Una ola de orgullo nacional recorre Canadá gracias a Donald Trump. Las amenazas e insultos del presidente de Estados Unidos a su vecino del norte, al que ha amenazado incluso con la anexión, han encendido el patriotismo canadiense y una creciente aversión a todo lo que tenga que ver con Estados Unidos, que ha llevado incluso a un boicot económico al que se suman cada vez más canadienses.
“Los canadienses estamos muy molestos. Muchos que tenían viajes planeados a Estados Unidos han preferido no hacerlos. No tiene sentido ir a un lugar así, realmente no queremos ir”, contó Liz Reina, colombiana de 40 años que lleva los últimos 15 viviendo en Canadá, en donde también es nacional.
Un maltrato injusto a Canadá
Ella, que ha trabajado con telecomunicaciones y minería, no recuerda haber visto a los canadienses tan unánimemente enfadados con alguien como lo están con Trump. “Es fuerte lo que está pasando. Sentimos que se nos está maltratando injustamente y por eso hemos decidido reivindicar nuestro modo de vida“.

Kate Dingwall, otra canadiense que solía viajar cada año a Estados Unidos, coincidió en asegurar que prefiere quedarse en Canadá o conocer otro destino distinto. “Mi pareja y yo hemos cancelado las vacaciones que teníamos previstas en Estados Unidos”. Asimismo, el escritor Keith Sherry publicó en su perfil de Facebook que había cancelado varias actuaciones previstas en Nueva York. “Siento una fuerte aversión a gastar mi dinero de cualquier manera que pueda ayudar a la economía de un país hostil”, indicó.
Los canadienses cambian de rumbo
La Oficina Nacional de Estadísticas de Canadá registró una caída del 23% en los viajes por carretera de Canadá a Estados Unidos en febrero, mientras que los pasajeros que llegaban en avión fueron un 13% menos. La tendencia parece mostrar que la población está haciendo caso a la petición del hasta hace poco primer ministro Justin Trudeau, que sugirió elegir este año destinos vacacionales canadienses y consumir productos locales para ayudar a mitigar el impacto de los aranceles impuestos por Trump.

El trato hostil que el Gobierno del magnate republicano ha adoptado con los migrantes es otra razón por la que muchos canadienses se abstienen de pisar suelo estadounidense.
Ante la política migratoria de Trump
Para Reina ni siquiera caben las comparaciones de Estados Unidos con Canadá, un país que la acogió “sin ninguna condición”. “Aquí si hay programas para apoyar a los inmigrantes, desde cursos de idiomas hasta cursos sobre cómo preparar tu currículum para que puedas encontrar trabajo y empezar a contribuir a la comunidad”. Ese es un planteamiento alejado de la criminalización de los inmigrantes que se ha acelerado en Estados Unidos desde el regreso de Trump a la Casa Blanca.

El presidente estadounidense ha dado a sus vecinos muchos motivos para estar indignados. Empezó por referirse a Canadá como el 51 estado de la Unión y a amenazar con incorporar a Canadá a Estados Unidos. No dudó en referirse a Trudeau como “gobernador”. Y en su primera andanada de aranceles incluyó a Canadá en la lista de países castigados con el argumento de que no hacía lo suficiente para frenar la entrada de fentanilo en Estados Unidos, cuando las estadísticas muestran que la cantidad de esta sustancia que llega al país desde Canadá es absolutamente residual.
El nuevo premier de Canadá
El Gobierno canadiense ha rechazado de plano las pretensiones de Trump y el nuevo primer ministro canadiense, Mark Carney, ha dicho que la relación de cooperación con Washington ha desaparecido. Y en las calles se vive una convicción de resistencia y rechazo al poderoso vecino del sur, al que hasta ahora se veía con un amigo y con el que muchos tienen vínculos.

El 16 de febrero, la mayoría del público que presenciaba en Montreal un partido de hockey entre las selecciones de Estados Unidos y Canadá abucheó cuando sonó el himno estadounidense. Y en muchas regiones se ha dejado de vender el whisky estadounidense para empezar a vender licores locales. Los estantes que antes ocupaban las tiendas lucen ahora la bandera canadiense y carteles que exhortan a la población a consumir productos locales.
Las consecuencias del boicot
Pese a que los aranceles con los que Trump los amenazó en un primer momento parecen haber quedado, como tantos otros anuncios del presidente, en nada, por la pertenencia de Canadá al tratado trilateral de libre comercio con México y Estados Unidos, el boicot canadiense es una realidad que ya se refleja en las cifras y puede tener un impacto negativo en la economía estadounidense.
La US Travel Association, organización que agrupa a las empresas turísticas de Estados Unidos, alertó que un descenso del 10% en el número de visitantes canadienses al año podría provocar la pérdida de 14.000 puestos de trabajo. Sería otra cosa que los estadounidenses tengan que agradecerle a su presidente.