Gran Vía, el mayor escaparate de Madrid para las mujeres consumidoras

El perfil del visitante ha cambiado: más joven, más internacional y más consciente. Las ventas de moda femenina y hogar dominan las estadísticas

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La Gran Vía de Madrid se ha consolidado como el gran escaparate de la capital para mujeres de todo el mundo. Concentra una gran parte de las compras en tienda y ofrece un corredor pensado para ellas, con tiendas, cines, teatros y cafeterías.

Esta calle protagonizó la operación urbana más ambiciosa de la ciudad en el siglo XX y todavía hoy confirma su reinado con la presencia de grandes marcas durante todo su recorrido, desde su número 1 hasta el 80. Y uno de esos núcleos de fuerte consumo está en el número 32, donde se ubica el gigante irlandés Primark que cumple ya diez años en esa ubicación. Una calle que ha resistido crisis, pandemias y revoluciones digitales y que, pese a todo, sigue siendo el paseo favorito para nacionales y extranjeros. Mujeres que miran, comparan, compran y llenan de vida uno de los tramos comerciales más codiciados de Europa.

El aniversario de Primark ha servido para poner cifras al fenómeno. Según el informe económico publicado por la compañía, su tienda de Gran Vía ha recibido más de 100 millones de visitantes desde 2015, genera alrededor de 1.000 empleos directos e indirectos y concentra el mayor flujo de clientas por metro cuadrado de todas sus tiendas en España. El edificio —un antiguo gran almacén rehabilitado por la firma— se ha convertido en un emblema de consumo accesible, punto de encuentro para madrileñas, turistas y compradoras de paso.

Primark detalla en ese informe que, en estos diez años, el perfil del visitante ha cambiado: más joven, más internacional y más consciente. Las ventas de moda femenina y hogar dominan las estadísticas, seguidas por las de ropa infantil. Y aunque la compañía ha incorporado líneas de sostenibilidad —desde algodón orgánico hasta prendas recicladas—, el informe subraya que el gran atractivo de su tienda madrileña sigue siendo la experiencia: bajar por la escalera central y mirar hacia arriba, a la cúpula de cristal, como si fuera un templo del consumo moderno.

Antonio López, "Gran Vía de Madrid", 1974-1981
Antonio López, “Gran Vía de Madrid”, 1974-1981

Gran Vía ha sabido renovarse sin perder su identidad. Los últimos informes inmobiliarios de CBRE, JLL, Savills y Gesvalt publicados entre finales de 2024 y el primer semestre de 2025, confirman su fortaleza como arteria comercial de Madrid.

Según el informe Main Streets Across the World 2025 de Savills, los alquileres en los mejores tramos de la Gran Vía ya alcanzan los 260 euros por metro cuadrado al mes, por encima de los niveles anteriores a la pandemia. La ocupación está prácticamente completa —alrededor del 99 %—, de acuerdo con el informe trimestral de la consultora inmobiliaria CBRE, sobre las principales calles comerciales. Además, el tráfico peatonal ha crecido un 26 % en el último año (Idealista Retail 2024), lo que sitúa a Gran Vía como la segunda calle comercial con más afluencia de Europa, solo por detrás de Oxford Street, en Londres.

Tras esas cifras hay una mezcla que funciona: turismo, ocio y moda. Cada día, decenas de miles de madrileñas y visitantes pasean por la Gran Vía buscando sus tiendas de siempre y también nuevas experiencias. En los últimos años han llegado marcas internacionales como Uniqlo, Lush, Sephora, y se han renovado cines, teatros y terrazas. Ese cóctel aumenta el flujo de gente y su gasto.

Madrid.
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Lo más interesante es que también cambia el perfil de las compradoras. La Gran Vía no es solo el escenario de compras, sino que es punto de encuentro para combinar moda asequible, planes culturales y lugares para quedar. Han ido surgiendo tiendas con cafetería, cosmética ecológica, tiendas insignia con talleres de personalización y espacios de segunda mano, que conviven con los grandes de la moda rápida. La calle refleja así el nuevo consumo femenino: práctico, visual, emocional y con más atención a la sostenibilidad.

El informe de Primark coincide con esta tendencia: las clientas dedican más tiempo en tienda, buscan productos con trazabilidad y valoran la sensación de comunidad. El 70 % de los visitantes de su tienda son mujeres y la franja más activa se sitúa entre los 25 y los 45 años, con un gasto medio por visita de entre 35 y 40 euros.

La Gran Vía, además, vive una nueva edad dorada inmobiliaria. Los analistas de Gesvalt y Savills coinciden en que no hay otra arteria en España con tal concentración de marcas globales, tráfico peatonal y retorno por local. Y a diferencia de otras zonas de cierto nivel, la calle mantiene un equilibrio entre lujo y accesibilidad: un escaparate abierto a todas las mujeres.

Si en los años veinte del siglo pasado Gran Vía fue el símbolo del progreso urbano, hoy lo es del consumo democrático. Tiendas, cines renovados, teatros, es la calle donde perderse y disfrutar de un día completo de ocio. El lugar donde pasear, comprar y disfrutar de sus edificios.