Palestina

“Semillas de contrabando” para que las mujeres de los presos palestinos sean madres

Las esposas de palestinos que cumplen largas condenas en cárceles israelíes puedan concebir en su ausencia mediante fecundación in vitro

Esperma palestino
Najah, una niña que lleva el nombre de su abuela, mientras sus tres hermanos gemelos yacen en una cama, en el barrio de Al Shejaiya, al este de la ciudad de Gaza. Los bebés, tres varones y una mujer, fueron concebidos con el esperma de su padre, Ahmed Shamali, encarcelado en Israel desde 2008 el año pasado Efe

La idea de “las semillas de contrabando” fue lanzada por prisioneros palestinos condenados a largas penas, en un intento por desafiar la realidad impuesta por el encarcelamiento israelí y el castigo de la privación de tener hijos. Esta práctica, aunque inicialmente se enfrentó a objeciones religiosas y sociales, posteriormente fue vista como un nuevo capítulo de lucha y desafío contra la ocupación israelí y sus políticas.

Niños nacidos de estas semillas —semen que los prisioneros consiguen entregar a un pariente visitante—, a pesar de la resistencia israelí, que atraviesan celdas y barreras, mientras sus familias y su futura madre los esperaban ansiosamente. Corazones llenos de ilusión y oraciones acompañan a estas familias mientras esperan la “semilla de esperanza” de las visitas a los prisioneros.

Detenido después de casarse

En esta ocasión, desde Artículo14 hablamos con una palestina y esposa de un prisionero condenado a 25 años, a la que llamaremos Zainab, ya que prefiere no revelar su nombre porque “no importa cuál sea mi nombre o el de mi hijo. Somos solo números ante este mundo que ve nuestra masacre y no hace nada. Nadie está deteniendo el genocidio en Gaza”.

Zainab narra los motivos para usar las “semillas de contrabando”. “Mi esposo y yo nos conocimos en la universidad y nos casamos después de una hermosa historia de amor. Planeábamos nuestro pequeño hogar y nuestra familia, queríamos tener hijos que crecieran con nosotros”.

Más de 17 años en prisión

Sin embargo, la palestina recuerda que “el Ejército israelí arrestó a mi esposo pocos meses después de casarnos, y lleva 17 años en prisión”. Así, ella lo “esperaba, pero al mismo tiempo estaba envejeciendo y el sueño de ser madre se desvanecía. Estaba desanimada y asustada…”

Bebés palestinos

Cuatrillizos palestinos recién nacidos, fruto del contrabando de esperma de su padre encarcelado en Al Shejaiya, al este de la ciudad de Gaza. Los bebés fueron concebidos con el esperma de su padre, Ahmed Shamali, encarcelado en Israel desde 2008, el año pasado

Un día le contaron que existían las llamadas “semillas de contrabando”, a otras esposas de prisioneros les había ido bien. Así que, “pensé, ¿por qué no intentarlo? Quizás tenga suerte y tenga un hijo que llene mi vida de luz y amor”. Para Zainab, “la soledad entre las paredes de mi casa es similar a la soledad de mi esposo tras las rejas, yo también soy prisionera de la espera, esperando su liberación y regreso”.

El proceso de inseminación

Zainab decidió ir al médico para prepararse para este viaje. Tras los chequeos sanitarios se lanzó a la aventura. “No era fácil. Tenía ya más de treinta años. Obtuvimos la semilla después de una visita de su hermano a la cárcel. Pasé por el proceso de inseminación sin mi compañero y marido, estaba agotada, pero mi familia y la de mi esposo me apoyaron con el amor necesario”.

Se quedó embarazada. “Mi embarazo transcurrió en paz, aunque sentía la soledad sin mi esposo. Quería que estuviera a mi lado para escuchar el primer latido de nuestro hijo y su primera patada. Di a luz a nuestro hijo, que es nuestra esperanza y amor”.

Ocho meses sin visitas

La palestina, que hoy tiene 43 años y su primogénito 6, cuenta que su hijo sigue creciendo, mientras su padre “sigue en las cárceles israelíes“. Además, -denuncia- “desde hace ocho meses, nos prohibieron visitarlo”. Confiesa que está preocupada por él y “por los demás prisioneros, ya que el trato hacia ellos es muy cruel y se intensificó después de octubre de 2023”.

“Deseo con todo mi corazón que mi esposo y miles de prisioneros sean liberados y regresen a sus familias, en cada casa palestina hay un prisionero, en cada mesa un asiento vacío. Deseo que vivamos en paz y de manera normal como el resto del mundo, sin tener que recurrir a artimañas para vivir una vida que seguirá siendo extraña. Queremos vivir como todos, con nuestros sueños y desilusiones sin que la ocupación interfiera en ellos”, asevera.

Desafío y orgullo

Abdullah Al Zughari, presidente del Club de Prisioneros Palestinos, da más detalles de esta práctica. “Las semillas de contrabando reflejan el amor por la vida de los palestinos, donde encontramos el espíritu de desafío y orgullo de los prisioneros palestinos que se aferran a su derecho de formar una familia a pesar de las rejas y los muros de las cárceles”.

Al Zughari detalla que “el 35% de los prisioneros palestinos están casados y muchos de ellos tienen penas largas o de por vida, lo que mata su sueño de tener hijos y formar una familia”. De ahí “surgió la idea de las semillas de contrabando en 2012, cuando el prisionero Ammar Al Zeben tuvo a su hijo Muhannad y luego Salah Al Din dos años después”. Desde entonces, de acuerdo con los datos de Al Zughari, “80 prisioneros han recurrido a esta experiencia y han tenido más de 122 niños a través de las semillas de contrabando, incluidos 20 gemelos. Estos niños son, como los llamamos aquí, embajadores de la libertad. Aquí, la voluntad de la esperanza y la vida vence al sufrimiento y la opresión de la cárcel”.

Al preguntar por la situación actual de los prisioneros palestinos en medio de la escalada israelí después del 7-O, Al Zughari expuso que “los prisioneros están pasando por la etapa más difícil y peligrosa en décadas. Desde hace ocho meses, desde el inicio de la guerra de exterminio contra el pueblo palestino en Gaza, Israel ha intensificado las campañas de arrestos, deteniendo a miles de personas de Cisjordania y Jerusalén, con cerca de 9.000 palestinos arrestados desde octubre pasado, incluidos 650 niños y 300 mujeres, además de periodistas en ejercicio de su labor”.