La próxima cumbre de la OTAN en La Haya pasará a la historia no solo por su contenido político, sino también por su astronómico coste. Con un presupuesto estimado de 183,4 millones de euros y apenas dos horas y media de reunión formal entre los líderes mundiales, esta cumbre se convierte en la más cara jamás celebrada: más de un millón de euros por minuto.
El encuentro oficial entre los jefes de Estado y de Gobierno tendrá lugar el miércoles 24 por la mañana en el World Forum de La Haya. Será la única sesión del llamado Consejo del Atlántico Norte al más alto nivel, una notable reducción respecto a anteriores cumbres, donde se celebraban al menos tres reuniones de este tipo. El motivo más probable, el estilo del presidente estadounidense Donald Trump, quien tiende a abandonar anticipadamente las cumbres internacionales, como ya pasó en el reciente G7, o como ya ha pasado en otras ocasiones en la que los demás mandatarios no le bailan el agua. La reunión concluirá con una rueda de prensa del secretario general de la OTAN, Mark Rutte, a las 14:00 horas.

A pesar de su brevedad, la cumbre ha requerido la operación de seguridad más grande jamás organizada por la policía holandesa. Además, su coste supera con creces al de ediciones anteriores: Gales en 2013 gastó 81,3 millones de euros, Madrid en 2022 invirtió 50 millones, y Vilna en 2023 tan solo 30 millones, sin contar los gastos militares adicionales. La diferencia con La Haya es abismal.
El evento incluirá también una cena de Estado en el palacio Huis Ten Bosch el martes por la noche, calificada como una ocasión social, mientras que ministros de Defensa y Exteriores se reunirán por separado para discutir cuestiones clave como la industria de defensa y el conflicto en Ucrania. Sin embargo, las discusiones centrales entre líderes han sido deliberadamente reducidas y depuradas de temas polémicos, como la relación con Rusia y el futuro de Ucrania dentro de la Alianza.

El polémico 5%
El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, se ha esforzado en diseñar una cumbre que evite cualquier confrontación directa con Trump, ofreciendo compromisos visibles como el aumento del gasto en defensa. Aunque esta nueva meta propuesta de un 3,5% del PIB en gastos de defensa directa, y un 1,5% adicional en infraestructura relacionada, sí será un punto que países como España tratarán de rebatir, pero no parece que Trump ni la OTAN estén dispuestos a aceptar flexibilidad.

Actualmente, Europa solo representa el 30 % del gasto total en defensa dentro de la OTAN, y aunque el objetivo mínimo del 2 % del PIB se estableció hace más de una década, varios países -entre ellos España- aún no lo cumplen. Algunos, como Polonia, Estonia y Lituania, ya están incrementando su gasto hasta el 5 %, impulsados tanto por la presión de Trump como por la amenaza directa de Rusia. Rutte ha defendido que el nuevo objetivo es realista y necesario, advirtiendo que Rusia podría atacar a un país miembro en un plazo de cinco años.