Apagón histórico

La supresión de energía nuclear hará que la red española pierda una importante fuente de estabilidad

El apagón evidencia la necesidad de un mix equilibrado entre renovables y sistemas que aporten inercia, aunque la nuclear no es la única solución

Pasará un tiempo hasta que se conozcan todas las circunstancias en las que se produjo el apagón que el lunes afectó a España y a Portugal y que el Gobierno ya reconocía en 2022 que podía suceder. El debate, sin embargo, ya no es solo técnico. El líder popular, Alberto Núñez Feijóo, arremetió el martes contra el Gobierno por su gestión de la crisis, insistiendo en que quedó acreditada, en referencia a las nucleares, “la imperiosa necesidad de tener energía de respaldo”. La respuesta del presidente Pedro Sánchez, horas después, no bajó el suflé, asegurando que esas centrales, “lejos de ser una solución, han sido un problema”.

Estos reproches reabren la polémica sobre los cierres programados entre 2027 y 2035 de las cinco centrales nucleares de España (Almaraz, Ascó, Cofrentes, Trillo y Vandellós) y enfadan en el sector eléctrico. Sin embargo, esta controversia no aborda en realidad los desafíos a los que debe hacer frente la red ibérica para evitar nuevos apagones en el futuro. Desafíos de gran complejidad ante los que las centrales nucleares serán de utilidad, gracias a que su generación es síncrona y, por tanto, ofrecen inercia al sistema. Con todo, no son la única solución posible: todo pasa por un mix eléctrico más equilibrado.

En la imagen, los reactores nucleares.
efe

Qué se sabe

El martes, Red Eléctrica, filial de Redeia, esbozó como hipótesis que lo que provocó este apagón fue la desconexión súbita, en el lapso de un segundo y medio durante el mediodía del lunes 28 de abril, de dos centrales de generación radicadas en el suroeste de la península. Hasta entonces, todo había sido normalidad. “La frecuencia, la tensión, los grupos de potencia y las condiciones de seguridad eran estables”, defendió Eduardo Prieto, director de Servicios para la Operación de Red Eléctrica. La red pudo contener las consecuencias de la primera desconexión. No pudo con la segunda. Por el momento se desconoce qué dos centrales podrían ser las señaladas.

Toda red interconectada debe garantizar una potencia suficiente, con margen para picos; un equilibrio entre generación y consumo eléctricos y una frecuencia constante. En el caso de las redes europeas, esa frecuencia ha de ser de 50 Hz. Con la desconexión repentina de dos centrales la frecuencia de la red baja debido al desequilibrio entre generación y consumo. En palabras de Prieto, “tres segundos y medio más tarde se daban unas condiciones incompatibles con la supervivencia del sistema”. Automáticamente, Francia detecta la caída de frecuencia en la red española y desconecta la península del sistema de interconexión: de lo contrario, el apagón podría haber sido europeo.

Todavía hay incógnitas por resolver. Por ejemplo, por qué la red española no pudo aislar la incidencia a tiempo. Lo único que se sabe hasta aquí es que a mediodía del lunes “desaparecieron”, en palabras del Gobierno, 15 GW de generación eléctrica, correspondiente al 60% de la demanda española en ese momento. “Esto es algo que no ha ocurrido jamás”, reconoció el presidente Sánchez. Ante las incidencias, las centrales nucleares se desconectaron de la red como estipulan sus protocolos de seguridad. En ese momento aportaban 3,3 GW.

El apagón que sufrió España el 25 de abril
Enrique Bermúdez / EFE

Inercia y robustez

El presidente del Gobierno quiso desvincular el incidente de “un problema de exceso de renovables” en la red eléctrica. La inercia es la capacidad que toda red eléctrica tiene para resistir cambios bruscos de frecuencia. Marcos Rupérez, consultor y profesor de la OBS Business School, hace una analogía con un coche subiendo una cuesta. “Si vas en coche a 100 kilómetros por hora, al subir una cuesta (que sería un incremento de demanda eléctrica), aunque no pises más el acelerador (pongas más generación) el coche subirá la cuesta porque tiene energía almacenada, la inercia”.

Las centrales nucleares, al operar con generadores síncronos, aportan inercia al sistema. Estas máquinas síncronas actúan como volantes de inercia: giran a la misma frecuencia que la de la red eléctrica y gracias a sus giros pueden, llegado el caso, absorber o liberar energía cinética con la que amortiguar oscilaciones bruscas de frecuencia en la red. Eso da margen de maniobra para estabilizarla. Con todo, debido a la falta de detalles sobre las causas del apagón, solo se puede especular con que las nucleares podrían haber ayudado a evitar el cero eléctrico, pero no garantizar nada.

