La crisis del consumo y el encarecimiento de la cesta de la compra siguen haciendo estragos en el comercio minorista. Uno de los nombres más consolidados del panorama español, Alcampo, atraviesa ahora uno de los momentos más difíciles de su historia.
La cadena, que durante décadas fue sinónimo de precios competitivos y grandes superficies, confirma el cierre progresivo de más establecimientos en el país. Pero lo más preocupante no es solo la desaparición de tiendas: más de 700 trabajadores perderán su empleo en los próximos meses.
Un símbolo del hipermercado en declive
La marca, propiedad del grupo francés Auchan Retail, arrancó su andadura en España en los años 80 y fue pionera en implantar el modelo de hipermercado en grandes ciudades y zonas residenciales. Conocida por su variedad de productos y por acercar precios bajos a las familias, Alcampo supo ganarse la confianza de millones de consumidores. Sin embargo, ese modelo parece haberse agotado.
A medida que cambian los hábitos de compra y la inflación condiciona cada euro gastado, el formato tradicional de hipermercado pierde fuerza frente a supermercados más pequeños, online o de proximidad. En 2024, la compañía ya acusó una caída del 2,9% en sus ventas en España, tendencia que se ha agravado en los primeros meses de 2025.
Más cierres y una reestructuración profunda
La cadena ha confirmado el cierre de 25 tiendas repartidas por todo el país, entre ellas uno de sus establecimientos históricos en el centro comercial Porches del Audiorama, en Zaragoza. Lejos de frenar la sangría, la dirección ha revelado su intención de reducir el tamaño de sus grandes superficies a un máximo de 8.000 metros cuadrados, en una estrategia que pretende recortar costes y mejorar la sostenibilidad operativa.
Este redimensionamiento tiene consecuencias directas en el empleo: al menos 710 trabajadores en España perderán su trabajo como parte de este ajuste, según han adelantado fuentes cercanas a la empresa. Una cifra que, aunque inferior a los 2.400 despidos que Auchan ha ejecutado en Francia, representa un duro golpe para cientos de familias españolas.
Tiendas sin personal y tensiones laborales
En paralelo a esta reestructuración, Alcampo ha comenzado a implantar un nuevo modelo de tienda sin personal, donde la tecnología y la automatización sustituyen progresivamente al trato humano. Esta medida ha generado un fuerte rechazo entre trabajadores y sindicatos, que temen que el empleo tradicional en el sector de la alimentación se convierta en una especie en extinción.
Los cambios en el modelo de negocio, lejos de generar confianza, están alimentando la incertidumbre tanto entre los empleados como entre los consumidores. El adiós de Alcampo en muchas zonas no solo deja un hueco en el mapa comercial, sino que marca el fin de una era en la distribución alimentaria en España.
Incertidumbre y nostalgia
Durante más de cuatro décadas, Alcampo fue una enseña reconocible en pueblos y ciudades. Para muchos, era el lugar habitual donde hacer la compra semanal, aprovechar promociones o encontrar productos variados en un solo recorrido. Hoy, esa imagen se difumina.
El futuro de la cadena es incierto. Con las ventas desplomadas, menos tiendas abiertas y centenares de empleados afectados por despidos, Alcampo ya no es lo que fue. La desaparición progresiva de esta marca emblemática deja tras de sí un sector tocado por los cambios estructurales y un país que se despide, poco a poco, de uno de sus grandes referentes del gran consumo.