El 29 de octubre del año pasado, Poseidón se plantó en Letur (Albacete) con la intención firme y asesina de engullir a tan maravilloso pueblo de la Sierra del Segura. La dana que se cobró 229 vidas en Valencia y una en Andalucía mató a siete personas en Castilla-La Mancha, de las que seis eran vecinos de este municipio que no llega a los mil habitantes: dos ancianas, Dolores y Antonia –los restos de esta fueron hallados a doce kilómetros de su casa–; Mónica y Jonathan, un matrimonio de 37 años, y dos operarios municipales, Manuel y Juan Alejandro.
Virginia Ortiz, prima de Juan Alejandro, intervino en el funeral de Estado laico por las víctimas de la dana que se celebró este miércoles en Valencia, al que asistieron, entre otros, el presidente de la Generalidad Valenciana, el detestado Carlos Mazón, a quien le gritaron “asesino”, y el de la Junta de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page. Virginia hizo un ejercicio de dignidad impecable. Subrayó que “nuestro vecino no es el enemigo”, reivindicó las sociedades libres, igualitarias y seguras y, ante el Rey y una legión de políticos, Pedro Sánchez incluido, dijo serena y firme: “Quien omite su deber a sabiendas de que su omisión pone en riesgo vidas humanas, comete el acto primigenio que deriva en sus muertes”. Más de uno se resignó a aplaudir con la conciencia centrifugando. En tal caso, como cantaba Krahe, “Ajo, agua y resina”.
En paralelo, en la Plaza Mayor de Letur hubo un acto en memoria de la media docena de fallecidos. El alcalde, el socialista Sergio Marín, pronunció un discurso integrador en el que homenajeó a las víctimas, a quienes se jugaron el pescuezo ayudando y a quienes se están dejando el alma en la reconstrucción, objetivo que se realizará “con todo el pueblo unido y la ayuda de todas las instituciones”. Entre otros, tuvieron su reconocimiento Protección Civil, Cruz Roja, Cáritas o los Bomberos de Albacete. Después, se celebró una misa funeral. Además, este jueves, la ministra de Defensa, Margarita Robles, condecoró a 38 militares del MOE –Mando de Operaciones Especiales– que participaron en las labores de emergencia desarrolladas en el municipio manchego.
El testimonio de Virginia, los funerales o el acto en la Plaza Mayor de Letur fueron homenajes justos y necesarios. El reverso del circo. Una cura de honestidad y de moralidad limpia, urgente y desintoxicada de pestilentes intereses partidistas. Una luz blanca que se cuela por la grieta y que nos recuerda que no todo está perdido, que no todo es fango, ni chistorras, ni Ventorros ni saunas. El tejido social, la nación entendida como conjunto de personas unidas por lazos culturales, históricos, lingüísticos o de identidad que comparten un territorio y una historia común, tose sangre, pero sigue viva. La España real, la de los paisanos, la que no se limita a jugar en el equipo de Caín, la de los ciudadanos que debieran ser libres e iguales, todavía existe. Hay vida allende koldos, mazones y puigdemontoneros. Letur, sus héroes y sus caídos son un ejemplo inmejorable. No hace falta más que mirar, escuchar y atender al prójimo. Y, lo más importante, tener voluntad para ello.


