En pleno corazón de Extremadura, entre las provincias de Cáceres y Badajoz, se levanta un tesoro arquitectónico que ha logrado sobrevivir a casi mil quinientos años de historia: la Basílica de Santa Lucía del Trampal. Este templo, escondido en la localidad cacereña de Alcuéscar, constituye uno de los vestigios más singulares de la presencia visigoda en la Península Ibérica y, a pesar de su relevancia, sigue siendo un gran desconocido para muchos viajeros.

Una joya visigoda única en el sur de España
Los visigodos dejaron huella en numerosos rincones de la península, con templos tan conocidos como San Pedro de la Nave en Zamora o el Oratorio Rupestre de Valdelinares en Jaén. Sin embargo, la Basílica de Santa Lucía del Trampal guarda un valor especial: es el único templo visigodo que se conserva en la mitad sur de España. Su construcción se remonta al siglo VII, y todavía hoy mantiene la esencia de aquella época gracias a su particular estructura.
El edificio se caracteriza por su planta de tres naves separadas por arquerías y, sobre todo, por su llamativa cabecera formada por tres ábsides sobresalientes, un rasgo distintivo que lo convierte en un ejemplar arquitectónico excepcional dentro de la arquitectura religiosa visigoda.
Historia y transformaciones del templo
El templo se levantó originalmente vinculado a un monasterio, y a lo largo de los siglos ha sufrido distintas modificaciones. Durante el siglo XV se reformó gran parte de su estructura, pero siempre respetando los elementos más antiguos que permiten hoy contemplar la mezcla de estilos de diferentes épocas. Su nombre, Santa Lucía del Trampal, procede de un manantial cercano que abastecía de agua a los primeros moradores del lugar. En 1983, el templo fue declarado Bien de Interés Cultural, un reconocimiento que asegura su conservación y pone en valor su importancia histórica y patrimonial.
Un enclave natural privilegiado
La basílica no solo destaca por su valor histórico, sino también por el entorno que la rodea. Está enclavada en plena sierra del Centinela, un espacio natural de gran belleza que convierte la visita en una experiencia doble: un viaje a la época visigoda y, al mismo tiempo, una inmersión en los paisajes más auténticos de Extremadura. Recorrer los alrededores de Alcuéscar, con sus senderos y vistas panorámicas, es el complemento perfecto tras descubrir el templo. Muchos visitantes optan por combinar la visita cultural con una ruta por la naturaleza, lo que convierte la excursión en un plan completo para cualquier amante de la historia y la tranquilidad rural.
Información práctica para la visita
La entrada a la Basílica de Santa Lucía del Trampal es gratuita.
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Del 1 de junio al 30 de septiembre, abre de martes a domingo, de 10:00 a 14:00 y de 17:00 a 20:00 (los domingos solo por la mañana).
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Entre el 1 de octubre y el 31 de mayo, el horario vespertino se reduce de 16:00 a 19:00.
El templo se encuentra a unos 40 minutos tanto de Cáceres como de Mérida. Para llegar, basta con tomar la A-66 y desviarse por la EX-382, que conduce directamente hasta Alcuéscar. Desde allí, un breve trayecto lleva al visitante hasta el conjunto monumental.