En la Met Gala de 2025, donde cada año la moda se disfraza de arte y las escaleras del Metropolitan Museum se convierten en pasarela de sueños y excesos, Rosalía apareció este lunes como una visión en blanco. Con un vestido escultura de Balmain que parecía cincelado directamente sobre su piel, la cantante se convirtió en el centro de todas las miradas.
El tema de la gala, Superfine: Tailoring Black Style, celebraba la sastrería negra y su influencia en la moda contemporánea. Rosalía, lejos de optar por una interpretación literal, eligió encarnar el origen de toda prenda: el maniquí. Su vestido, diseñado por Olivier Rousteing, director creativo de Balmain, presentaba un corpiño rígido de cuello perkins y una falda drapeada que imitaba la silueta de un maniquí de sastre. Una elección que, según Rousteing, simbolizaba el inicio de la creación en la moda.

La relación entre Rosalía y Rousteing no es nueva. La artista confesó que en 2015 ahorró para comprar prendas de la colección de Balmain para H&M, soñando con algún día colaborar directamente con el diseñador. Diez años después, ese sueño se ha materializado en una de las noches más importantes de la moda.
El look ha pasado desapercibido. Mientras algunos han elogiado la audacia y el simbolismo del diseño, otros lo han comparado con creaciones anteriores de Rousteing, como el vestido de arena húmeda que diseñó para Tyla en la Met Gala de 2024. Sin embargo, la mayoría coinciden en que Rosalía logró destacar y aportar una interpretación única al tema de la gala.

Sin estridencias, sin excesos, apostó por una elegancia que parecía una respuesta tranquila al ruido que la rodea desde hace años. El vestido, más cerca de una idea que de un espectáculo, encajó con la temática Tailored for You sin necesidad de literalidades.
¿Lo mejor? Dejó caer una frase que desató especulaciones: “Se vienen cosas”. No hace falta ser experto en industria musical para saber que algo se está cocinando. Después de su último parón creativo, Rosalía vuelve a sonar, incluso sin cantar. Su nombre ya no necesita promoción: aparece, y ahí está el foco. Mientras otros buscan el centro, ella lo vuelve inevitable.