Cuando uno piensa en la provincia castellonense, seguramente se le vienen a la mente localidades como Burriana, Benicarló, Oropesa, Peñíscola… Todas muy bonitas. Pero hay un pueblo de Castellón de apenas 500 habitantes que bien merece una parada si nos encontramos cerca de él. El municipio es Culla, está en el noroeste de la provincia y guarda un pasado medieval que enamora a primera vista.
El pueblo de Castellón con huella templaria aún muy presente
Culla tiene un origen árabe, aunque fue adquirida por la orden templaria después de la reconquista. El rey Alfonso II les dio a los caballeros de la Orden el Castillo de Culla. A pesar de ser derribado en la Primera Guerra Carlista, tras tantos siglos, aún se conservan sus ruinas. Pero ni las guerras ni el tiempo han borrado el paso de los templarios por Culla.
Lo que queda de dicho castillo junto con el patrimonio y la arquitectura del pueblo son un recuerdo vivo de su leyenda. Aunque, para leyenda, la que tiene el pueblo acerca un túnel secreto subterráneo que conecta el castillo con una cueva de donde brota una fuente, a los pies de lo alto de la montaña donde se hallan los restos de la fortificación.
Aún más patrimonio histórico y gastronómico en Culla
Cabe destacar que el casco antiguo de Culla fue declarado Bien de Interés Cultural en 2004, rehabilitado exhaustivamente en los últimos años. Lleno de piedra, se respira el ambiente medieval prácticamente en cada rincón de sus calles y pasadizos estrechos. En este casco, más allá de la piedra, se puede encontrar el estilo gótico en la Iglesia de San Salvador, que llama la atención desde el momento que nos vamos acercando desde la carretera hacia el pueblo.
En ese agradable paseo, el visitante puede ver también la Casa Abadía, el antiguo hospital, los arcos de la antigua muralla y la prisión. Muy cerca de lo que queda del castillo, en el mirador del Singlet podremos ver unas preciosas vistas y las dos partes en las que se divide Culla: la más mediterránea y la más tradicional con edificaciones de piedra.
Y si el hambre aprieta, probar las delicias de los hornos locales y platos típicos como la olla del Maestrat o la coca celestial harán que el viaje haya hecho aún más la pena. Es imprescindible probarlos.
Los últimos secretos de Culla están en el subsuelo… y en el cielo

Después de apreciar edificaciones y parajes, uno piensa que ya ha completado su viaje, para entonces ver que aún le quedan dos secretos por descubrir en el término de Culla: el Parque Minero del Maestrat y Astromaestrat. El parque es un recuerdo de la antigua minería, y se pueden visitas sus galerías subterráneas para entender mejor cómo funcionaba esta industria y las condiciones de quienes vivían de ella. Y Astromaestrat es un centro de observación astronómico para todos los públicos. Allí, los técnicos especializados muestran el cielo a los visitantes. Este se deja ver perfectamente, sin ningún tipo de contaminación. Se puede observar con los propios ojos o con los avanzados telescopios que tienen, cuyos secretos se desvelan a través de las explicaciones de los expertos del centro.
Culla es historia y magia, en la superficie, debajo y sobre ella. Decir que es uno de los pueblos pequeños más bonitos de nuestro país no le hace justicia. Este rincón de Castellón merece una escapada al menos una vez en la vida.