Uno de los capítulos más negros de la historia reciente de Europa se escribió entre los días 13 y 22 de julio de 1995. Hacía tres años que la Guerra de Bosnia había estallado como parte de un conflicto mator en Yugoslavia, y la ONU había decretado dos años antes como área segura Srebrenica, un municipio del este de Bosnia y Herzegovina.
No obstante, el ejército serbobosnio, en un afán por eliminar a la población musulmana de Yugoslavia, atacó Srebrenica en julio de 1995. A día de hoy no hay un número exacto de fallecidos, pero se estima que casi 8.400 bosnios fueron asesinados esos días, principalmente varones. Pero no fueron los únicos afectados, ya que el resto de la población musulmana – aproximadamente 25.000 mujeres y ancianos – fue expulsada por la fuerza del enclave.
Son estas mujeres en las que nos queremos centrar en este momento de conmemoración, rescatando su verdad y los horrores que vivieron.
Fusilamientos y desplazamiento
Las cámaras de todo el mundo, incluidas las serbias, mostraron dos realidades: por un lado, los soldados separaban a los hombres de sus familias para ejecutarles; por el otro, deportaban en autobuses a las mujeres bosnias.
Fue el caso de Hatidža Mehmedović, nacida en Srebrenica, donde conoció a su marido, Abdullah, junto al que tuvo dos hijos. Su vida era tranquila hasta aquel 11 de julio de 1995, cuando fue separada de sus hijos y su marido, de los que no volvió a saber hasta un año después.
La guerra terminó y recibió una llamada, se había encontrado el cuerpo de su hijo menor, Almir, enterrado en una fosa común. Dos años después encontraron unos pocos huesos de su marido, y sólo dos huesos de la pierna de su hijo mayor, Azmir.
También mataron a sus hermanos, sobrinos y primos, pero aún así decidió volver a Srebrenica en 2003, donde fundó la Asociación de las Madres de Srebrenica. Desde ella lideró a mujeres en numerosos proyectos, incluyendo el establecimiento de memoriales y un cementerio que honra la memoria de las víctimas.
Madres de Srebrenica
Junto a otras asociaciones, como Remember Srebrenica, han luchado por hacer justicia a los acontecimientos que tuvieron lugar, uniendo fuerzas para lograr objetivos mayores. Un ejemplo fue la contratación de abogados para llevar a la ONU y a Países Bajos, quienes supuestamente defendían la zona afectada, frente a la Corte Internacional de Justicia, en La Haya.
También han luchado por la memoria histórica de su región, participando cada año de los funerales y entierros de restos encontrados, asistiendo en la exhumación de fosas comunes y la identificación de estos fallecidos.
Financiaron a las familias todos los gastos requeridos para emprender estas actividades, asegurando así la dignidad de los fallecidos y sus allegados. Tal fue su esfuerzo que recibieron un reconocimiento de parte del Congreso Internacional de Mujeres en 2012 por su lucha por la verdad y la justicia.

11 de julio, una efeméride para reflexionar
El pasado año, la ONU, en una resolución de la Asamblea General, estableció el 11 de julio como el Día Internacional de Reflexión y Conmemoración del Genocidio de Srebrenica de 1995.
En esta, condenó sin reservas toda negación del genocidio de Srebrenica como hecho histórico, e instó a los Estados Miembros a que preserven los hechos probados, incluso a través de sus sistemas educativos. Esto, afirmó la Asamblea General, servirá a su vez para prevenir la negación y la distorsión, y la ocurrencia de otros genocidios.
La palabra genocidio está muy presente en nuestros días. Tanto por el recuerdo del holocausto, ya 80 años después, como por las varias acusaciones de organizaciones internacionales, estados y periodistas a Israel por sus acciones en Gaza.
Días como el de ayer, junto a las diferentes convenciones contra el genocidio, tienen como propósito aprender de estos episodios para no repetirlos en el futuro. Conmemoraciones y días como este miran al pasado, para así no tener que hacerlo cuando sea tarde para frenarlo.
