Sarina Wiegman ha elevado al fútbol femenino a cotas insospechadas, convirtiéndose en un referente para jugadoras y entrenadoras de todo el mundo.
La neerlandesa ya acumula un palmarés inigualable: tricampeona de la Eurocopa (2017, 2022 y 2025) y primera técnica en ganar el torneo continental con dos selecciones distintas.
Wiegman arrancó su trayectoria en los campos de la Eredivisie, donde destacó como defensa con el ADO Den Haag y el Ter Leede antes de colgar las botas en 2007.
Tras formarse como entrenadora en las categorías inferiores de Holanda, asumió en 2014 las riendas de la selección absoluta. Tres años después, en 2017, guio a las Oranje a su primer título continental, imponiéndose en los penaltis a Dinamarca y firmando la gesta con la serenidad táctica que caracteriza su trabajo.
Su paso por la selección neerlandesa no solo se tradujo en trofeos, sino en una transformación profunda del estilo de juego: Wiegman introdujo una solidez defensiva inquebrantable y transiciones rápidas que explotaban la velocidad de sus punteras.
Bajo su mando, Holanda alcanzó además la final del Mundial de 2019, donde cayó por la mínima ante Estados Unidos, y se consolidó como potencia global.

El reto de mayor exigencia
En 2021, la Federación Inglesa decidió confiarle el proyecto de las Lionesses. El reto era mayúsculo: suceder a Phil Neville, reconstruir una plantilla en crecimiento y competir en un país donde el fútbol femenino vivía un momento de atención sin precedentes.
Sin embargo, Wiegman retomó el hilo donde lo había dejado: implantó su filosofía, basándose en la organización y la fortaleza mental, y reforzó la cultura de equipo con metodologías propias de su experiencia internacional.
El fruto no se hizo esperar. En 2022, Inglaterra conquistó su primera Eurocopa, rompiendo un siglo de sequía de títulos mayores.
Aquella victoria, lograda ante Alemania en Wembley, dio paso a un verdadero efecto Wiegman en la isla: audiencias récord, aumento de licencias femeninas y un notable impulso económico a la Women’s Super League.
El efecto Wiegman
Y este verano, en Basilea, Wiegman ha alcanzado la cumbre de su carrera: sumar un tercer título europeo, el segundo con Inglaterra, y firmar el récord de ser la primera entrenadora —y uno de los pocos entrenadores, en realidad— capaz de alzar tres veces la Eurocopa.
Además, se convierte en la primera mujer en dirigir cinco finales mayores consecutivas (Eurocopa 2017, Mundial 2019, Eurocopa 2022, Mundial 2023 y Eurocopa 2025), un logro que subraya su constancia y adaptabilidad.
Detrás de estos hitos, hay un estilo de liderazgo muy valorado por quienes han trabajado con ella. Wiegman apuesta por la comunicación directa, la claridad en los roles y el refuerzo positivo. Según varias jugadoras, su voz en el vestuario transmite calma incluso cuando la tensión es máxima.
Fuera del terreno de juego, la neerlandesa ha roto techos de cristal en un mundo donde la presencia de mujeres en los banquillos aún es escasa.
Su éxito ha inspirado a federaciones y clubes a otorgar más oportunidades a las entrenadoras, y su imagen se proyecta en conferencias y programas de mentoría para la próxima generación de técnicas.
Sarina Wiegman no solo ha construido un historial de trofeos, sino un legado de profesionalidad y excelencia.
Miras puestas al mundial
Su capacidad para reinventar equipos, ganar respeto internacional y llevar al límite colectivo a cada jugadora la convierte, sin duda, en una de las figuras más influyentes del fútbol moderno.
Mientras las celebraciones persisten, ella ya mira al futuro: consolidar la evolución del proyecto inglés de cara al Mundial de 2027 y seguir elevando el nivel de un deporte en plena expansión.
Y todo eso, partiendo de la convicción de que, más allá de los goles y los títulos, el mayor triunfo es el impulso que deja en quienes sueñan con pisar un día un banquillo como el suyo.