Opinión

La barbaridad del sexo como espectro

Actualizado: h
FacebookXLinkedInWhatsApp

Le leo a Richard Dawkins una ocurrencia interesante. Uno de los sueños de la humanidad es lograr una máquina de movimiento perpetuo. La idea de movimiento perpetuo es el concepto imaginario de un movimiento que dura y dura, sin detenerse y sin ninguna fuente de energía externa. Lamentablemente, esto es físicamente imposible, porque siempre se pierde energía útil a causa del movimiento, por la fricción y otras causas. Las Leyes de la Termodinámica son las que vienen a estropear la fantasía. Pero si, como dicen algunos intelectuales, la realidad es una mera construcción social, la sociedad tiene el poder de cambiarla. Si derogamos legalmente las Leyes de la Termodinámica, por ejemplo, las máquinas de movimiento perpetuo serían posibles. Ah, ¿que no se puede?

Pues lo mismo pasa con esa idea delirante de que un hombre o una mujer pueden declararse del otro sexo (para eso sí que son binarios) con sólo desearlo que manifiestan ciertos individuos o colectivos. Y no. Por desgracia para ellos (y por suerte para el conjunto del Universo) existen condicionamientos de base que son estructurales. Se explican en las clases de Biología o de Física. Declarar legalmente a un hombre como mujer, sólo porque quiere ser mujer, o viceversa, como han llegado a hacer en algunos países carcomidos por la pseudociencia y la superstición de las doctrinas woke,  tiene mucho en común con la broma tonta del movimiento perpetuo. Y es una desgracia y un fracaso de nuestras sociedades, polarizadas en un grado tan insensato que se considera de izquierda negar la ciencia porque la derecha se supone que rechaza lo trans por motivos religiosos. Una locura.

Estos días es noticia (aunque no vaya a abrir un telediario) que una profesora de Harvard, Sarah Richardson, ha publicado en The Lancet una reseña positiva del libro de Agustín Fuentes, bioantropólogo muy progre y magufo, “El sexo es un espectro”. The Lancet había sido una revista respetada por su seriedad y vocación científica, pero está apoyando ideas como que “decir que los seres humanos son binarios es un fracaso; no es biología, es filosofía”. Que la gente discuta y filosofe sobre la naturaleza de lo masculino y lo femenino está bien. Y el desacuerdo respetuoso entre académicos se debe fomentar pues agudiza el pensamiento y la investigación. Pero la reseña de The Lancet va mucho más allá del desacuerdo sobre los hechos porque, sin aportar ninguna prueba, la autora afirma que quienes nos apoyamos en la evidencia científica (¡y la más elemental!) estamos motivados en gran parte  por objetivos políticos que son perjudiciales. Llega a escribir lindezas de este tipo: “Aunque la definición gamética se refiere a sistemas biológicos, es un sofisma, no ciencia. Quienes promueven esta definición se inclinan por la afirmación de que el sexo es inherente a la producción de gametos (espermatozoides y óvulos) porque, en parte, facilita sus objetivos políticos al alimentar el pánico descontrolado en algunos sectores ante las amenazas transgénero a los roles de género tradicionales”. El subtexto es que, en ciencia, seguir la evidencia es desaconsejable si crees que esto conducirá a daños sociales.

La reseñista, claro, no es bióloga ni nada que se le parezca. Es profesora de Historia de la Ciencia y Profesora de Estudios sobre la Mujer, el Género y la Sexualidad. Casi nada. Es el perfil de historiador posmoderno, con los hábitos mentales y epistemológicos de su ramo. Como dice una tuitera: les caracterizan “ los ataques moralizantes, relativistas y emocionales, en lugar de un análisis justo, lógico y basado en la evidencia”. Una epidemia intelectual que está pudriendo la universidad por dentro, y una de las principales razones por las que Harvard está en la mira del gobierno. Y en este tipo de cosas yo sí estoy de acuerdo con la administración Trump. Porque, si el sexo humano no se define de forma binaria como femenino (cuerpos diseñados para producir óvulos) y masculino (cuerpos diseñados para producir esperma), ¿qué otras combinaciones para crear embriones humanos serían funcionales para quienes consideran el sexo como un espectro? Si fuera un espectro, lógicamente existirían  los espermatóvulos o los óvulozoides ente los dos gametos derechistas de siempre. Y no los hemos visto.

Douglas Murray asegura que estas ideologías son “falsedades patrocinadas por los activistas de las ciencias sociales” . Ciencias sociales que no tienen casi nada de “ciencias” y son, muchas veces, en duras palabras de Neil Lyndon, a towering edifice of bullshit (dicho en fino: una montaña de palabrería) . Tienen mucha razón.

TAGS DE ESTA NOTICIA