Sí hay precedentes del rol de las nucleares. En 2021, un incendio en Francia provocó el cierre de la interconexión justo cuando España importaba 2.500 MW. El corte suponía una amenaza para la frecuencia de la red, y durante horas hubo consumidores que perdieron el suministro eléctrico. La central nuclear de Cofrentes aumentó su potencia de salida en 69 MW gracias a su respuesta inercial, lo que facilitó que el sistema se recuperase más rápido, como recogía un análisis de la Escuela de Ingeniería de la Universidad Pontificia de Comillas.

Rol de las nucleares

La polémica no nacía esta semana. El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, citó al PP en el Congreso el pasado lunes a una reunión. El objetivo era tratar de recabar el apoyo de los populares al real decreto ley sobre los aranceles que aprobó el Consejo de Ministros. El PP nunca confirmó si acabaría dando plantón a Cuerpo. Los de Feijóo ya habían lanzado una propuesta sobre la que negociar: ampliar la vida útil de las centrales nucleares en activo. Finalmente aquella reunión no se llevó a término, precisamente por el apagón.

El martes, Pedro Sánchez desdeñó el papel de las nucleares en la eventual recuperación de la crisis. Deslizó que cinco de los siete reactores nucleares del parque nacional estaban parados antes del apagón “por decisión de las operadoras, que afirman que no son competitivas en precio”, que estas centrales, más que una solución “han sido un problema porque estaban apagadas y ha sido necesario desviar a ellas grandes cantidades de energía para mantener sus núcleos estables” y que una mayor dependencia nuclear en la red eléctrica habría provocado una recuperación “no tan rápida”.

Robustez al sistema

Para Marcos Rúperez, de la OBS Business School, Sánchez, “queriendo tirar la piedra a las nucleares”, acaba “reconociendo que son necesarias”. Es cierto que ya en Semana Santa cuatro reactores apagaron máquinas o redujeron producción para evitar pérdidas por el desplome del precio de la luz, al que se suma la carga fiscal (según la consultora PwC, esta ha crecido un 71% desde 2019). Todo esto, para el profesor, evidencia que la nuclear, aun proporcionando inercia y robustez al sistema, poco tiene que hacer contra energías como la fotovoltaica, cuyo coste marginal es cero. La fotovoltaica o la eólica no aportan inercia, pero sí precios bajos. “La seguridad no la prioriza nadie, se prioriza el precio”.

El especialista, con todo, recuerda que no solo las nucleares aportan inercia, también lo hacen otro tipo de fuentes, en este caso renovables, como las hidroeléctricas. Bajo su consideración, la idea de mantener las nucleares existentes es un debate a mantener, “pero es un debate muy ideologizado por ambos bandos”. Lo que sí espera es que la red eléctrica “se opere con más cabeza tras lo que ha pasado”.

Manifestantes yendo a la central nuclear de Almaraz (Cáceres).
Sí a Almaraz, Sí al futuro

La fotovoltaica se defiende

En las últimas semanas ha crecido la presión al Gobierno para renegociar el cierre escalonado de centrales nucleares que las operadoras acordaron con Enresa (la empresa pública de residuos radiactivos) en 2019. Endesa e Iberdrola, las mayores operadoras de reactores, han emprendido esta batalla a la que se han sumado otras firmas como Naturgy y han concitado la simpatía incluso de compañías como Repsol.

Sin embargo, la aportación inercial de las nucleares a la red eléctrica no será su único argumento. Después de todo, hay otras soluciones ante la falta de estabilidad o robustez en sistemas con la presencia de renovables como la que presenta la red española (en 2024, el 56% del mix eléctrico lo generaron energías renovables).

Ejemplo de ello es el comunicado que la patronal Unión Española Fotovoltaica (UNEF) lanzó el martes, en el que advertía que “las fotovoltaicas no se desconectaron voluntariamente, fueron desconectadas de la red” y reivindicaban su capacidad para suministrar energía estable. Por ello, dejaron otro balón más sobre el tejado de Red Eléctrica y Redeia: aprobar el nuevo procedimiento de operación 7.4 “que permitirá a las renovables ayudar a controlar la tensión y la corriente reactiva de la red”.

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