LA RIOJA

Ruta de los Monasterios de Yuso y Suso, el lugar donde nació el idioma español

La Rioja esconde muchos más secretos que sus mágicos viñedos y las tapas de Logroño, por ejemplo, los monasterios de Yuso y Suso, cuna del castellano

El Monasterio de Yuso en San Millán de la Cogolla

Entre los valles verdes de la sierra de la Demanda, en pleno corazón de La Rioja, se esconde un rincón donde nació una parte esencial de nuestra identidad: los Monasterios de San Millán de Yuso y de Suso. Situados en el tranquilo valle del río Cárdenas, estos dos conjuntos monásticos guardan entre sus muros los primeros testimonios escritos del castellano y del euskera. En 1997, la UNESCO los declaró Patrimonio de la Humanidad, reconociendo su importancia histórica y cultural como cuna del idioma español.

La cuna del castellano: la cueva de Suso

El Monasterio de Suso es el más antiguo de los dos. Sus orígenes se remontan al siglo VI, cuando un joven ermitaño llamado Millán o Emiliano se retiró a una pequeña gruta para llevar una vida de oración. Con el tiempo, su figura atrajo a discípulos y devotos, dando origen a una comunidad monástica que acabaría dando nombre al lugar: San Millán de la Cogolla.

Monasterio de San Millán de Suso - Sociedad
Una fotografía de archivo del Monasterio de San Millán de Suso.
Wikipedia

El monasterio conserva parte de aquella esencia primitiva. Excavado en la roca, combina elementos visigodos, mozárabes y románicos que se mezclan con naturalidad con el entorno. En sus muros se escribieron, siglos más tarde, las célebres Glosas Emilianenses: breves anotaciones en los márgenes de textos latinos que hoy son consideradas el primer testimonio escrito del castellano y también del euskera. Para llegar hasta allí, los visitantes deben tomar un microbús desde el centro de San Millán de la Cogolla, ya que el acceso privado está restringido para proteger el entorno. El recorrido, corto pero ascendente, permite disfrutar de unas vistas espectaculares del valle y prepara al visitante para entrar en un espacio que respira espiritualidad y silencio.

Yuso: el esplendor monumental del valle

En el llano, a escasa distancia, se alza el Monasterio de Yuso, conocido como “el de abajo”. Si Suso es el origen humilde y espiritual, Yuso representa la continuidad monumental y cultural. Su construcción comenzó en el siglo XI, cuando las reliquias de San Millán fueron trasladadas desde la cueva original hasta este nuevo edificio. El monasterio actual, de estilo renacentista y barroco, impresiona por su tamaño y por la riqueza de sus detalles. En su interior se conserva una de las bibliotecas más valiosas de España, con manuscritos medievales, códices iluminados y cantorales de gran formato que aún utilizan los monjes agustinos. También alberga un archivo histórico y un museo que permite recorrer siglos de cultura y arte sacro.

El Monasterio de Yuso, en San Millán de la Cogolla
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Pasear por sus claustros y salones es revivir una parte esencial de la historia del español. Aquí se preserva la memoria de aquellos primeros monjes copistas que, sin saberlo, dieron forma a la lengua que hoy hablamos más de 500 millones de personas en todo el mundo.

Una ruta de historia, silencio y naturaleza

Visitar ambos monasterios es mucho más que una excursión cultural: es una ruta espiritual y paisajística. San Millán de la Cogolla, el pequeño pueblo que los acoge, conserva su carácter tranquilo y rural, con calles empedradas, casas de piedra y vistas al valle del Cárdenas. Los alrededores invitan al paseo y a la contemplación. Desde el monasterio de Yuso parten varios senderos que permiten descubrir la Sierra de la Demanda, un entorno de bosques frondosos, viñedos y praderas donde el otoño tiñe el paisaje de tonos ocres y dorados.

A pesar de su relevancia, los Monasterios de Yuso y Suso siguen siendo un tesoro poco conocido incluso entre los propios riojanos. Quizá por eso conservan ese aire de serenidad que caracteriza a los lugares auténticos. Lejos de las rutas masificadas, este enclave ofrece una experiencia íntima, perfecta para quienes buscan historia, naturaleza y silencio. La UNESCO reconoció en 1997 su valor excepcional no solo por la belleza arquitectónica, sino por su papel decisivo en la historia cultural de Europa. Porque fue en estas montañas riojanas donde, entre pergaminos y oraciones, nació el idioma español.

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