La fusión entre Indra e Escribano Mechanical & Engineering (EM&E) pasa a la agenda del año que viene. El consejo de administración de Indra decidió ayer, 10 de diciembre, avanzar en la operación tras acordar por unanimidad que es “coherente” con la estrategia de la compañía. En esta reunión se ausentaron por conflicto de interés los propietarios de EM&E, Ángel -a su vez presidente de Indra- y Javier Escribano, quien lidera la compañía familiar. Según informaron a Artículo14 fuentes próximas a los independientes, tampoco acudió el vocal independiente Oriol Pinya, quien se incorporó al consejo el pasado mes de junio y cuyo nombramiento promovió Junts.
En el mejor de los escenarios para Ángel y Javier Escribano, la operación podría votarse por los accionistas de Indra en el verano de 2026. Aunque si se tiene en cuenta el precedente de la operación de Hispasat, podría dilatarse hasta finales del próximo año. Este retraso en la operación introduce, a su vez, una mayor incertidumbre. En el contexto político actual, un eventual adelanto electoral podría dejar la operación en un cajón. Desde el PP, se sostiene que la compra de EM&E por Indra agrava los riesgos de concentración empresarial en un sector estratégico. En este sentido, la formación que lidera Alberto Núñez Feijóo ha alertado de la “posición monopolística” de Indra tras las últimas adjudicaciones.
Y así, la operación que inicialmente se vislumbraba como colofón a un 2025 apoteósico para ambas empresas deberá esperar como mínimo medio año más. Esta circunstancia influirá también en el diseño del Plan Estratégico de Indra hasta 2030. Una hoja de ruta que prevé alcanzar dos años antes de lo previsto -en 2028- una facturación de 10.000 millones. Este Plan se presentará en un Capital Markets Day, durante el segundo trimestre de 2026.
Consejo determinante

La reunión de ayer fue determinante para continuar con el proceso de fusión. La cita fue convocada de manera anticipada respecto a la reunión prevista inicialmente para el 18 de diciembre. Así, el máximo órgano de administración de Indra revisó los informes del equipo directivo, de la Comisión Ad Hoc y de los asesores independientes en relación con el encaje estratégico de una potencial operación entre Indra y EM&E. Según aclaró Indra a la CNMV, el informe de la Comisión Ad Hoc, que debe garantizar que el buen gobierno corporativo dado el conflicto de interés, ha sido elaborado a la vista del análisis del equipo directivo.
José Vicente de los Mozos, consejero delegado de Indra, ha apoyado públicamente la operación, “porque complementa el porfolio y da un ADN industrial”. Lo señaló recientemente, al tiempo que admitía que la gestión del conflicto de interés llevaba sus tiempos, como así se está demostrando. A su vez, tanto la dirección de la compañía como la Comisión Ad Hoc han contado con los análisis de asesores externos. Indra se ha apoyado en Renaissance Strategic Advisors, una consultora especializada en evaluaciones y due diligence en el sector de la defensa o aeroespacial, entre otros. Los consejeros independientes que analizan la fusión han contado por su parte con Oliver Wyman.
Calendario

Una vez aprobado el sentido estratégico de la operación, se inicia una nueva fase crítica: la valoración y el establecimiento de la ecuación de canje. Se ha acordado tener en cuenta el ejercicio 2025, que sin duda elevará la valoración de ambas, con los megacontratos del Ministerio de Defensa que garantizan carga de trabajo durante una década. En el caso de Indra, ya está descontado en el precio de sus acciones. Desde que el pasado 25 de abril, Indra reconoció su interés por EM&E su valor en bolsa ha subido más de un 80%. La cotizada presidida por Ángel Escribano cerró ayer en 49,42 euros, frente a los 26,94 euros de la pasada primavera. En el conjunto de 2025, su capitalización bursátil prácticamente se ha duplicado y ronda los 8.000 millones.
La valoración de EM&E es más compleja porque no cotiza. Al inicio de la operación, Javier Escribano apuntó que valdría más de 1.000 millones. Una cifra que ahora los propietarios de EM&E habrían elevado por encima de los 1.500 millones y estaría más cerca de los 2.000 millones. En cualquier caso, corresponderá a los asesores externos establecer una propuesta de ecuación de canje -se ha acordado que la operación sea con intercambio de acciones- que debería ser aceptada por todas las partes. Si así fuera, tras la aprobación del consejo de administración, la operación debe contar con el visto bueno de la CNMC antes de poder someterse a los accionistas.
Con todo ayer, Indra cumplió con el regulador bursátil y aclaró que: “el acuerdo no supone ni anticipa la aprobación de ninguna operación. Tampoco condiciona ninguna clase de fórmula que se pudiese llegar a adoptar ni ninguno de sus términos económicos, que aún no han sido valorados por el consejo de administración”. El reloj empieza a correr para una operación que ya ha superado su primer gran filtro, pero cuyo verdadero examen aún está en el aire.

