En Cannes, donde la alfombra roja es más pasarela que preludio cinematográfico, la organización ha decidido que menos es más, pero no en el sentido habitual.
La 78ª edición del festival ha impuesto un código de vestimenta que prohíbe la desnudez y los vestidos con colas voluminosas, buscando evitar atascos y mantener la decencia. Así, las estrellas deben ahora equilibrar la elegancia con la movilidad, en un desfile donde la moda se adapta a las nuevas reglas del juego.
La Croisette amanecía este martes con su habitual bullicio de flashes y tacones, pero esta vez, las transparencias y los escotes vertiginosos cedieron el paso a siluetas más recatadas, sin perder un ápice de glamour. El nuevo reglamento del festival ha obligado a las estrellas a reinventarse sin renunciar al espectáculo.
Halle Berry, miembro del jurado, tuvo que abandonar su vestido original de Gaurav Gupta debido a su cola excesiva, optando finalmente por un diseño más sobrio de Jacquemus. Juliette Binoche, presidenta del jurado, deslumbró con un vestido blanco con capa, recordando que la elegancia no necesita estridencias.
Heidi Klum desafió las nuevas normas con un vestido rosa y blanco de Saiid Kobeisy Couture, cuya cola parecía una declaración de intenciones más que un accidente de diseño. Bella Hadid, conocida por sus apuestas arriesgadas, sorprendió con un vestido negro más recatado, demostrando que la sensualidad también puede ser sutil.
Alessandra Ambrosio apostó por un diseño con volumen en las mangas, evitando así las restricciones sobre las colas largas, mientras que la actriz china Wan QianHui se presentó con un vestido blanco que desafiaba las leyes de la física y, posiblemente, del nuevo reglamento.
El desfile de estrellas continuó con Quentin Tarantino y su esposa Daniella Pick, esta última con un vestido joya ‘nude’ que, aunque ajustado a las nuevas normas, no pasó desapercibido.
Robert De Niro, homenajeado con la Palma de Oro Honorífica, llegó acompañado de su pareja, Tiffany Chen, ambos con atuendos que combinaban sobriedad y distinción.
La alfombra roja, ese escenario donde la moda y el cine se entrelazan, se convierte este año en un ejercicio de contención creativa. Las transparencias audaces y las colas interminables ceden paso a diseños que respetan las nuevas directrices sin perder el glamour. Porque en Cannes, incluso cuando se imponen límites, la creatividad encuentra la manera de brillar.