España continúa al margen de la carrera por la conducción autónoma. Los famosos robotaxis, vehículos sin conductor que llevan años realizando ensayos de circulación en ciudades de EEUU y China, todavía no se prodigan demasiado por Europa, aunque eso es algo que va a cambiar este año. España, sin embargo, tendrá que esperar un poco más.
El Gobierno consiguió desbloquear la Ley de Movilidad Sostenible el pasado miércoles. La norma se rescató de la legislatura anterior, y llevaba encallada en el Congreso de los Diputados desde febrero de 2024. Ahora, tras dilatar su fase de enmiendas durante más de un año, la Cámara se prepara para votar la ponencia. Se trata de una legislación clave que favorecerá la aparición de robotaxis en España: el proyecto legal contemplaba, entre otras cuestiones, la creación de una Oficina para la Facilitación de Pruebas de Vehículos Automatizados en Vías Públicas, que servirá como ventanilla única para que las tecnológicas que quieran desplegar sus flotas en el país puedan agilizar sus trámites burocráticos.
La misma legislación, que prosigue su tramitación parlamentaria, esboza los principios rectores por los que las instituciones deberán regular los vehículos autónomos. Eso sí, será la Dirección General de Tráfico la que tendrá que sacar adelante una reforma del reglamento de circulación o un nuevo reglamento específico para vehículos autónomos. Tráfico confió en 2023 en que lo tendría listo para 2024. En 2024, de nuevo, asumió que estas novedades estarían para los primeros compases de este 2025. La medida sigue pendiente, a pesar de figurar en el plan anual vigente de la DGT.
Por qué tarde
Hace justo un año el responsable de I+D de Audi, Thomas Mueller, y el exdirector general de Hyundai Europa, Michael Cole, lanzaron un vaticinio en una entrevista con Automotive News Europe. Pronto se verían taxis autónomos transportando ciudadanos en las calles de las principales ciudades europeas. El único desafío que el sector debía afrontar, explicaban, era la regulación.
El reto sigue siendo el mismo. Desde julio de 2022 la Unión Europea aplica el Reglamento sobre la Seguridad General de los Vehículos, que introdujo el paraguas jurídico y tecnológico para que vehículos con automatización de nivel 3 y de nivel 4 pudiesen circular tanto en autopistas como en vías urbanas. Los vehículos autónomos se catalogan en función de su capacidad de automatización. El máximo nivel es el cinco, y todavía no se ha logrado: es el culmen, la automatización total del transporte.
Aunque Bruselas ampara que en Europa circulen vehículos de automatización nivel 3 y 4, son los Estados miembros los que tienen que desgranar los requisitos para que estos puedan comenzar a operar. “Podemos desarrollar la tecnología y desplegarla. Sin embargo, el mayor reto sigue siendo comprender las regulaciones europeas”, reconocía Cole, que dejó su cargo al frente de Hyundai Europa a finales del año pasado.
En el Viejo Continente se han desarrollado y se siguen realizando ensayos en entornos controlados y circuitos cerrados, como autobuses en campus universitarios. Nada comparable a lo visto en EEUU o China estos años. Además de la regulación, otros múltiples factores explican por qué en Europa no se han empezado a ver taxis autónomos de forma masiva hasta la fecha. Por ejemplo, el enfoque regulatorio chino (ágil, estratégico) frente a las políticas comunitarias que han priorizado todo este tiempo la seguridad y la precaución.
Pero algo está cambiando. Al fin y al cabo, consultoras como MarketsandMarkets estiman que para 2030 la industria de robotaxis alcance los 46.000 millones de dólares para 2030, reflejando un crecimiento expansivo en un sector en el que hay voces españolas siendo escuchadas atentamente.
La carrera se intensifica
Aunque Europa empieza a abrir sus puertas, España sigue ajena a esta carrera por la conducción autónoma en un momento en el que la competición tecnológica entre operadoras de EEUU y de China se está recrudeciendo.
A pesar de ser una de las firmas que más han hablado de la conducción autónoma en los últimos años, Tesla todavía no tiene vehículos sin conductor ofreciendo viajes públicos a usuarios en ciudades norteamericanas. El magnate y CEO de la compañía, Elon Musk, reconoció hace unos días que retrasaría la puesta en marcha de su servicio de robotaxis en EEUU unos días. Se esperaba que los primeros viajes del servicio echasen a andar el pasado 12 de junio y ahora habrá que esperar a finales de mes. No parece un gran retraso, teniendo en cuenta que la compañía anunció sus Cybercab hace prácticamente un año, y Musk lleva soñando con este momento más de un lustro.
Otras firmas estadounidenses como Waymo, de Google, están consolidadas. Si bien los viajes que ofrecen son fundamentalmente pruebas técnicas, los Waymo están siendo protagonistas estos días por razones muy distintas a lo que se proponen como solución de movilidad. Los manifestantes de las revueltas en Los Ángeles (EEUU) están incendiando estos vehículos para formar barricadas, también conscientes de que estos coches autónomos cuentan con cámaras y sensores que las fuerzas policiales y militares que la Administración Trump envía a la ciudad pueden utilizar contra ellos.
China sigue líder
China, por su parte, le saca bastante ventaja a EEUU. Desde hace más tiempo un mayor número de empresas han consolidado sus servicios de robotaxis. En la ciudad de Guangzhou, por ejemplo, hay marcas como WeRide ofreciendo servicios de robotaxis 24 horas para conectar el aeropuerto con estaciones de tren y el centro urbano. Wuhan se puede considerar la capital mundial de la movilidad sin conductor: a mediados del año pasado sus calles las recorrían más de 500 robotaxis de Baidu, empresa que esperaba doblar la cifra hasta los 1.000 vehículos autónomos para finales del año pasado.
Baidu en China y Waymo en EEUU son los mayores referentes del planeta en cuanto a robotaxis, un negocio que también ha dejado disgustos para gigantes empresariales como General Motors, que salió del negocio reestructurando su división Cruise para ahorrar gastos. Pero mientras esta nueva forma de moverse por ciudad se consolida, hay un hecho llamativo: son las marcas chinas las que están conquistando ahora Europa.
Europa despierta
Es Baidu precisamente la que está en conversaciones con PostAuto, la empresa del transporte por autobús de Suiza, para llevar al país centroeuropeo sus taxis autónomos Apollo Go (los mismos que circulan en Wuhan, China) este mismo año, según revelaba el mes pasado The Wall Street Journal. También WeRide, otra firma china, está estudiando lanzar sus taxis autónomos en el mismo país.
Uber, por su parte, confiaba iniciar el despliegue de robotaxis en todo el Viejo Continente a lo largo de 2026 mientras negocia con Momenta AI, una empresa china encargada de equipar vehículos con su tecnología de conducción autónoma.
China busca permear en un incipiente mercado europeo, en el que otras marcas y otras nacionalidades también están encontrando acomodo. Deutsche Bahn, la empresa ferroviaria alemana, ha lanzado ya la primera prueba de taxis autónomos de cara al público en el país germano, gracias a la colaboración de otra firma tecnológica, esta israelí, Mobileye, y marcas como la croata Rimac espera lanzar en la Zagreb de su Croacia natal sus nuevos taxis autónomos, bautizados como Verne, el año que viene.
Es cuestión de meses que los servicios de robotaxi pasen a ser algo común en el Viejo Continente, aunque España todavía no haya terminado sus deberes.