La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha lanzado una ambiciosa iniciativa que busca rediseñar la fiscalidad global con un único objetivo: frenar el consumo de productos que dañan la salud. La propuesta, presentada esta semana, insta a los gobiernos a aumentar los impuestos sanitarios sobre el tabaco, el alcohol y las bebidas azucaradas al menos un 50% antes de 2035. La campaña, bautizada como ‘3 para 35’, se enmarca en el plan de acción internacional para reducir las enfermedades no transmisibles (ENT), como el cáncer, la diabetes o las afecciones cardiovasculares.
Según la OMS, los impuestos sanitarios son una de las herramientas más eficaces para reducir el consumo de productos nocivos y al mismo tiempo generar ingresos públicos que puedan reinvertirse en atención médica, educación y políticas sociales. “Es hora de actuar”, ha subrayado Jeremy Farrar, subdirector general de la organización.
El plan presentado por la OMS no se queda en el terreno simbólico. Según las estimaciones que maneja el organismo, una subida del 50% en los precios del tabaco, el alcohol y las bebidas azucaradas mediante impuestos sanitarios podría evitar hasta 50 millones de muertes prematuras en los próximos 50 años. Además, se calcula que esta estrategia permitiría a los países recaudar más de un billón de dólares a nivel mundial en apenas una década.
Este dinero, asegura la OMS, sería clave para reforzar los sistemas sanitarios, financiar la cobertura universal de salud y hacer frente a los retos de desarrollo sostenible. Todo ello en un contexto de presión financiera para muchos gobiernos tras la pandemia y ante la creciente carga de enfermedades crónicas.
El consumo de productos nocivos agrava la epidemia global de ENT
La OMS ha alertado reiteradamente sobre el impacto del consumo de tabaco, alcohol y bebidas azucaradas en la salud global. Estos productos están directamente vinculados con las ENT, que actualmente causan más del 75% de todas las muertes en el mundo. El incremento de los impuestos sanitarios, en opinión de los expertos, no solo actúa como freno al consumo, también puede modificar patrones culturales y sociales profundamente arraigados.
Durante la presentación de la iniciativa, la OMS recordó que entre 2012 y 2022 más de 140 países implementaron algún tipo de subida en los impuestos sanitarios al tabaco. Esa experiencia acumulada demuestra, según la organización, que el cambio a gran escala no solo es posible, sino deseable y urgente.

Uno de los aspectos más polémicos que la OMS ha puesto sobre la mesa es la existencia de incentivos fiscales y beneficios regulatorios que muchos gobiernos siguen concediendo a industrias como la del tabaco o las bebidas alcohólicas. En palabras del organismo, estos acuerdos “socavan directamente los objetivos nacionales de salud pública”.
La OMS advierte de que los compromisos a largo plazo con estas industrias, especialmente en el marco de acuerdos de inversión o comercio, dificultan la aplicación de impuestos sanitarios efectivos. Por ello, ha instado a los países a revisar sus políticas fiscales y contractuales para evitar que las exenciones fiscales se conviertan en una barrera para la protección de la salud.
Una estrategia fiscal basada en alianzas intersectoriales
La propuesta ‘3 para 35’ presentada por la OMS no se limita a una simple recomendación técnica. El organismo plantea un enfoque integral que implica a múltiples actores. Desde los ministerios de Finanzas y Sanidad, hasta el poder legislativo, la sociedad civil y el mundo académico. El objetivo es diseñar marcos de impuestos sanitarios eficaces y sostenibles, adaptados a las realidades económicas y culturales de cada país.

Para ello, la OMS ofrece apoyo directo a los gobiernos que decidan avanzar en esta dirección. Con asistencia técnica, modelos de implementación y herramientas de evaluación. El propósito último es movilizar recursos internos para financiar programas esenciales en materia de salud y desarrollo.