Milei veta la agenda de género en la reunión de la OEA

La postura del Gobierno del ultra liberal choca con el resto de naciones de la Organización de Estados Americanos que apuestan por mayores avances. El ministerio de Exteriores tacha las palabras "mujeres" y "género" una treintena de veces

Javier Milei - Internacional
El presidente de Argentina, Javier Milei EFE

Pocos gobiernos argentinos han sido más claros en su ideología y propósitos que el que preside Javier Milei, cuestión que esta semana se puso especialmente en evidencia, en un elocuente documento filtrado sobre derechos humanos, nada menos que un “borrador” con numerosas tachaduras y agregados, que los medios locales atribuyeron al ministerio de Exteriores de Argentina.

Bajo la forma de “sugerencias” de parte del Gobierno local, los retoques al texto fueron en base a un informe que desde este jueves está siendo tratado por la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA-ONU), en Asunción, Paraguay. Los temas bajo la lupa: desde discriminación y violencia contra las mujeres hasta diversidad de género, salud mental y cambio climático, entre otros.

El texto se titula “Sugerencias y comentarios de la misión permanente de Argentina al proyecto de resolución ómnibus sobre la promoción y protección de los derechos humanos”. Es, ni más ni menos, un archivo con la herramienta “control de cambios” activada, que para muchos desnuda una política muy regresiva en materia de derechos humanos.

OEA

Delegados participan en el Diálogo de representantes de las organizaciones de la sociedad civil y otros actores durante la 54ª Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), en Paraguay

Consultadas por Artículo14, las autoridades argentinas, que ya estaban este miércoles en la capital paraguaya, respondieron que no podían expresarse en ninguna dirección sobre la versión del documento que circuló por canales extraoficiales y que apareció publicado por la prensa local. No se reconocieron como propios los retoques, pero tampoco fueron explícitamente rechazados.

De haber sido elaborado bajo la órbita de la ministra de Relaciones Exteriores Diana Mondino, el documento, en realidad, no sorprende. Más bien, explicita posiciones ya compartidas en numerosas ocasiones por el disruptivo presidente Javier Milei en sus seis meses de mandato.

Se alinea, además, con las conductas de líderes políticos afines. Por ejemplo, las de su par italiana y amiga Giorgia Meloni, quien cumplió la meta de suprimir todas las menciones al aborto en la declaración final de la cumbre de Bari del G7.

El texto de la OEA, de 68 páginas entre “considerandos” y “resoluciones”, incluye temas distintos, pero igualmente sensibles: desde cómo fortalecer las democracias hasta referencias a los movimientos migratorios, a la salud mental y también a la difícil situación -en medio de un aire mundial de violencia y discriminación- de las mujeres y las diversidades.

Las palabras “mujeres” y “género”, tachadas 30 veces

Sin embargo, de la versión filtrada sobresalen los recortes. Por ejemplo, los de la palabra “mujeres”, que si bien figura muchas veces, está tachada en unas 30 ocasiones. La misma suerte, también una treintena de veces quitada, corrió la palabra “género”.

Uno podría demorarse en las clásicas notas de color libertarias, como que todas las referencias a la “Agenda 2030” en materia de cambio climático provocaran la sugerencia de quita de parte de presidencia argentina, ya que -aclaran- no acuerdan con la mirada “monocausal” de esa agenda internacional. Pero veamos qué ocurre con otros temas centrales, como las referencias al odio y la violencia social.

El odio y la violencia, en los párrafos de la OEA “versión argentina”

La delegación argentina eliminó un par de frases clave, como “movimientos regresivos en materia de derechos humanos” y “otras formas de odio en la región”. Dejaron, en cambio, una referencia menor a la “violencia extrema”.

En la misma línea, hay un párrafo que enfatiza la importancia de que los Estados miembro aseguren la protección contra la violencia doméstica, incluyendo la exposición a la violencia entre los padres de parte de los niños, ya que -dice el texto- esa forma de violencia los expone psicológicamente de un modo que vulnera el interés superior del niño. Cancillería argentina aparentemente cree que este párrafo debería ser eliminado entero.

En otro tramo, bien al comienzo, los Estados parte se proponen “condenar, de conformidad con el derecho internacional, incluida la Convención Americana sobre Derechos Humanos cuando corresponda, las violaciones y abusos de los derechos humanos, la discriminación, los discursos y manifestaciones de odio, la incitación y los actos de violencia motivados por prejuicios contra las personas por su orientación sexual, identidad y/o expresión de género, y sus características sexuales en el Hemisferio”.

