MODA

Brigitte Bardot, la persona detrás del mito

El nuevo volumen de Assouline (Brigitte Bardot: Intimate) ahonda en la faceta más personal de la actriz e icono de estilo francés, bajo la mirada del fotógrafo Jicky Dussart y supervisado por ella misma

Cortesía Assouline

En la retina pública, Brigitte Bardot es muchas cosas al mismo tiempo: precursora del rubio más platino en la gran pantalla, responsable de la tendencia homónima del escote más sensual de la historia de la moda, confidente y amiga incondicional de Alain Delon hasta sus últimos días, defensora acérrima de los derechos de los animales, o la personificación del estilo a pie de playa en Saint-Tropez (cuando era aun un pueblo de costa sin connotaciones de la jet set). La actriz y perpetua ‘novia de Francia’ encarna mejor que nadie un sinfín de representaciones populares que han dado forma a los cánones de belleza de la mujer desde los años 50 y también a la cultura pop audiovisual, que la proyectaba a los ojos de media Europa en blanco y negro (y que la sigue recordando tal cual más de medio siglo después).

Cortesía Assouline

Sin embargo, muy pocos conocen a BB, la persona tras las iniciales y la fantasía de dominio público. Iniciándose en el cine a través del ballet, tras una férrea educación y crianza en un internado, Bardot hizo algunos castings como modelo y bailarina debutando con La Chica del Bikini (Willy Rozier, 1952) o Las Maniobras del Amor (1955). Sin embargo, no sería hasta el 56, como protagonista de la (no poco sórdida) Y Dios creó a la mujer, cuando se confirmase en el estrellato internacional.

Tras el estreno de este filme (dirigido por su entonces marido Roger Vadim) Bardot pasó a ser todo lo que los hombres deseaban, los directores anhelaban -entonces solo hombres, con excepción de Agnes Varda (que debutó en el 55 pero no comenzó a tomar relevancia hasta mediados de los 60)- , y a quien las mujeres querían parecerse. Un característico rubio dorado, ese eyeliner tan definido dentro de las pestañas postizas propias de la época, unos sensuales labios nude, el estampado de vichy en todas sus versiones y esa peculiar sonrisa perenne ante los medios parecían atributos sagrados más que un plan de marketing maestro detrás de sus primeras apariciones en la prensa, que fue siguiendo su curso durante los 60 y 70s, las épocas más doradas de la actriz, también a nivel internacional.

Cortesía Assouline

Tras hacer suyas obras maestras del cine como Le Mépris (firmada por Jean-Luc Godard) o canciones como la ya mítica colaboración con Serge Gainsbourg Je t’arme… Moi non plus, sorprendió al mundo retirándose en 1973, en lo que muchos consideran el punto álgido de su carrera y con apenas 38 años, a su granja de La Madrague (en las afueras de Saint Tropez) para consagrarse al cuidado y protección de los animales. Un estilo de vida completamente disonante del que prometía su fulgurante estrellato mediático, pero mucho más alineado con sus ideales.

Trece años después, Bardot abriría la Fundación Brigitte Bardot para promover el bienestar animal, al tiempo que abogaría cada vez más, por una defensa del veganismo y la abolición del maltrato animal también en las industrias alimentarias. No en vano, hoy su fundación cuenta con más tres centros en Francia que albergan unos 6.000 animales y más de un centenar de empleados. En una (rara) entrevista con Paris Match hace cinco años, la retirada actriz reconoció que “nunca ha sido el amor de un hombre lo que me ha hecho querer vivir”, sino “la angustia que experimentan los animales lo que me empuja y me da ganas de continuar esta lucha”.

Cortesía Assouline

Algunas de estas reflexiones, en primera persona, están recogidas en el nuevo volumen de Assouline y tienen como premisa un descubrimiento extraordinario: una maleta llena de negativos inéditos, encontrada en el ático de Jicky Dussart (reconocido fotógrafo y uno de los amigos más cercanos de Bardot). Así, el diálogo que se establece con el lector es también visual, ya que el libro ofrece un vistazo en exclusiva a la vida de la actriz lejos de los focos: en La Madrague, pasando tiempo con sus amigos, bailando, cantando y cuidando animales.
En contraposición, y gracias a su cercana relación con Dussart, esta edición está repleta también de momentos que capturan a la perfección los inicios de su glamurosa vida en la costa francesa y recupera la magia de algunas de las películas que ayudaron a perfilar su legado desde una perspectiva inédita.

De ponerle literatura e hilar estas evocadoras imágenes se encarga el escritor y periodista francés Fabrice Gaignault (experto en los 60 y autor también de Egéries sixties), que aquí crea una narrativa sin filtros en colaboración con la propia BB. Así, enriquecidas por las propias palabras y reflexiones de la actriz (que revisita cada una de ellas en un ejercicio de meta-memoria de su puño y letra, incluyendo cartas y fragmentos nunca antes publicados), las páginas de Intimate se revelan como un preciado álbum de recuerdos que hace las veces de pasaje de primera clase en este particular viaje en el tiempo.

Con Bardot hoy totalmente fuera de los focos, esta una bonita forma de acercase un poco más a su siempre vital, comprometida y carismática figura con nuevos ojos.

TAGS DE ESTA NOTICIA