Ah, la primavera. Época de flores frescas, planes frenéticos y, para el mundo del cine, la peregrinación anual a la Costa Azul para el Festival de Cannes. Para cinéfilos y profesionales de la industria, Cannes es el corazón del cine mundial. Y este año, su pulso late claramente en femenino.
Ya tenemos las cifras y los libros de historia podrían necesitar una nueva página: siete—sí, siete—películas dirigidas por mujeres compiten por la Palma de Oro en 2025. Eso representa un tercio de las 22 películas en competencia oficial, igualando el récord de 2023 y desafiando el lento ritmo de progreso que ha caracterizado al festival durante décadas. ¿Es suficiente? Tal vez no. Pero para un evento que no incluyó más de cuatro directoras en competencia hasta 2011, es un avance incuestionable y largamente esperado.
Durante años, seguir el anuncio de la selección de Cannes en abril era una especie de ritual sombrío. ¿Cuántas mujeres lo lograron? ¿Tres? ¿Cuatro? ¿Cero? (Sí, te estamos mirando, 2012). Era casi predecible ver la rueda de prensa y sentir esa mezcla de esperanza con resignación, mientras el director del festival, Thierry Frémaux, soltaba su ya tradicional encogida de hombros. El cambio siempre parecía estar a la vuelta de la esquina, pero nunca llegaba del todo.
Este año, sin embargo, algo cambió.
Frémaux prometió “más películas de directoras” en abril, y cumplió. El 23 de abril, la programación oficial se actualizó con Die My Love, la esperadísima nueva cinta de la escocesa Lynne Ramsay, elevando el total de películas dirigidas por mujeres a siete. Junto a ella compiten Kelly Reichardt (The Mastermind), Julia Ducournau (Alpha), Mascha Schilinski (Sound of Falling), Hafsia Herzi (La Petite Dernière), Chie Hayakawa (Renoir) y nuestra Carla Simón (Romería). Un grupo diverso, poderoso y no de talento. Y si la historia reciente nos ha enseñado algo, es que muchas de las películas más impactantes y comentadas de Cannes en los últimos años han sido dirigidas por mujeres.
Recordemos. En 2023, Anatomía de una caída de Justine Triet ganó la Palma de Oro y más tarde el Óscar al mejor guion original, además de otras cuatro nominaciones. En 2024, The Substance de Coralie Fargeat se llevó un Óscar y demostró que el body horror, en manos de una mujer, puede conquistar tanto a críticos como a la Academia. Y no olvidemos a Ducournau, quien en 2021 sacudió Cannes con Titane, una obra salvaje y revolucionaria que le valió la Palma de Oro.
El 2025 se siente como un verdadero punto de inflexión.
Lo más emocionante de esta selección no es solo el número, sino la variedad: en géneros, tonos, países y trayectorias. Die My Love de Ramsay, protagonizada por Jennifer Lawrence y Robert Pattinson, adapta la intensa novela de Ariana Harwicz y promete la mezcla habitual de poesía y brutalidad que caracteriza a la cineasta. The Mastermind, de Reichardt, es un drama de época con tintes feministas. Y Alpha, de Ducournau, es un body horror ambientado en plena crisis del SIDA—ya adquirida por NEON y lista para causar revuelo.
También hay voces menos conocidas, pero igual de poderosas: Schilinski presenta Sound of Falling, una historia intergeneracional marcada por el trauma, y Carla Simón regresa con Romería, que traslada su sensibilidad premiada en Berlín al sur de España. Hayakawa aborda la belleza y el arte en Renoir, y Herzi aporta una mirada autobiográfica en La Petite Dernière.
Fuera de competencia, las mujeres también marcan el ritmo. El festival abrirá con Leave One Day de Amélie Bonnin. En Un Certain Regard, Kristen Stewart debuta como directora con The Chronology of Water, y Scarlett Johansson presenta Eleanor the Great, protagonizada por June Squibb. Parece que la tendencia de actores que se pasan a la dirección sigue rompiendo expectativas.
Y ojo: por segundo año consecutivo, una mujer presidirá el jurado. Juliette Binoche toma el relevo de Greta Gerwig, marcando apenas la segunda vez en la historia que Cannes pone a una mujer en esa posición dos años seguidos (la anterior fue en los años 60, con Sophia Loren y Olivia de Havilland). Un detalle simbólico que dice mucho.
¿Podría Die My Love repetir la hazaña de Anatomía de una caída? ¿Será Alpha la primera película de terror corporal en ganar dos Palmas de Oro en menos de cinco años? ¿O alguna nueva voz—como Schilinski o Simón—nos sorprenderá y conquistará la cima? Este año, cualquiera de ellas podría ganar. Y eso es lo emocionante.
Claro que no todo es perfecto. A Cannes aún le queda camino en términos de paridad real, especialmente detrás de cámaras y en los espacios de decisión. Pero comparado con años oscuros de cero o tres mujeres, 2025 se siente esperanzador.
Y como siempre, vale la pena repetirlo: esto no se trata de cuotas o de “dar oportunidades”. Se trata de reconocer que las mujeres han hecho cine extraordinario durante décadas. Lo que faltaba era el espacio para mostrarlo. Hoy, no solo caminan la alfombra roja; la dominan.
Con Cannes listo para otra quincena de glamour, estrenos y debates intensos, una cosa está clara: las mujeres están aquí, están haciendo cine espectacular, y no van a irse a ningún lado. Que comience la cuenta regresiva hacia la Palma de Oro.