El párrafo no termina ahí en el original. Debería seguir con “así como la discriminación médica y las prácticas médicas degradantes”. La delegación argentina, sin embargo, propuso tachar ese final, y sumó un comentario sobre todo el pasaje: remarcan que el original “utiliza un lenguaje amplio sin definiciones sobre discursos de odio que podrían servir a fines antidemocráticos y limitar la libertad de expresión”.

Mujeres y diversidades, bajo la lupa del Gobierno de Milei

No es novedoso que el actual Gobierno argentino dé un mensaje internacional en contra de la igualdad y la violencia de género. Prueba de ello es que en estos meses se ha eliminado el Ministerio de las Mujeres, y con su desaparición parecieran no existir (o al menos las autoridades no responden las consultas periodísticas, en este sentido) los programas de abordaje -prevención, apoyo y contención- a quienes sufren esta forma de violencia. Además, la propia perspectiva de género fue prohibida en la Administración Pública Nacional.

Con este marco, se vuelve razonable hallar tantas tachaduras abundantes en términos como “género” o “inerseccionalidad”. Veamos otro ejemplo.

Uno de los pasajes del documento habla de la necesidad de “incluir los enfoques de derechos humanos, perspectiva de género e interseccionalidad”, pero los últimos dos conceptos, propuso el equipo de la canciller Diana Mondino, podrían ser reemplazados por “vulnerabilidad”. ¿Cuál es la justificación? Que la redacción “es discriminatoria, ya que la única perspectiva mencionada es la de género, mientras que la niñez, la discapacidad y otras condiciones se asumen como accidentes de la perspectiva de género; es un enfoque cada vez menos universal y más bien parcial”.

Siguiendo con esta poco simbólica eliminación de palabras, el punto 15 de la resolución propone que la OEA renueve su solicitud para que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), “sujeta a la disponibilidad de recursos, elabore un informe de seguimiento al informe ‘Violencia contra las personas LGBTI’ de 2015 (…) para informar sobre la discriminación médica y las prácticas médicas degradantes”. El pasaje no debería terminar ahí.

La frase del original cierra con un tema nada menor, y es, “especialmente en relación con las personas intersexuales, así como un informe sobre la práctica de las llamadas ‘terapias de conversión’ en la región”. Argentina, esa parte, la quitó.

Trata de personas con énfasis en las mujeres (pero no en Argentina)

El documento consensuado por la OEA considera “con beneplácito el estudio realizado por la CIDH sobre el impacto del crimen organizado en mujeres, niñas y adolescentes, y en niños, niñas y adolescentes jóvenes”.

La primera es “condenar el crimen organizado en todas sus formas y manifestaciones”. La segunda, “reafirmar que los Estados tienen el deber de proteger a las personas dentro de su territorio de la violencia, incluido el crimen organizado en todas sus formas y manifestaciones, especialmente a aquellas poblaciones en situaciones de especial vulnerabilidad (incluidos niños, adolescentes, jóvenes, personas mayores, personas con discapacidad, migrantes y mujeres en toda su diversidad), cuyas vidas y desarrollo se ven afectados por el fenómeno del crimen organizado en todas sus formas y manifestaciones”.
Todo lo que Artículo14 puso entre paréntesis, fue tachado en la versión argentina del texto.

Se podrían dedicar largas líneas a comentar todas las veces que el texto habla de “violencia” y la propuesta desde el entorno de Milei es quitar el énfasis de la OEA a “en especial a las mujeres”. O a las niñas. Incluso, a las adultas mayores.

También se podrían comentar otros tramos llamativos que no tienen desperdicio. Vale la pena cerrar con uno en particular, que son las referencias a una problemática de importancia sideral para las mujeres: el trabajo no remunerado y las tareas de cuidado no remuneradas.

Frente a esos conceptos, el Gobierno libertario propuso reemplazos. Escogió “cuidados” o “trabajos de cuidados” como alternativas. La explicación oficial es que “Argentina no puede aceptar los términos ‘trabajo de cuidados no remunerado’ o ‘trabajo doméstico’”. No dicen mucho más.

La razón de fondo quizás sea que, desde el campo de la Economía -materia favorita de Javier Milei-, el trabajo sin remuneración incurre en una fuerte contradicción.
O, más bien, un sinsentido. Al igual que eliminar denuncias aceptadas internacionalmente sobre las injusticias que recaen en los colectivos más vulnerables, en efecto lo es.

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