“Si ella se educa, yo también lo estoy”: la historia de Kuji, una joven que lucha contra el matrimonio infantil

En Sierra Leona, donde el 30% de las niñas se casan antes de los 18, jóvenes como Kuji luchan contra el matrimonio infantil a través de la educación. 'Save the Children' recoge su historia

Kuji, 19 años, estudia en su casa en Kailahun, Sierra Leona
Save the Children

En Sierra Leona, un país muy afectado por la pobreza, la desigualdad de género y las consecuencias del cambio climático, el matrimonio infantil sigue siendo una de las peores formas de violencia contra las niñas. Según datos del Demographic Health Survey de 2019, el 30% de las niñas son casadas antes de cumplir los 18 años, y otro 30% da a luz antes de los 19. Save the Children recoge alguna de las historias de estas niñas; como la de Kuji [nombre falso por motivos de privacidad], una joven de 19 años del distrito de Kailahun.

Kuji perdió a su padre cuando tenía solo nueve años. Con su muerte, también perdió el respaldo económico que le permitía estudiar. “Después de su muerte, casi me volví loca. No me faltaba nada cuando él estaba vivo”, relata. Durante años, enfrentó dificultades económicas extremas, dejó la escuela y tuvo que realizar trabajos manuales, como recolectar leña o vender pequeños productos, para costear su educación. A los 15 años, quedó embarazada. Sin embargo, esa situación no la detuvo.

“Me empoderó”

En 2021, su vida tomó un nuevo rumbo gracias al proyecto de Ending Child Marriage (ECM) impulsado por Save the Children. Fue invitada por un voluntario local, el señor Kelfala, a participar en este programa enfocado en prevenir los matrimonios infantiles en comunidades vulnerables. Allí encontró no solo apoyo, sino propósito. “Me dieron fuerza. Save the Children fue quien me empoderó”, asegura Kuji.

Comenzó a asesorar y apoyar a otras niñas en su comunidad. Una de las intervenciones más significativas fue con su prima Kpemeh, a quien sus padres intentaban casar forzosamente. Kuji se opuso: “Dije que solo quiero que mi prima vaya a la escuela, porque si ella se educa, yo también lo estoy”. Reportó el caso al jefe del pueblo, quien intervino y multó a los padres de Kpemeh, evitando así el matrimonio.

Ambas jóvenes son ahora activistas y compañeras inseparables. Van juntas a la escuela, participan en acciones comunitarias y animan a otras niñas a resistir el matrimonio temprano. “Nosotras, las niñas, somos la luz del mundo”, afirma Kuji con convicción.

“Nos fuerzan a casarnos por la pobreza y el beneficio personal”

En Sierra Leona, el matrimonio infantil es alimentado por múltiples factores: pobreza extrema, normas culturales, falta de acceso a servicios de salud sexual y reproductiva, y una educación limitada. “Las principales razones por las que nuestros padres nos fuerzan a casarnos temprano son la pobreza y el beneficio personal”, denuncia Kuji. Muchos padres, empujados por la desesperación económica, aceptan matrimonios a cambio de promesas que rara vez se cumplen, como el acceso a la educación o el sustento para sus hijas.

Pero para Kuji, la educación es la clave. “La educación es valiosa. Deberíamos considerarla como nuestro esposo. Si te educas, puedes cuidar de tu hijo y no sentirte agobiada por la pobreza”, explica. Su sueño es convertirse en enfermera militar y así poder ayudar a su comunidad y a su familia.

Más de 12 millones de niñas al año

Aunque el proyecto ECM concluyó en 2023, su impacto continúa gracias a personas como Kuji. Durante sus dos años de ejecución, el proyecto logró resultados notables: 15 comunidades implementaron acciones concretas para erradicar el matrimonio infantil, todos los jefes supremos del distrito firmaron una ley consuetudinaria que prohíbe estas uniones y se sentaron bases para la aprobación de una nueva Ley de Derechos del Niño a nivel nacional.

En el contexto global, el matrimonio infantil afecta a más de 12 millones de niñas cada año. De ellas, dos millones se casan antes de cumplir 15 años. Esta práctica perpetúa ciclos de pobreza, pone en riesgo la salud física y mental de las niñas, interrumpe su educación y vulnera sus derechos fundamentales. Las causas son variadas: desde conflictos armados hasta el cambio climático, pasando por la inseguridad alimentaria y la desigualdad de género.

“Si me educan, no solo ayudo a mi familia, también a todo el pueblo”

Kuji también ha visto cómo el cambio climático afecta directamente su vida y la de su comunidad. Intentó cultivar ñames chinos y cacahuetes, pero las lluvias intensas e inesperadas arruinaron su cosecha. “Normalmente, abril es una época soleada”, comenta, visibilizando otro de los problemas que enfrentan.

Pese a todas estas adversidades, Kuji continúa visitando escuelas, mercados y casas, hablando con otras niñas y compartiendo su experiencia. Está convencida de que las cosas pueden cambiar: “Estoy preparada para hablar con mis compañeras sobre el embarazo y el matrimonio precoz. Y con la ayuda de Dios, va a parar”.

Su historia demuestra que, cuando se apoya y empodera a las niñas, ellas pueden convertirse en agentes de cambio. Como ella misma afirma: “Si me educan, no solo ayudo a mi familia” también ayuda a todo el pueblo.