IMPACTO FISCAL

Los aranceles de Trump encarecen la moda de Zara en EEUU

La nueva política arancelaria de Estados Unidos obliga a los gigantes textiles a revisar sus estrategias. Inditex ya ha implementado subidas de precios en el país, mientras que Mango también estudia ajustes

El efecto de la política arancelaria de Donald Trump ya tiene consecuencias visibles en el sector de la moda. Prueba de ello es el caso de Zara. La emblemática marca del grupo Inditex, a su vez referente global del fast fashion, ha encarecido una buena parte de sus prendas en el mercado norteamericano. Esta revisión de la política comercial -que en algunas prendas queda reflejada en pegatinas en las etiquetas- ha agrandado el diferencial de precios con el mercado español.

No es una novedad que las prendas de Zara sean más caras al otro lado del Atlántico. Esta diferencia de precios, ya existía en parte por razones logísticas y fiscales, pero ahora se ha acentuado tras la entrada en vigor de nuevos gravámenes sobre productos textiles importados, impulsados por la nuevo inquilino de la Casa Blanca.

Al otro lado del Atlántico

Gracias al comercio online en la actualidad es factible confirmar las diferencias de precios entre mercados. De esta forma, prendas básicas de Zara como blusas, pantalones de vestir o camisetas presentan notables diferencias de precio entre regiones. Una blusa que en España cuesta 29,95 euros se vende en Estados Unidos por 49,90 dólares, lo que equivale a unos 46,50 euros, y supone una diferencia cercana al 55%.

Diferencia de precios entre Zara España y EEUU
Diferencia de precio en unas sandalias.

Un pantalón de traje que en Europa tiene un precio de 39,95 euros puede encontrarse en el mercado estadounidense a 69,90 dólares, casi 65 euros, con un diferencial del 62%. Incluso en artículos de menor valor, como una camiseta básica de algodón, se observa un salto relevante: de 5,95 euros en España a 9,90 dólares en Estados Unidos, es decir, más de un 50% de diferencia.

Aunque no puede afirmarse que Zara haya duplicado sistemáticamente sus precios en Estados Unidos, como se ha sugerido en algunos foros de consumidores, sí es evidente que el impacto arancelario ha elevado el coste de sus productos en ese país.

Cuánto ha subido

“Soy consumidora de Zara y asumo que siempre es un poco más caro aquí en Estados Unidos. Habitualmente la diferencia que yo he encontrado es diez o quince dólares más o menos, pero es que ahora es casi el doble”, explica a Artículo14 una española que por motivos laborales vive allí.

Según fuentes del sector citadas por medios especializados como CNN en Español y FashionUnited, la subida media aplicada recientemente por la marca se sitúa en torno a los 5 dólares por prenda. Este ajuste responde a la subida de los aranceles a países que forman parte de la cadena de Inditex como China, India, Bangladesh, Vietnam o Turquía. En el caso de China, ayer, 9 de mayo, Trump anunció una rebaja del actual arancel del 145% al 80%.

La visión de Inditex

Desde Inditex aseguran a Artículo14 que su compromiso es “ofrecer siempre la mejor moda de calidad a precios accesibles, manteniendo al cliente en el centro de todas nuestras decisiones”. Por ello, sostienen que su política de precios se mantiene estable a nivel global, aplicando únicamente ajustes selectivos atendiendo a las circunstancias de cada mercado.

“Estamos presentes con nuestra red de tiendas en 97 mercados y alcanzamos los 214 territorios donde nuestra oferta de moda está disponible online. Otra de las características de nuestro modelo de negocio es la flexibilidad de nuestra cadena de suministro: Trabajamos con un amplio número de fabricantes textiles de 50 mercados diferentes, seleccionados por su especialización textil y una parte muy significativa de nuestra producción se concentra en proximidad a nuestras sedes y centros logísticos, especialmente en España y Portugal, Marruecos y Turquía.

Como consecuencia de esta diversificación geográfica en nuestra presencia comercial y en nuestro aprovisionamiento, nuestra compañía tiene una gran experiencia en la gestión de regímenes arancelarios muy distintos y cambiantes”, indica el gigante textil.

Mango está analizando

Pero Zara no es la única marca española afectada por estas medidas. Mango, que también cuenta con presencia creciente en el mercado estadounidense, ha confirmado que está valorando subir precios como estrategia para absorber el impacto fiscal. Durante la reciente reunión del Cercle d’Economia en Barcelona, su consejero delegado, Toni Ruiz, declaró que la empresa estudia distintos escenarios de adaptación ante el nuevo contexto comercial y reconoció que Estados Unidos es uno de los mercados estratégicos para la firma. Ruiz subrayó que Mango se está rodeando de asesores y expertos para evaluar sus opciones con el objetivo de anticiparse a los cambios sin comprometer su competitividad internacional.

El contexto global tampoco ayuda. Según un informe de la plataforma de comercio mayorista Joor, los aranceles aplicados en Estados Unidos podrían provocar un incremento medio del 20% en los precios finales de la moda importada.

Márgenes más estrechos

Las marcas del fast fashion, que históricamente han operado con márgenes más estrechos y ciclos de producción rápidos, son particularmente vulnerables ante estas alteraciones en los costes. Este nuevo escenario cuestiona la viabilidad de un modelo económico basado en ofrecer tendencias a bajo precio, especialmente si parte del atractivo desaparece ante los ojos de consumidores cada vez más sensibles al coste final.

Además del impacto económico, existe una consecuencia reputacional que no debe subestimarse. En las últimas semanas se han multiplicado en redes sociales las comparaciones de precios entre Zara Europa y Zara Estados Unidos, generando malestar entre consumidores norteamericanos que descubren que están pagando notablemente más por los mismos productos. Esa percepción de injusticia amenaza con erosionar uno de los principales pilares de este negocio: la idea de que la moda puede ser asequible y global.

Otra prenda de Zara a la venta en EEUU

Desde la consultora Retail Economics advierten que si el consumidor deja de percibir valor en la propuesta de marcas como Zara o Mango, el efecto sobre su fidelidad podría ser inmediato.

Producción local

Ante este nuevo panorama, las grandes cadenas del sector están explorando distintas salidas. Algunas estudian diversificar su producción hacia países no afectados por los nuevos aranceles, otras analizan opciones para relocalizar parte de su fabricación o renegociar contratos logísticos. También se contempla la posibilidad de ajustar precios en otros mercados para compensar el sobrecoste estadounidense.

Sin embargo, ninguna de estas soluciones es fácil ni rápida. El modelo del fast fashion nació y se consolidó en un mundo de comercio global y barreras reducidas. Las nuevas políticas proteccionistas rompen ese equilibrio, obligando a las marcas a reinventar su estrategia para sobrevivir en un entorno más fragmentado y exigente.

Temu y Shein también se sitúan en el punto de mira de Donald Trump.
KiloyCuarto

Zara, que hasta ahora había mantenido un crecimiento sostenido en Estados Unidos, enfrenta un momento de inflexión. Las subidas de precios, aunque justificadas por razones fiscales, afectan directamente a su competitividad en un mercado donde la sensibilidad al precio sigue siendo alta. A su favor, que otros competidores como Shein o Temu, que aún ofrecen productos a precios más bajos, tampoco escapan al impacto de las políticas de Donald Trump.

El futuro del fast fashion en Estados Unidos dependerá de cómo las grandes marcas se adapten a este nuevo escenario, donde el bajo coste ya no es suficiente garantía de éxito.

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