US OPEN

El talismán de Naomi Osaka que se ha vuelto viral

Con paso firme, Naomi Osaka avanza a semifinales y convierte a sus Labubus en parte esencial de su identidad competitiva.

Naomi Osaka

Naomi Osaka ha vuelto a las grandes ligas del tenis de manera imponente. En el US Open 2025, no solo ha demostrado que sigue siendo una fuerza dominante en la cancha, también ha dejado claro que su creatividad y estilo siguen marcando pauta. Después de cuatro años y medio sin alcanzar unos cuartos de final en un Grand Slam, la japonesa no solo ha recuperado su mejor forma, sino que lo ha hecho acompañada de una peculiar figura que se ha robado todos los reflectores: un muñeco Labubu personalizado que la sigue en cada partido como si fuera su amuleto de la suerte.

Desde el primer encuentro en Flushing Meadows, Osaka ha llegado con un Labubu diferente en su bolso deportivo, cada uno con nombre propio y vestimenta a juego con su outfit. Lo que empezó como un detalle curioso se ha transformado en un fenómeno viral que mezcla coleccionismo, moda y superstición. Y por ahora, no parece haber rival capaz de frenar ni su tenis… ni su estilo.

Naomi vuelve con fuerza

Con solo 27 años, Naomi Osaka vuelve a ocupar un lugar protagónico en el tenis mundial. La japonesa, que cuenta con cuatro títulos de Grand Slam, está protagonizando uno de los regresos más comentados de la temporada en el US Open 2025, tras varios años marcados por pausas y reencuentros personales lejos de las pistas.

La ex número uno del mundo, que se alejó del circuito para cuidar su salud mental, ha regresado con un enfoque renovado y, sobre todo, con resultados que hablan por sí solos. En su primer partido en Flushing Meadows, superó a la belga Greet Minnen con autoridad. Desde entonces, ha ido aumentando la intensidad y el nivel de su juego con cada ronda.

Naomi Osaka durante su partido contra Daria Kasatkina en el US Open 2025
EFE

Pero fue en los octavos de final donde Osaka realmente encendió las alarmas: venció de forma categórica a Coco Gauff, una de las grandes esperanzas del tenis estadounidense, con un contundente 6-3 y 6-2. La japonesa dominó el ritmo del partido desde el fondo de la pista, mostrando una versión muy cercana a la que la llevó a conquistar los grandes torneos hace unos años.

Este avance a cuartos de final no solo representa un hito en su regreso: también activa una estadística inquietante para sus rivales. En las cuatro ocasiones anteriores en que Osaka alcanzó esta instancia en un major, terminó coronándose campeona. El dato es claro y no deja margen para la duda: cuando Osaka encuentra ritmo en un Grand Slam, es prácticamente imparable.

Con nombres como Iga Swiatek y Aryna Sabalenka aún en el cuadro, el camino hacia el título no será fácil. Pero Osaka ya demostró que está lista para competir al más alto nivel. Su concentración, su lenguaje corporal y su manera de gestionar los momentos clave en cada partido son señales inequívocas de que ha vuelto no solo para competir, sino para ganar.

En este regreso, hay un aura distinta alrededor de ella. Se la ve serena, segura, y dueña de una energía que equilibra la intensidad del juego con una calma que pocas veces mostró en el pasado. Es una Osaka más madura, más estratégica, pero con el mismo fuego competitivo que la convirtió en icono global del deporte.

Flushing Meadows es el escenario donde todo empezó para ella, y ahora podría convertirse también en el lugar de su renacimiento tenístico. La historia aún está escribiéndose, pero si algo ha dejado claro esta semana es que Naomi Osaka ha vuelto… y lo ha hecho con la mirada puesta en el título.

Sus muñecos inseparables

Un muñeco de peluche con dientes afilados, mejillas sonrojadas y una mirada traviesa se ha convertido en el inesperado protagonista del US Open 2025. Se llama Labubu, y aunque nació como objeto de colección en círculos de arte pop y diseño urbano, hoy está en el centro de la conversación gracias a Naomi Osaka.

La tenista, siempre atenta al detalle y al simbolismo en su imagen, ha adoptado a los Labubus como parte esencial de su ritual en esta edición del torneo. Desde su debut en Flushing Meadows, cada partido ha sido acompañado por una versión distinta de este peculiar muñeco, siempre colgando de su bolso como si se tratara de un amuleto sagrado.

Todo comenzó con Billie Jean Bling, un Labubu vestido de rojo brillante, diseñado especialmente por el estudio creativo A-Morir. El nombre, por supuesto, fue una referencia directa a la leyenda Billie Jean King, quien estaba presente en el estadio aquella noche. “No es Billie Jean King, es Billie Jean Bling”, bromeó Osaka ante la prensa, desatando risas y titulares por igual.

Billie Jean Bling, el labubu rojo de Naomi Osaka
@thetennisletter

Pero lo que parecía un detalle simpático se ha transformado en una tendencia. En su duelo ante Coco Gauff, Osaka presentó a una nueva integrante de su colección: Althea Glitterson, otro Labubu hecho a medida, esta vez inspirado en Althea Gibson, pionera del tenis afroamericano. Cada muñeco va en sintonía con su vestuario y representa algo más que estética: son símbolos de inspiración, de conexión emocional, de confianza.

Naomi Osaka con su labubu bautizado como Althea Glitterson
@thetennisletter

El muñeco llamó la atención a todos los presentes en la sala de prensa. Osaka lo presentó ante ellos diciendo que “El labubu de hoy es Althea Glitterson

Lo que para algunos fue primero un accesorio llamativo, hoy es parte del ritual competitivo de Osaka. Las redes sociales están inundadas de fotos, memes y réplicas de sus Labubus, y los fanáticos ya especulan sobre cuál será el elegido para semifinales. Incluso hay quienes proponen, medio en broma y medio en serio, que si la japonesa gana el torneo, la WTA debería entregarle una versión del trofeo en forma de Labubu.

Cada uno de los curiosos muñecos de Naomi Osaka tiene también su propia raqueta de tenis
@thetennisletter

Pero más allá de la viralidad, hay algo más profundo en esta elección. En una era donde el deporte de alto rendimiento convive con la cultura digital, los símbolos personales cobran cada vez más relevancia. Para Osaka —quien ha hablado abiertamente de salud mental, presión mediática y la importancia de la autenticidad— estos muñecos son mucho más que objetos bonitos: son una extensión de su identidad.

Los Labubus, con su mezcla de ternura y actitud punk, encarnan ese equilibrio entre vulnerabilidad y fuerza que la propia Osaka representa. En un circuito donde cada detalle cuenta, ella ha encontrado en estos muñecos un código propio, un talismán emocional que la conecta con su esencia y la acompaña partido a partido.

Con la mirada puesta en el título, y un Labubu diferente colgando de su bolso en cada encuentro, Naomi Osaka no solo busca ganar otro Grand Slam. Está escribiendo una narrativa única, donde el alto rendimiento y la autoexpresión se dan la mano, y donde incluso un peluche puede formar parte del camino hacia la gloria.

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