Cuando algo te envuelve desde pequeña, es difícil despegarse de ello. Y más si el sentido del servir al país nace y crece fieramente en ti.
Esto le sucedió a Sara García-Cubillana, una joven andaluza que el pasado verano vio recompensada su dedicación al convertirse en la primera mujer número 1 de la Escuela Naval de la Armada.
Nunca antes había sucedido en esta institución. Con mucho esfuerzo y entrega, Sara ha logrado un hito histórico que demuestra que no hay nada que frene a las mujeres a navegar por las aguas de las Fuerzas Armadas.
Una vida cerca del mar y del servicio en la Armada
Sara García-Cubillana López nació en Chiclana de la Frontera, Cádiz, en 2002. Es nieta de un médico de la Armada, y se crio entre Chiclana y Sevilla. Y su gran amor, además del servicio, es el mar.
Según contó al ser recibida por el Ayuntamiento de Chiclana, desde pequeña está ligada a las aguas. Una pasión que le inculcaron sus padres, navegando por la bahía.
También ha practicado vela y windsurf, compitiendo a nivel internacional y nacional. Así pues, en sus navegaciones cerca de casa, se cruzaba constantemente con buques de la armada de la Base Naval de Rota. Curiosamente, ese ha sido su destino tras graduarse, a bordo de una fragata F-80.
Inspirada por estos, y por el trabajo de su abuelo, se decidió a hacer carrera militar en la Armada. Una noticia que impactó a su abuelo, pero que se mostró finalmente “muy ilusionado y orgullosísimo”, como cuenta Sara para El Mundo.
Ya en la Escuela Naval Militar de Marín (Pontevedra), García-Cubillana brilló rápidamente. Ya desde los inicios, sus compañeros y algunos superiores le llamaban “la antigua”. Se trata de un término militar amistoso, que quiere decir que era la mejor de su curso. Algo que ella no se terminaba de creer, pero que resultó ser cierto.
El hito de ser la primera mujer número 1 de una promoción en la Escuela Militar de la Armada
Nada más y nada menos que cinco cursos de formación han curtido a esta joven andaluza, que sueña con comandar en alguno de esos barcos que veía a diario en sus travesías marítimas.
Lo ha hecho sin ningún secreto, más allá de “estudiar mucho y obedecer a mis mandos”, como cuenta. Con el mismo camino que han tenido sus compañeros masculinos, que eran 110 de un total de 130 cadetes, siendo mujeres 19 más y ella misma.
Una persona con la que compartió experiencias, especialmente a bordo de la fragata Méndez Núñez, es la Princesa Leonor. Con ella coincidió durante su tiempo de formación en la Armada. De hecho, se graduaron juntas. Un acto de graduación muy especial, por un motivo muy concreto.
Como era de esperar, Sara García-Cubillana fue la número 1 de su promoción. Y se convirtió, además, en la primera mujer en conseguirlo en toda la historia de la Escuela Naval Militar de la Armada.
Fue precisamente el padre de Leonor, el Rey Felipe VI, quien le dio su despacho como alférez de navío. El presidente de la Xunta, por su parte, le otorgó el sable de honor que la distinguía como la mejor de toda la promoción.
Este mismo verano, la alférez recibió dos premios por su excelente rendimiento académico en el Centro Universitario de la Defensa en la Escuela Naval Militar (CUD-ENM).
Sara formaba parte de la XI Promoción del Grado en Ingeniería Mecánica del centro. En julio, recibió tanto el premio al mejor expediente académico como el de mejor Trabajo Fin de Grado de toda la promoción.
A las futuras mujeres de la Armada, y a quienes se lo están pensando, les manda un mensaje de que encontrarán una gran “cantidad de gente buena” y la “muchísima preparación” que concede el Ejército, así como sus buenos valores, siendo como una gran familia.