El municipio guipuzcoano de Berastegi se encuentra en la carretera que une San Sebastián con Pamplona, en plena A-15, muy cerca del límite entre el Territorio Histórico y la Comunidad Foral de Navarra. Un enclave rural elegido por el aquel entonces coordinador General de EH Bildu Arnaldo Otegi, y el secretario general del Partido Socialista en Navarra, Santos Cerdán, para mantener reuniones fuera de los focos.
Hace diez años, esos contactos discretos dieron como resultado el llamado Gobierno del cambio, el cuatripartito que llevó a la presidencia de Navarra a Uxue Barkos de Geroa Bai con el concurso de Bildu, Izquierda-Ezkerra y Podemos, así como, la abstención de los siete representantes del PSN claves en esta operación.

El propio Otegi ha reconocido, una década después, que el encargado de ponerles en contacto fue el investigado Antxon Alonso, propietario de Servinabar, empresa involucrada en la presunta trama de corrupción por mordidas en contratos públicos, y que según un documento privado hallado por la UCO en el domicilio del empresario comparte la sociedad con Santos Cerdán desde 2016, además de una estrecha amistad.
Antxon Alonso es natural de Elgoibar, al igual que Arnaldo Otegi. Vecinos de localidad donde todo el mundo se conoce, donde se sociabiliza en la calle, en el bar, en las fiestas populares y donde no es extraño tener amigos en común. De hecho, fue una amistad compartida la que puso en contacto a Otegi con Alonso. El empresario le trasmitió la voluntad de Santos Cerdán, cuando era dirigente del PSN, de entablar conversaciones de carácter político que fructificaron en la vía de comunicación de ambas formaciones, aunque no ha desvelado fechas.
Otegi dice que no se reunió más de cuatro veces con Antxon Alonso, pero aquel encuentro facilitó a la larga una relación fluida con Cerdán, al que ha calificado como el interlocutor más importante que ha tenido EH Bildu con el PSOE. También ha afirmado que no ha sido el único, sin facilitar más nombres.
Desde la formación soberanista dicen que no hay nada que ocultar porque todo los acuerdos con el Partido Socialista son públicos. Con ello, han querido dejar muy claro que las relaciones políticas nada tienen que ver con el fango de la corrupción.

Aquellas conversaciones que desalojaron a Unión del Pueblo Navarro del poder, facilitaron la metamorfosis de la política foral, hasta ese momento dividida en tres bloques. La derecha navarra, los vasquistas y la izquierda que representaban los socialistas. La irrupción de Podemos en 2015 fue clave para cambiar el fiel de la balanza. Parte del votante de la izquierda tradicional fue al espacio de los morados, permitiendo romper las dinámicas hasta el momento y que Geroa Bai, segunda fuerza, se aupara con la presidencia. El PSN se abstuvo, aguardando el regreso del elector fugado, que recuperó en 2019 y que consiguió hacer presidenta a María Chivite, hija política de Santos Cerdán.
La cercanía de Cerdán al secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, al que acompañó desde el principio en su vuelta por la recuperación del liderazgo socialista es otra de las claves. Hasta entonces, Ferraz no había autorizado el acercamiento en Navarra a otras fuerzas políticas, dejando gobernar a la derecha de UPN. Cerdán fue el hacedor de los cambios en los pactos políticos, el que logró la confianza de Sánchez para que le dejara llevarlos a cabo.