La excepción

Von der Leyen: presidenta de la Comisión Europea, ginecóloga, y madre de siete hijos

Firme ante quien critica su conciliación familiar: “No se dejen hacer sentir culpables. No hay un solo camino correcto: hay muchos”

Cuando Ursula von der Leyen asumió la presidencia de la Comisión Europea en 2019, se convirtió en la primera mujer en liderar la institución más poderosa de la Unión Europea. Pero detrás de ese perfil institucional hay una historia menos conocida: la de una médica que fue madre de siete hijos antes de alcanzar la cima del poder europeo.

Una pareja que compartió responsabilidades

Von der Leyen nació en 1958 en Bruselas, hija de un alto funcionario de la Comisión Europea, Ernst Albrecht. Criada en Alemania, estudió Medicina y se especializó en ginecología. En 1986 se casó con el médico Heiko von der Leyen, con quien tuvo siete hijos entre 1987 y 1999: David, Sophie, Donata, Victoria, Johanna, Egmont y Gracia.

Durante más de una década se centró principalmente en su familia, hasta que en 2003 fue nombrada ministra de Asuntos Sociales en el gobierno regional de Baja Sajonia. A partir de entonces, la dinámica familiar cambió de forma radical. “En 2003 me convertí en ministra de Asuntos Sociales en Baja Sajonia y entonces todo cambió. Ya no tenía tiempo, y mi marido tuvo que asumir completamente el papel de padre.”, explicó en una entrevista con el diario alemán Bild.

Heiko se reorganizó profesionalmente para asumir el día a día con los hijos, que por entonces aún eran pequeños. La clave, según Ursula, fue el trabajo en equipo: “Lo gestionó de forma fantástica.”

“No hay un solo camino correcto: hay muchos.”

Poco después de su primer cargo regional, Von der Leyen dio el salto al gobierno federal de Angela Merkel, primero como ministra de Familia (2005–2009), luego de Trabajo y finalmente de Defensa. Su experiencia como madre estuvo en el centro de su propuesta política.

La canciller alemana Angela Merkel (i) junto a la ministra de Familia, Ursula von der Leyen, durante un acto electoral de la Unión Cristianodemócrata (CDU) en Oldenburg. EFE
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Durante su etapa en el Ministerio de Familia, impulsó una de las reformas más transformadoras de las políticas sociales alemanas: el subsidio parental compartido, que obliga a dividir el permiso entre madre y padre para obtener el total. También promovió el derecho a guarderías públicas para menores de tres años y defendió activamente la necesidad de que las mujeres trabajadoras no se vieran obligadas a elegir entre hijos o empleo.

Fue criticada por sectores de su propio partido, la CDU, pero defendió su postura con firmeza: “No se dejen hacer sentir culpables. No hay un solo camino correcto: hay muchos.”

Una familia que sigue conectada a pesar de la distancia

Hoy, desde Bruselas, Ursula sigue en contacto constante con sus hijos, ya adultos. “Tenemos un grupo de chat familiar. Si tengo nostalgia, llamo mucho a los niños, eso va en todas las direcciones.”

La familia, lejos de quedar en un segundo plano, sigue siendo parte fundamental de su vida. En otras entrevistas ha contado cómo organizaban las semanas cuando los niños eran pequeños, cómo ella apagaba el móvil durante los fines de semana, y cómo asumió que no podría estar presente en todos los momentos, pero sí en los que más contaban.

Von der Leyen ha evitado presentarse como una excepción. Su mensaje no ha sido que se puede tener “todo”, sino que cada familia debe encontrar su propio modelo de equilibrio. Lo que ella sí ha hecho, es aprovechar su posición para construir condiciones más justas para otras mujeres. Y recuerda que, incluso en los niveles más altos de poder, la vida familiar no tiene por qué ser un freno. Puede ser, como en su caso, una base.