Llegó el día para Leire Díez, la presunta fontanera del PSOE imputada por cohecho y tráfico de influencias. Tendrá que explicar ante el juez por qué se afanó en buscar trapos sucios de la Fiscalía Anticorrupción y de la UCO presentándose ante sus posibles confidentes como enviada de Santos Cerdán. Según las fuentes consultadas por Artículo14, tiene pensado declarar.
El origen de esta causa está en una publicación periodística en la que se desveló una reunión entre Leire Díez, el empresario Javier Pérez Dolset y Alejandro Hamlyn, un empresario imputado en la trama de los hidrocarburos. En ella, se veía cómo Díez le ofrecía beneficios penitenciarios a cambio de información comprometida sobre el jefe de la UCO, Antonio Balas: “Sé un cirujano, no tenemos una metralleta. Tenemos un disparo para mucho pájaro. Hay que intentar que con un disparo mates a quince”, le instaba la fontanera del PSOE al imputado.
Tras ello, salieron a la luz los sobornos a dos fiscales anticorrupción: José Grinda e Ignacio Stampa. En ellos, les prometía beneficios laborales dentro de la Fiscalía a cambio de información comprometida de su jefe, Alejandro Luzón.
Stampa grabó su encuentro con Leire Díez, truncando así su coartada de que era una periodista recabando información. Una reunión de tres horas que reproducirá este lunes en la sala el juez instructor Arturo Zamarriego antes de comenzar la declaración. En ella, Dolset, imputado por corrupción y socio de Leire en todo esto, afirmó que cuando imputaron a Begoña Gómez, el presidente le indicó a Leire Díez que “límpiese sin límite”, refiriéndose a que sacara toda la artillería sobre las conocidas como cloacas del Estado.
Stampa preguntó qué tenía que ver en todo esto y le contestaron que “solo se reunían con víctimas”, a lo que el fiscal contestó que solo era “víctima de elementos concretos del sistema”. Cabe recordar que Stampa fue apartado de la Fiscalía Anticorrupción por ser acusado de revelación de secretos en el caso que investigaba contra el comisario Villarejo. Una investigación que quedó archivada, pero nunca volvió a Anticorrupción y ahora ocupa un cargo en la fiscalía de Madrid.
En la reunión, la presunta fontanera dijo que era “la mano derecha de Santos Cerdán”, pero “una mano derecha que nunca va a aparecer en ningún lado”, y presumió que le había puesto el partido. “Digamos que yo soy la persona que ha puesto el PSOE a ver qué había detrás de todo esto”, en referencia a las irregularidades en informes policiales y de los fiscales anticorrupción.
Por su parte, al fiscal Grinda le prometieron un destino en el extranjero y “librarle” de una demanda contra él pagando a la demandante “el triple” de lo que pedía en la denuncia. A cambio, pedía información turbia de supuestas “actuaciones delictivas” de su jefe, Alejandro Luzón. En su caso dijo que el acuerdo que alcanzaran estaría avalado por “altas instancias del Estado”.
Otro de los interlocutores de Leire fue Rubén Villalba, ex agente de la Guardia Civil, imputado en un caso de hidrocarburos y el que suministraba supuestamente móviles encriptados a la trama corrupta del caso Koldo.
Leire Díez se reunió con él porque quería información sensible del Cuerpo para “invalidar” las causas judiciales que afectan al Partido Socialista. A cambio, la ya exmilitante socialista ofrecía a Villalba un abogado al “que no se tendría que preocupar por pagar”.
Quería controlar su estrategia de defensa, así como presumía de dirigir la estrategia del ex ministro José Luis Ábalos y de Koldo García. De hecho, ambos se han personado en la causa por considerar que sus manifestaciones “afectan a su derecho a la defensa”.
En las anotaciones de las reuniones que aportó Villalba a la causa, subraya que Leire Díez dijo que “los de arriba en el Gobierno saben lo que está pasando en la Guardia Civil pero que necesitan de pruebas objetivas para poder atacar”. Incluso llegó a presumir ante Villalba que “tiene acceso al 1, a veces haciendo referencia al 1 del partido a través de su secretaría y otras al 1 del Gobierno”.



