Es la primera vez que la UCI lleva los Campeonatos del Mundo a África y la decisión de situarlos en Kigali, Ruanda, fue muy polémica en su vertiente política. A la vez ha provocado que muchos corredores de distintas federaciones renuncien a correrlo, aunque por otras razones.
Por ejemplo el reciente ganador de la Vuelta a España, Jonas Vingegaard. La extraordinaria dureza del recorrido, las condiciones climáticas que implican ciertos riesgos y las complicaciones de un largo viaje a estas alturas de la temporada han sido definitivas para que no estén todos los que debían.
La situación geopolítica del país hizo que la disputa final en Ruanda estuviese en duda incluso hasta hace unos meses, siendo acusada la UCI de “sportwashing” o lavado de cara de un gobierno autoritario presidido por Paul Kagame, ex oficial militar y presidente del país desde que se hiciera con el poder en el año 2000 poniendo fin al genocidio ruandés de final del siglo pasado.
Fue el mismísimo Parlamento Europeo quien sometió a votación la petición de suspensión del Mundial debido al apoyo del gobierno ruandés a la milicia M23, implicada directamente en la violencia en el Congo. En la región de Kivu se estima que más de 7000 personas han muerto y más de 700.000 han sido desplazadas forzosamente debido a la actuación de dicha milicia ruandesa de la etnia tutsi, masacrada por el genocidio del 94 en Ruanda con el que acabó Kagame.
La UCI hizo oídos sordos y mantuvo la cita, un comportamiento habitual en la máxima autoridad del ciclismo mundial y que ha repetido en el reciente conflicto que impidió la finalización de la Vuelta a España en Madrid. De conflictos geopolíticos la UCI no sabe, no contesta.
En lo estrictamente deportivo la primera jornada ha dejado momentos para la historia del ciclismo. La imagen de Remko Evenepoel doblando a Tadej Pogaçar a falta de 2 kilómetros para meta nos ha transportado por un instante a las mejores gestas del gran Miguel Induráin en Colombia 95.
El belga consigue así su tercer arcoíris consecutivo en la prueba de crono arrasando sin piedad a la gran estrella del ciclismo masculino, reducida a pedazos ya desde el primer parcial. En el km 10 el belga ya le metía al esloveno 45” que se convirtieron en 2:37 tras los 40 kilometros del exigente recorrido. Pogaçar ni siquiera pudo hacer podio.
El español Iván Romeo, campeón del mundo sub 23 el pasado año y en su primera cita élite fue undécimo, un resultado decepcionante para él pero que es muy prometedor en su primera participación en la categoría.
En la prueba femenina la suiza Marlen Reusser dominó la prueba estableciendo importantes diferencias con sus rivales, consecuencia de la dureza del recorrido y de su propia superioridad.Pero ver a la neerlandesa Anna van der Breggen ser segunda a sus 35 años , cuatro años después de retirarse tras el Mundial de Bélgica 2021 para volver a competir en febrero de este año , es una heroicidad solo a la altura de su leyenda.
La gran noticia para España es el top 10 de Mireia Benito, sin referencias durante toda la carrera por no llevar el pinganillo en condiciones, se vació hasta meta a ciegas, sin saber si su esfuerzo tendría recompensa. La campeona de España de crono en las tres últimas ediciones está demostrando una mejoría extraordinaria en la especialidad desde que corre en AG Insurance-Soudal Team. Junto a su preparador, Carlos Fernández , había preparado la prueba haciendo un trabajo específico que incluía trabajar con la altura.
Su progresión en las pruebas contra el crono hacen creer en que la tarraconense pueda aspirar a más en un futuro próximo… pinganillo mediante.