‘La mujer que construyó Pekín’ extiende su influencia internacional

Zhang Xin es la fundadora de SOHO China, una compañía que transformó el skyline urbano de Pekín y Shanghái con su arquitectura innovadora y su apuesta por el diseño contemporáneo

Zhang Xin.
KiloyCuarto

Zhang Xin es una de las mujeres más influyentes del sector inmobiliario global. Conocida como ‘la mujer que construyó Pekín’, su historia personal podría ser la trama de una película sobre perseverancia y ascenso social. Nació en Pekín en 1965 y, con tan solo catorce años, emigró junto a su madre a Hong Kong. Allí trabajó durante cinco años en pequeñas fábricas de confección y de productos electrónicos, cosiendo y ensamblando piezas para poder ahorrar dinero. Con ese esfuerzo, logró reunir lo suficiente para pagarse un billete de avión a Reino Unido. A partir de entonces, su vida dio un giro radical: estudió Economía en la University of Sussex y un máster en Economía del Desarrollo en la Universidad de Cambridge y abrió las puertas a un futuro prometedor.

A mediados de los noventa, Zhang pasó de las líneas de ensamblaje a dirigir una de las empresas inmobiliarias más emblemáticas de China. En 1995, junto a su marido Pan Shiyi, fundó SOHO China, una compañía que transformó el skyline urbano de Pekín y Shanghái con su arquitectura innovadora y su apuesta por el diseño contemporáneo. Bajo su liderazgo, el grupo desarrolló más de cinco millones de metros cuadrados de propiedades comerciales y atrajo la atención de arquitectos de renombre como la iraquí Zaha Hadid. Esa capacidad para redefinir el horizonte de la capital china le valió su apodo internacional: “la mujer que construyó Pekín”.

El modelo de negocio de SOHO China comenzó centrado en la construcción y venta de edificios, pero en torno a 2012 la empresa reorientó su estrategia hacia la propiedad y el alquiler de espacios emblemáticos. Esa transformación convirtió a la compañía en uno de los mayores arrendadores de oficinas de lujo en China. La pareja fundadora mantuvo siempre un estilo de gestión muy visible y mediático, simbolizando la nueva generación de empresarios chinos surgidos tras las reformas económicas del país.

Pero Zhang Xin no quiso limitar su visión al mercado chino. En la última década, ha llevado su estrategia más allá de Asia, invirtiendo en activos de gran valor en Nueva York y Boston. A través de Closer Properties, la división inmobiliaria de su oficina familiar, gestiona una cartera valorada en varios miles de millones de dólares. En 2024, su empresa adquirió cinco parcelas en el Upper East Side de Manhattan, en la intersección de la calle 79 Este con la avenida Lexington, en una operación valorada en 62,5 millones de dólares. El plan es construir un edificio boutique de condominios de lujo con locales comerciales en la planta baja. Una sexta parcela, que se cerrará este año, elevará la inversión total a unos 76 millones de dólares para levantar cerca de 9.300 metros cuadrados.

El proyecto neoyorquino representa el primer desarrollo desde cero de Zhang Xin en Estados Unidos, en un momento en el que muchos promotores inmobiliarios han reducido sus apuestas en el mercado de Manhattan. En declaraciones a Bloomberg, la empresaria explicó su visión: “Nuestra tesis es desarrollar condominios de lujo de tamaño boutique en distritos históricos de Nueva York, como el Upper East Side, West Village o Chelsea. La gente ama esos barrios, pero gran parte de la oferta es antigua y carece de comodidades modernas”.

Zhang busca así replicar fuera de China el modelo que la llevó al éxito: combinar arquitectura distintiva, calidad y visión de largo plazo. Su estrategia internacional también incluye participaciones en edificios icónicos como el Park Avenue Plaza o el General Motors Building de Nueva York, movimientos que demuestran su apuesta por diversificar geográficamente y reducir la exposición al mercado chino, hoy en plena desaceleración.

A pesar de su poder económico, Zhang Xin nunca ha olvidado sus orígenes humildes. En 2005, junto a su marido, creó la SOHO China Foundation, centrada en mejorar el acceso a la educación de jóvenes de entornos desfavorecidos. En 2014, lanzó un programa de becas por 100 millones de dólares para que estudiantes chinos pudieran cursar estudios en universidades internacionales de élite como Harvard o Yale. “Somos testigos de historias muy bonitas protagonizadas por chicos que se forman y acceden a un empleo”, ha declarado en varias entrevistas.

Su filosofía combina ambición empresarial y conciencia social. Zhang Xin defiende un liderazgo femenino alejado del estereotipo del éxito a cualquier precio. Hoy, aunque el núcleo de su imperio sigue en China, Zhang Xin encarna a una ejecutiva global con propósito. Su mirada está puesta en consolidar un legado que combine crecimiento, sostenibilidad y formación. Representa la unión poco común de emprendedora de origen modesto, arquitecta de horizontes urbanos y filántropa internacional.

En un momento en que el sector inmobiliario chino atraviesa una de sus mayores crisis, Zhang Xin demuestra que el éxito no depende solo de levantar edificios, sino también de devolver a la sociedad parte de lo conseguido. Su historia recuerda que las grandes empresarias pueden dedicarse también a la filantropía sin restar su influencia global.

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