CINE

Sharon Stone y Michael Douglas, tensión latente tres décadas después

El reciente cruce de palabras delata que existe una historia de Instinto básico nunca contada del todo

Con su insolencia y nuestra perplejidad, Instinto básico fue una de esas películas que quedaron tatuadas en la memoria colectiva. Una vez superado el terremoto moral, cultural o incluso político que provocó, no solo la dimos por buena, sino que nos pareció magistral la interpretación de Sharon Stone con aquel cruce de piernas que dejó al espectador entre la confusión y la estupefacción, entre el sobresalto y el aturdimiento. ¿Por qué desde hace treinta y dos años retoma una y otra vez protagonismo?

El motivo es Sharon y no le faltan razones. Si aquel público de 1992 quedó pasmado con lo que mostró la actriz al descruzar sus piernas, cabe imaginar cómo se sintió ella al visionar la escena y verse expuesta de esa guisa. No fue lo pactado con el director, Paul Verhoeven. Su papel de Catherine Tramell, que redefinió el arquetipo de mujer fatal, se cocinó fuera de plano dejándola dolorosamente vulnerable.

Fotograma de Instinto básico (1992)

Brecha salarial y otros sinsabores

Este explosivo thriller erótico, que llenó salas e inundó las taquillas de millones, causó en ella grietas que la memoria se está encargando de visibilizar de manera cada vez más nítida. Para empezar, la brecha salarial con respecto a su coprotagonista, Michael Douglas. Él, una estrella ya consagrada, se embolsó alrededor de 14 millones de dólares por el papel del detective Nick Curran; ella aceptó 500.000 dólares, a pesar de tocarle las escenas más explícitas. Con el tiempo, Sharon recordó que apenas le alcanzó para comprarse un vestido de gala con el que promocionar la película.

Hace solo unos días, mencionó en una entrevista un rifirrafe en Cannes, anterior al rodaje. La actriz le criticó por haber chismorreado sobre la relación con sus hijos de alguien a quien conocía bien, desatando una escena incómoda que llevó a Douglas a cuestionarla después para el papel de Instinto básico, según la versión de la actriz.

Por su parte, el actor se ha mostrado sorprendido por estos detalles. A través de su representante, ha aclarado que no recuerda ningún momento de enemistad. Es más, dice que no la conoció hasta el día de la prueba de pantalla, con Verhoeven.

Douglas es un icono respetado y casi blindado en la industria del cine. Sharon ha hablado de él, pero haciendo un ejercicio de malabarismo para no provocar más polvareda. Además, al menos públicamente mantienen una relación cordial y de admiración mutua. Con un legado cinematográfico suficientemente sólido, el intérprete vive ajeno a ese pasado, demasiado lejano para permitir que le incomoden o erosionen su imagen de estrella del Hollywood dorado.

La escena frustró su carrera

La única herida fue la de Sharon y sigue sangrando. Puede que nunca acabe de cicatrizar, si bien el tiempo le ha permitido encontrar las palabras exactas que cambian el guion de Instinto básico. En su biografía, La belleza de vivir dos veces (2021), contó que la célebre escena se filmó bajo la promesa de que no se mostraría nada explícito. No se cumplió y su capacidad interpretativa quedó eclipsada por la carga sexual, dañando de tal manera su imagen pública que incluso perdió la custodia de su hijo adoptivo. También su propia carrera se le fue de las manos al quedar encasillada en ese rango.

Presentación de la película en el Festival de Cannes de 1992.

En aquella época, su sueño era ser directora. “Pero la molesta vagina se interpuso en mi camino”, se lamentó en una entrevista con la revista Playboy.
Aunque la química entre Douglas y ella fue innegable, hubo muchos detalles que van saliendo a la luz. Además de no saber que sus genitales quedarían expuestos al descruzar las piernas, un productor, del que no ha dado nombre, le sugirió que tuviese relaciones sexuales con su coprotagonista para avivar la conexión en pantalla. Verhoeven, que ahora tiene 87 años, desmintió todo ello en 2017.

“Cualquier actriz sabe qué se verá si se le pide que se quite la ropa interior y apuntas hacia ahí con la cámara”, alegó. Lo cierto es que vivió la proyección de la película como algo aterrador y, durante mucho tiempo, se despertaba en mitad de la noche con pesadillas horribles.

Han pasado más de tres décadas y desde la coraza que le ha dado el tiempo, ha convertido todo aquello en una lucha personal. Parece que ella misma rehusara sanar, pero la realidad es que considera importante que resuene de vez en cuando. Sabe bien qué no puede volver a ocurrir en un set de cine y, por eso, se ha convertido en una de las mayores impulsoras y defensoras de la figura de coordinador de intimidad y del consentimiento explícito en los rodajes.

Cómo sería hoy una precuela

Desde esta tensión ahora regenerada con Douglas y en un delirante ejercicio de imaginación, podríamos encontrar el mismo caldo de cultivo que permitió la química en 1992, la misma dinámica tirante. Un remake interpretado por Sharon a sus 67 años y Michael octogenario sería fascinante. Habría coordinador de intimidad y la actriz controlaría con precisión milimétrica cada escena, incluida la de la sala de interrogatorio.

Antes de nada, los dos se encerrarían en una sala con el director para discutir y argumentar qué se mostrará, cómo y por qué, con indicaciones precisas sobre luz y ángulos y con alguna cláusula específica. Se usarían protectores de silicona y ropa color piel. Por supuesto, habría que equilibrar salarios, narrativa y erotismo. ¿Sería suficiente para descargar el mismo suspense e idéntica tensión sexual?

TAGS DE ESTA NOTICIA