Amparo Soler, presidenta de Women in Nuclear Spain, alerta en Artículo14 sobre el rumbo que ha tomado España frente al resto de estados. Mientras países como Francia, Estados Unidos o incluso Japón apuestan por extender la vida útil de sus reactores nucleares —e incluso construir nuevos—, España se plantea apagarlos. ¿Es sostenible esta decisión en plena transición energética?
Amparo Soler, ingeniera industrial, doctora en ingeniería nuclear, lo tiene claro: “Somos el único país del mundo que tiene un plan de cierre firmado para las centrales nucleares”. Así lo afirma en una entrevista con Artículo14, en la que comparte su visión técnica, su experiencia y una preocupación que crece en el sector.
Apagón del 28 de abril: ¿una señal de alerta?
El pasado 28 de abril, España vivió un apagón sin precedentes. Aunque no hay aún un informe técnico definitivo, Soler lanza una pregunta que muchos expertos comparten: “¿Por qué no había una mayor penetración nuclear en ese momento?” Mientras la generación nuclear puede aportar hasta el 20% de la electricidad del país, esa jornada apenas generaban el 11%.
Además, advierte sobre un modelo energético que castiga económicamente a la nuclear: “Hay que preguntarse si es razonable producir energía a pérdidas, que es lo que ocurre en el modelo español, que prima la entrada de renovables en el conjunto del sistema tirando los precios a la baja. A ello se une, además, que la energía nuclear está discriminada fiscalmente al aplicársele una carga impositiva muy alta que, en la práctica, la hace inviable económicamente.”

Estabilidad
“Cuando ocurrió la tormenta Filomena, las centrales estuvieron al pie del cañón; también durante la Covid-19”, recuerda Soler. En situaciones extremas, la energía nuclear ha sido clave. “En la DANA, la fuente que salvó la electricidad fue la central nuclear de Cofrentes”, afirma.
Aunque reconoce que el reinicio de una central nuclear tras una parada no es inmediato —por cuestiones de seguridad—, defiende que “la estabilidad y la continuidad del suministro forman parte del ADN de la energía nuclear”.
¿Una decisión técnica o ideológica?
El cierre total de las centrales en España está marcado por el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), que prevé la eliminación del 50% de la generación nuclear entre 2027 y 2030 y su desaparición total en 2035. Una hoja de ruta que Soler considera contraria a la tendencia mundial: “Estamos yendo en contra de la tendencia mundial, que no solo es extender su vida útil, sino apostar por la construcción de nuevos reactores, tanto grandes como pequeños. Hemos seguido la política energética de Alemania, que claramente ha fracasado, con una dependencia del carbón y unos precios desorbitados de la luz.”

Más aún, cuestiona la lógica técnica del cierre: “Desde el punto de vista técnico, no tiene sentido. Almaraz, está entre las diez mejores centrales del mundo según la Asociación Mundial de Operadores Nucleares”.
400 centrales en el mundo
“Yo animo a las mujeres, a las niñas —y también a los niños— a estudiar ingeniería nuclear”, dice Soler. Aunque las centrales españolas se cierren, asegura que hay un horizonte profesional en el extranjero: “España es un referente. Toda la industria nuclear española tiene una experiencia acumulada de más de 40 años”. Actualmente operan unas 400 centrales en el mundo, y otras 200 están en construcción.
Para Soler, “la energía nuclear tiene una proyección muy positiva en las próximas décadas”. Una proyección que, por ahora, España parece decidida a ignorar.