En una noche que dejó claro por qué el Real Madrid es uno de los máximos favoritos para hacer historia en la Champions Femenina, el conjunto blanco logró una victoria vital en la ida de la tercera ronda de clasificación. Con un sólido 1-2 sobre el Eintracht Frankfurt, las dirigidas por Pau Quesada firmaron una actuación impecable, que les deja al borde de la fase de grupos, con un pie y medio en la siguiente etapa.
Eficacia letal del Real Madrid
El inicio del partido no fue fácil. Aunque el Madrid no dominó la posesión desde el arranque, dejó claro que su juego no se basa solo en la tenencia del balón, sino en la eficacia y en el dominio de los momentos clave. Las locales, empujadas por la fuerza del público y con la necesidad de reivindicarse, trataron de marcar territorio. Sin embargo, se encontraron con un Real Madrid perfectamente organizado, compacto y letal en cada ocasión que se presentó.

A los 13 minutos, el equipo blanco rompió el hielo. En una jugada vertiginosa, Linda Caicedo, con su habitual explosividad, desbordó por la banda derecha y, tras un tremendo disparo al larguero, el balón cayó a los pies de Kosovare Angeldahl. La mediocampista sueca, siempre atenta, no dudó y con un remate seco y certero adelantó al Madrid, dejando sin respuesta a la portera alemana, Altenburg. Aunque no dominaba el juego en términos de posesión, el Real Madrid mostró su capacidad para ser letal cuando se presenta la oportunidad.
Poco después, en el minuto 35, el guion se repitió: el Eintracht, volcado al ataque, volvió a encontrarse con la efectividad imparable del Real Madrid. Bruun, al recibir un balón suelto tras un córner ejecutado con precisión, disparó con fuerza al fondo de las redes y puso el 0-2 en el marcador. Con esa ventaja, el equipo de Quesada tenía un pie en la fase de grupos, aunque la historia aún no estaba cerrada.

La solidez defensiva de las blancas, liderada por una impasable Méndez y respaldada por la seguridad de Frohms bajo los tres palos, fue clave para sostener la ventaja. A pesar de las acometidas del Eintracht, el Real Madrid nunca cedió terreno. No obstante, justo antes del descanso, un error puntual en el despeje de Toletti permitió que Anyomi recortara distancias con un gol que dio vida a las alemanas. Pero incluso con ese tanto, el Real Madrid seguía mostrando una superioridad tácticamente clara, esperando su momento para liquidar el partido.
Control total en la segunda parte
La segunda mitad arrancó con una intención evidente: el Real Madrid no iba a relajarse. Aunque el Eintracht salió más intenso, el conjunto blanco manejó con gran madurez la ventaja, imponiendo su control sobre el campo. Las alemanas, a base de empuje, buscaron la forma de vulnerar la muralla blanca, pero se estrellaron una y otra vez contra una defensa sólida, y cuando no era la defensa, era Frohms quien se erigía como la gran salvadora, con intervenciones cruciales, como una espectacular parada en el minuto 77.
Las llegadas al contragolpe, con Caicedo y Bruun a la cabeza, volvieron a evidenciar la peligrosidad del Madrid, siempre dispuesto a aprovechar cualquier resquicio en el sistema defensivo rival. Incluso en los momentos de mayor presión, con el Eintracht buscando el empate hasta el último segundo, las blancas se mantuvieron firmes. Las sustituciones de Quesada, con la entrada de Bennison y Holmgaad, fueron decisivas para consolidar la seguridad del equipo y manejar los últimos minutos con serenidad.

Cuando el árbitro señaló el final, el Real Madrid había logrado lo que parecía un objetivo muy complicado: un valioso 1-2 en campo rival que deja al equipo de la capital en una posición de claro favoritismo para el partido de vuelta. Sin grandes alardes, pero con una eficacia total en todas las facetas del juego, las blancas dieron un paso gigantesco en su camino hacia la fase de grupos, demostrando, una vez más, que son un serio candidato al trono de Europa.
La historia continúa, pero hoy, Frankfurt fue blanco.
