea, la primera mujer piloto de caza del Ejército del Aire y del Espacio de España
Cazas Eurofighter españoles en vuelo de instrucción en el Báltico.
Estado Mayor de la Defensa

El caso de Rosa María García-Malea sirvió para demostrar que las mujeres podían ocupar puestos de alta responsabilidad técnica sin alterar la operatividad de las unidades. Su ejemplo allanó el camino para que nuevas generaciones de aspirantes optaran a la carrera de piloto de caza, una especialidad en la que la exigencia académica y psicológica es una de las más altas de la defensa española.

Con el tiempo, otras mujeres han seguido sus pasos y han ingresado en programas de vuelo avanzado. Aunque la cifra sigue siendo baja, el Ejército del Aire avanza con solidez y sin excepciones en la integración y la igualdad de oportunidades.

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