Opinión

KASH

Actualizado: h
FacebookXLinkedInWhatsApp

La putrefacción siempre llega de la mano de las evasivas. Todo lo que está a punto de descomponerse, huele. Todo lo que va a caerse, se tambalea. No hay mayor indicativo de degeneración que las excusas, que la falta de maña para cambiar el paso, que los despejes sin rumbo ni sentido.

Las buenas defensas son las que convierten las ofensivas en ataques, no las que tratan de zafarse del avasallamiento atacadas de los nervios, improvisando incongruencias que dejan al trasluz signos más que palmarios de una descoordinación que hace que sus rivales huelan sangre y aprieten. La debilidad fabricada puede ser un arma efectiva. En ese caso, la llamaremos victimismo. Pero cuando la debilidad solo atiende a la expresión irreprimible de quien ha perdido el control de la partida, a la respuesta natural de quien va a rebufo, la llamaremos talón de Aquiles.

Nuestro Gobierno ya ha perdido hasta la capacidad de aparentar serenidad, ni digamos ya transparencia o decoro. Ha extraviado a golpe de circunstancias hasta ese rictus canalla de que todo le importaba un pimiento, de que ellos seguían a lo suyo, es decir, a mirar hacia los lados y silbar.

Los hechos van desluciendo a la propaganda, desvistiendo las argucias, desproveyendo de efectismo los gestos y los debatitos que hace dos días servían para contener las miserias que los rodean. Cada vez es más complicado negar la evidencia de que se han convertido en meros opositores de la oposición, en atrincherados de una bancada azul desde la que resisten tratando de proyectar un futuro negro en vez de trabajar por un presente que no pueden ocultar que está desdibujado, copado de un gris que va tirando a negro apagón, a negro de plomos bajados.

Decíamos aquí la semana pasada que tras los WhatsApps de Ábalos vendría un nuevo acto; el de Santos Cerdán. Hoy ya tenemos completa la foto de los integrantes del Peugeot, y tenemos a todos ellos cercados por la Justicia, camino de un banquillo que no está presidido por ningún entrenador que diga cuándo toca saltar al campo. Qué tridente.

Si Messi, Suárez y Neymar eran la MSN y Bale, Benzema y Cristiano conformaban la BBC, lo de Koldo, Ábalos y Santos Cerdán lo podríamos bautizar como la KAS, que nos traería a la memoria esa bebida gaseosa barata, la que te ponen cuando no hay Fanta. “No, aquí trabajamos con KAS”. No obstante, podríamos añadir al final de este acrónimo, si queremos ponernos más creativos y rizar el rizo, la H del hermano. Y entonces quedaría KASH. Que sonaría a cash, a efectivo. Qué cosas.

Dirán ustedes que no está bien hacer chanza con estas cosas, pero claro, uno solo se mimetiza con lo que tenemos. Díganme que no es bueno eso de Santos Cerdán admitiendo que se interesó por expedientes pendientes de obras a la vez que explicaba que era lo más normal del mundo en las funciones de un diputado. Ya no es que nos tomen por idiotas, es que utilizan idioteces como argumentos para convencernos de que el agua quema, que las avispas no pican y que el veneno sana.

Cada vez se pone la cosa más seria y no es baladí que haya entrado ya el número tres del PSOE a figurar ,de hecho, en este triángulo de las bermudas torrentianas, el que ordenaba y mandaba en Ferraz. El martes, escuchando al interlocutor válido del prófugo de la Justicia, me acordaba de aquella entrevista que concedió Ábalos a Alsina cuando estalló todo el escándalo.

En aquellas horas de aguardiente y puro, de épica castiza («no tengo a nadie, he venido sin conductor y sin secretaria»), el coloso del Turia, el niño de Los Paradores dejó un par de lances de cartel que pasaron inadvertidos frente al micrófono de Alsina. Uno de ellos fue cuando el entrevistador le preguntó por Santos y sobre la posibilidad de tirar de la manta. «¿Hay manta de la que tirar?» José Luis, con la sonrisa de los mil tiros dados, de las putaditas asomadas en el balcón de los ojos vidriosos de venganza, dijo: «Hombre, en un momento dado todos sabemos ejercer el papel de malo».

Cabe recordar otro matiz reseñable. ¿Quién es el hombre que pone a Koldo en suerte a Ábalos? ¿Quién hizo de celestino de esa dupla que ya ha entrado por derecho propio en los anales de la picaresca patria? Exactamente, fue Santos Cerdán quien recomienda al aizcolari para ejercer de Sancho Panza del Quijote de los smartphones.

Todo está conectado, las casualidades son las huellas que va dejando la verdad. Si es que al final el mundo es un pañuelo, o una servilleta de La Chalana, qué más da. Acordémonos también que se supone que es Koldo, a través del hermano de Aldama, el que introduce al nexo corruptor de la trama. Un expresidente del Zamora, que tuvo mucho peso en las primeras temporadas de ‘Los sobrinos’ (la secuela patria de ‘Los Soprano), y que ahora jura regresar a lomos de un presunto Audi que regaló a Santos Cerdán.

Ya saben lo que dice el refranero: «Mejor pájaro (o pájara) en mano y Falcon volando». Hay gente que anda sorprendida de que Sánchez con todo este percal en marcha ayer saliera en el Congreso a defender a Santos Cerdán para luego después volver a intentar seguir con la matraca eurovisiva, a ver si cala la Melodya. Pero no, es al revés, lo sorprendente sería que hiciese lo contrario.

Ya va cuesta abajo y sin frenos hacia el precipicio, y no puede permitirse tirar del barco a su número tres como ya hizo con su número dos. Ha perdido los papeles, la vergüenza y todos los remilgos que nunca tuvo. Solo hay que ver el último movimiento a lo cosa nostra que han perpetrado en Extremadura para aforar a Gallardo, el artífice del enchufazo del hermano pianista.

Son una orquesta desafinada a la que ya no le importan que les lancen tomates, al revés, así pueden decir que son rojos, mú de izquierdas. Da igual que el líder de los socialistas extremeños dijese en enero que el aforarse antes de que se archivara la causa podría entenderse como que se estaba protegiendo por si las moscas, da igual que hayan tenido que correr siete veces la lista para bunkerizarlo, da igual que ayer mismo el Gobierno a través de la Delegación del Gobierno le buscase a plena luz del día acomodo en Badajoz a la secretaria damnificada por esta tropelía.

No importa, no se sonrojan. Ya las apariencias no engañan, la apariencia es engañar. Van con la sinrazón y el caradurismo a pecho descubierto, regenerando la democracia en un noble ejercicio de investigación, poniéndola a prueba, viendo cuántas golfadas aguanta. No se rían, algún día nos vendrán con esta película y nos contarán que todo formaba parte de un estudio para ver cuán fuerte era nuestro sistema. ¿Qué les falta por hacer? Yo qué sé, por imaginar imaginemos que conocemos que el PSOE de Canarias hace de mediador entre un capo de la droga y el ministro del Interior. Anda ya, no creo…