Dicen que en la moda, como en la vida, hay colores que no se llevan, se defienden. Y si alguien supo defender el rojo en los Grammy 2025 fue Taylor Swift. No cualquier rojo, sino “su” rojo; un tono que en ella no solo evoca glamour o confianza: también se presenta como una declaración de intenciones.
La cantante y compositora llegó a la alfombra roja con un minivestido de Vivienne Westwood que parecía hecho a su medida, literalmente y simbólicamente. Asimétrico, con una caída impecable y una presencia que pedía ser protagonista de nuevo. No nos engañemos, lo era; aunque no se llevó ninguno de los seis premios a los que optaba por The Tortured Poets Department.
A sus 35 años, Taylor Swift ha convertido el rojo en su insignia personal desde hace más de una década. Lo hizo con su álbum Red, con sus labios carmín, y ahora, con su romance con Travis Kelce, una etapa en la que su armario ha incluido más piezas en este tono que nunca. Coincidencia o estrategia, el mensaje es claro: si alguien sabe cómo manejar el simbolismo en la moda, es ella.

Taylor Swift en los premios Grammy 2025/ EFE
Pero lo interesante no es solo el vestido (porque sí, todas queremos uno), es cómo lo combina con su imagen pública. Mientras el mundo especula sobre su próxima canción o su siguiente paso en la industria, ella nos va dejando pistas en forma de estilismos que hablan sin necesidad de emitir un comunicado de prensa. El detalle de la cadenita -en su pierna izquierda- con la letra “T” fue el toque sutil pero eficaz que desató el debate: ¿T de Taylor? ¿T de Travis? ¿T de “todo está pensado”?
Los Grammy, además de premiar el talento musical, también sirvieron para recordarnos una vez más que el estilo es una herramienta de comunicación tan poderosa como cualquier letra de una canción. Y Taylor Swift, con su vestido rojo y su habilidad para mover todas las piezas a su favor, lo sabe mejor que nadie.

Taylor Swift y Beyoncé en los Grammy 2025 / EFE
Los looks de Taylor Swift en los Grammy
El estilo de Taylor Swift en la alfombra roja ha evolucionado desde una estética romántica y etérea en sus inicios hasta un enfoque más sofisticado y estratégico. En sus primeras apariciones, apostaba por vestidos de gala con brillos, cortes princesa y detalles delicados que reflejaban su imagen de estrella country-pop. Con el tiempo, su vestuario se ha ido refinando, incorporando siluetas más estructuradas, diseños minimalistas y referencias sutiles a sus propias eras musicales.
En eventos clave como los Grammy o los MTV VMAs, ha sabido usar la moda como una extensión de su narrativa artística. Desde los vestidos dorados que evocaban la magia de Fearless, hasta los conjuntos de inspiración vintage durante la era Red y los looks metalizados futuristas en Reputation, cada aparición cuenta una historia. Sus elecciones de diseñadores también han sido estratégicas, trabajando con firmas como Oscar de la Renta, Versace y Balmain para proyectar diferentes facetas de su evolución creativa y personal.
En los últimos años ha aprendido a equilibrar el glamour clásico con detalles inesperados, ya sea a través de cortes asimétricos, texturas audaces o accesorios con significado oculto. Más allá del vestido, cada aparición de Swift es una declaración de intenciones, donde la moda se convierte en un mensaje calculado que refuerza su imagen como icono global.