TENDENCIA

El look ‘tired girl’ o cómo maquillarse para parecer cansada

Ojeras marcadas, párpados apagados y sombra de ojos oscura. La nueva tendencia en maquillaje no busca ocultar el cansancio, sino exhibirlo. Se llama Tired Girl (chica cansada) y se ha colado en los virales de TikTok

La cantante neozelandesa Lorde. Getty Images

La actriz Jenna Ortega representa mejor que nadie la tendencia ‘tired girl’ o chica cansada. Este nuevo look con un pelo calculadamente despeinado y una actitud de desgana estudiada recuerda a al universo del director Tim Burton o a películas como Sleepy Hollow: difuminador, donde no faltan las sombras de ojos oscuras y mucho difuminado.

La interpretación de Ortega como el personaje de Miércoles Addams en la serie de Netflix dirigida por el propio Burton ha sido la mejor excusa para lucir este look. No es la única, las actrices Helena Bonham Carter, Kristen Stewart, Eva Green o la cantante Lorde, ya han probado esta estética en la alfombra roja. 

El cansancio como estatus

Más allá de las micro tendencias efímeras del maquillaje, ¿por qué el cansancio es el nuevo símbolo estético? Las razones son mucho más profundas de lo que pueda parecer. En un mundo de agendas saturadas, planes cancelados y largas jornadas laborales, estar cansada se asocia a ser productiva: “estoy demasiado ocupada” para descansar. 

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El agotamiento físico se convierte en sinónimo de aprovechar el tiempo al máximo – aunque eso suponga autoexplotación-  y en un símbolo de estatus en la cultura de la hiperactividad. Buen ejemplo son las obras (de gran éxito) de Byung-Chul Han o del también escritor Ocean Vuong.

“¿Por qué estar cansada es sinónimo de éxito?”, pregunta Inés Hernand a Juan Evaristo Valls, profesor de Filosofía en la Universidad Complutense de Madrid en una entrevista “La sociedad está centrada no solo en el trabajo sino en la pasión por él. Es la idea de que te identifiques con el trabajo y que pongas toda tu realización personal ahí”, explica el también escritor de “El derecho a las cosas bellas”.

Es imposible escapar a comentarios del tipo “estoy a tope, no me da la vida”, “enlazo un proyecto con otro”, “no doy para más”. El FOMO o el JOMO (Fear or Joy of Missing Out) son reflejo de la forma de vida actual. Evaristo defiende la idea de haber cedido “una forma de libertad que es el descanso”. Si la cosmética ha servido hasta ahora para precisamente eliminar o disimular los rastros de cansancio – antiojeras, iluminadores, antiarrugas – ahora, aprovecha el lado contrario. 

Es innegable que la romantización capitalista del rendimiento profesional lleva a que se haya creado una cultura del trabajo donde no descansar y estar siempre conectado se vea como un signo de valía personal y de éxito” explica la historiadora de la moda y creadora de contenidos Irene Rodriguez, conocida en redes como La Guía Vintage.

El look tired girl se construye

Para conseguir el tired look no solo basta con dejar de dormir y estresarse. Como todo buen look tiene sus reglas y la idea es parecer una versión estilizada de una rock star. Incluyendo la actitud de pasotismo o frialdad. No es de extrañar que Courtney Love o la Kate Moss de los años noventa, sirvan también como referentes. 

@__katemoss

Con cierto espíritu rebelde, se buscan colores asociados a la noche, la vibe grunge y la transgresión, y supone una respuesta al clean look o el make up no make up que ha dominado los últimos años. “Vemos el cansancio, nunca mejor dicho, hacia el minimalismo”.

La investigadora añade una previsión interesante “No me sorprendería que esta tendencia fuera una de las muchas que van a empezar a aparecer ante el aburrimiento de una industria del maquillaje que les ha dejado sin capacidad de expresión y que solo parece querer ayudarnos a conseguir disimular nuestros defectos. Podríamos estar ante el nacimiento de una nueva oleada de tendencias de maquillaje basadas en la performance y la expresión individual. Ojalá sea eso, porque sería bastante divertido”

No es una estética nueva: en el siglo XIX, las mujeres se esforzaban por parecer enfermizas, pálidas y débiles e incluso, se romantizó padecer tuberculosis como demuestra el libro de Carolyn A. Day, “Consumptive chic” : una piel pálida, ojos llorosos, una delgadez propia del agotamiento y la consumición de la enfermedad. 

Sin embargo, la rebeldía aquí no escapa a la paradoja porque aunque se presente como insumisión a la presión estética, sigue dependiendo de un listado de productos de belleza. El tiempo libre, el dolce far niente, rara vez encaja en los tutoriales. 

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