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La revolución rosa: Hello Kitty conquista la cima bursátil

La empresa propietaria del icónico personaje japonés es predilecta en los adultos inversores, que la han aupado como la mayor compañía nipona en negociación de acciones superando a la automovilística Toyota Motor

Tiene 51 años -es una gata longeva- lleva un lazo en la oreja izquierda y no tiene boca. Hello Kitty mantiene intacta su apariencia en medio siglo de vida y sigue siendo la favorita de millones de niños en todo el mundo. La empresa propietaria del icónico personaje japonés también es el predilecto de los adultos inversores, que la han aupado como la mayor compañía nipona en negociación de acciones superando a la automovilística Toyota Motor. El mes pasado su valor se disparó hasta los 12.770 millones de euros en la Bolsa de Tokio, subió más de un 12%, y se convirtió en la reina rosa del parqué por encima de los 10.338 millones de euros de Toyota.

Sin quererlo, Trump ha aupado a la gatita de Sanrio al podio de las compañías japonesas porque no tiene tanta exposición a los aranceles como otras empresas ya que obtiene casi todos sus ingresos de la propiedad intelectual, de venta de personajes y merchandising, y porque tiene su producción de peluches muy diversificada a través de diferentes socios en varios países.

Pero el resurgimiento de Hello Kitty no es fruto de la casualidad o de factores externos. Su presidente y director ejecutivo, Tomokuni Tsuji, es el nieto del fundador que con más de 90 años decidió retirarse y dejar trabajar a la tercera generación de empresarios de su familia. El joven Tsuji, de 36 años, le ha dado una vuelta a la compañía recuperando más de 450 personajes secundarios de Sanrio pero también muy queridos por el gran público como Cinnamoroll, un cachorro de perrito blanco con una cola que parece un rollo de canela y con unas grandes orejas que le permiten volar.

El negocio de la compañía se está expandiendo también y modernizándose con nuevos contenidos lúdicos, entretenimiento educativo y otros juegos que han multiplicado sus ingresos un 45%, hasta los 41.700 millones de yenes, que correponden a 293 millones de dólares. Y así es como este empresario ha devuelto a su abuelo, presidente honorario y fundador, a las filas de los más ricos de Japón después de una década de ausencia.

Un diseño de 1974

Razón más que suficiente para que los dueños de la compañía estén felices pese a la falta aparente de sentimientos de su personaje: Hello Kitty se diseñó en 1974, con ojos pero sin boca. La diseñadora japonesa Yuko Shimizu la incluyó en un monedero de vinilo inspirado en el gato del libro de Lewis Carroll, ‘A través del espejo y lo que Alicia encontró allí’. Lo que parecía un dibujo abocado al olvido, se convirtió en una larga lista de productos de todo tipo, desde peluches, llaveros, pegatinas, gomas del pelo, horquillas que han lucido coletas de niñas de medio mundo, tazas, secadores de pelo y hasta televisiones con la forma de su cabeza. No hay formato que se le resista a la gata más famosa del mundo y que ha sabido adaptarse a los cambios culturales del último medio siglo. La diseñadora Shimizu creó el personaje en un principio sentado, mirando hacia la derecha y vestida con un peto azul. Por supuesto, luciendo su famoso lazo rojo en la cabeza y sin boca. No fue un olvido. La intención era transmitir que “la bondad y la compasión no solo deben ser habladas sino también mostradas con actitudes”, según explica la propia compañía Sanrio. También sabemos cuál es su grupo sanguíneo, A, y que el tamaño de su cabeza es proporcional al resto de su cuerpo. Pero Sanrio ahora está centrado también en relanzar otros compañeros de juegos de Hello Kitty que le están haciendo ganar mucho dinero como Coro Chan, el personaje más antiguo de todos, creado en 1973. Un oso pardo marrón, amigable y relajado del que se dice que vive en el pueblo de Windermere, en el norte de Inglaterra. En el universo de Sanrio está también My Melody, el mejor amigo de Hello Kitty, un conejo blanco encantador que siempre lleva una capucha rosa tejida por su abuela. La compañía también ha sumado a su lista de personajes diseños más recientes, como Kuromi, un conejo blanco que se creó en 2005 y que luce sombrero negro de bufón con una calavera rosa y una cola de diablo, que simboliza su personalidad traviesa y su inclinación hacia lo gótico.

Es una cultura que ha trascendido la infancia hasta conquistar a un público adulto que se abastece de estos diseños en el llamado estilo Kawaii, que significa lindo o tierno en japonés, y que conlleva una forma de vestir muy peculiar, con colores pastel, ropa de encajes, volantes y peluches de Hello Kitty en personas adultas. Incluso decoran sus oficinas, sus viviendas y sus coches con estos personajes que se han convertido en transversales e icono de varias generaciones.

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