Díaz, Montero y Colau, unidas sólo por el Orgullo LGTBIQ+ prohibido en Budapest

La izquierda española se desplaza a la capital húngara para defender los derechos del colectivo. La relación entre la vicepresidenta y Montero está completamente rota

Ada Colau, Yolanda Díaz e Irene Montero.
KiloyCuarto

La izquierda española se dará cita este sábado en un escenario inusitado, a más de 2.000 kilómetros de Madrid. El Gobierno de Hungría, en manos del ultra Viktor Orbán, decidió prohibir la 30 manifestación por el Orgullo LGTBIQ+ en Budapest hace tres meses. Y distintos grupos políticos, desde el PSOE hasta ERC o Podemos, han decidido desplazarse hasta la capital húngara para apoyar esta reivindicación. De paso, también se disputarán la bandera de la lucha por los derechos del colectivo.

Orbán, que desde 2010 ha desplegado una agenda regresiva en materia de derechos civiles, considera la marcha una amenaza al “desarrollo adecuado” de los menores. La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, y una representación de casi todas las fuerzas de izquierdas, con un despliegue de más de 70 eurodiputados -informa EFE-, intentarán garantizar que la protesta transcurra con normalidad.

Los asistentes se enfrentan a posibles sanciones de hasta 500 euros. De hecho, el recorrido de la manifestación de este sábado, que arrancará a las 15.00 horas, era guardado con celo el viernes, ante la amenaza de varias contramarchas ya anunciadas por grupos ultras, como explica una de las formaciones que asistirá a esta cita. La organizadora, Budapest Pride, impartirá un briefing de seguridad horas antes.

“Si alguien no cumple las leyes debe enfrentar las consecuencias legales”, advirtió el propio Orbán en la radio pública Kossuth escasas horas antes de la manifestación. El plato fuerte se sirve este sábado, pero la acción comenzó el viernes. Distintos partidos políticos desplegaron agenda en Budapest. Su alcalde, el progresista Gergely Karácsony, ha promovido esta marcha.

Es este el contexto en el que Díaz, la eurodiputada y candidata de Podemos a las próximas elecciones generales, Irene Montero, y la exalcaldesa de Barcelona Ada Colau, previsiblemente coincidirán en las calles de la capital húngara. Si no hay giros de guion, Díaz, cuyas relaciones con Podemos están rotas, asistirá a la manifestación junto con Urtasun, dirigente del partido que fundó y lideró Colau.

Más Madrid prevé enviar al concejal madrileño Eduardo Rubiño; ERC y EH Bildu también estarán representados por una pequeña delegación de cargos públicos y de partido. Cada formación tiene su agenda y PSOE, Sumar, Podemos, ERC y otros ya visitaron al alcalde el viernes. Es el rostro de la resistencia en la ciudad bañada por el Danubio.

La delegación de Sumar y la del PSOE decidieron asistir a un ciclo de largometrajes en castellano. La presidenta de los socialistas de la UE (S&D) en el Europarlamento, Iratxe García, lideró una delegación en la que también se incluyó el secretario LGTBIQ+ del partido, Víctor Gutiérrez. Sus agendas no recogen que vayan a participar en la manifestación este sábado.

La ministra de Igualdad deja el campo libre a Díaz y Montero

Tampoco tenía previsto hacerlo la ministra de Igualdad, Ana Redondo, que el jueves no pudo volar a Budapest por un fallo del avión comercial que tenía previsto tomar, y acabó ausentándose de la recepción con el alcalde. Su idea era volver el mismo viernes a España, para asistir el sábado a la manifestación del Orgullo en Valladolid.

Redondo, con un perfil público mucho más bajo que su predecesora (Montero), se borraba de escena en la jornada clave desde el principio. Y dejaba al resto de actores políticos disputarse este espacio, como destacaban algunas de estas formaciones.

Los partidos de la izquierda llevan semanas y hasta meses preparando este viaje. De hecho, Esquerra Republicana de Catalunya, con el respaldo de Bildu y BNG, registró una propuesta ante las dos Cámaras del Parlamento para enviar una misión parlamentaria que asistiera a esta cita y así denunciar “la creciente represión contra el colectivo LGTBIQ+ en Hungría”. Su plan no llegó a prosperar.

La izquierda, coctelera de tensiones

Los puentes entre Sumar y Podemos siguen absolutamente bloqueados. A escasos días de que expire el mes tope en el que Izquierda Unida aspiraba a aclarar si Podemos concurrirá con ellos a las próximas elecciones andaluzas (2026), los morados siguen alejados de IU y de Movimiento Sumar, desmarcándose del Ejecutivo de coalición y cargando contra él. Lo hicieron con especial contundencia ante la polémica sobre la exigencia de la OTAN de incrementar hasta el 5% del PIB el gasto en defensa, cuando acusaron a Pedro Sánchez de mentir y de plegarse a los designios de Donald Trump.

En las últimas semanas, además, las revelaciones sobre Santos Cerdán, exnúmero tres del PSOE salpicado por el caso Koldo, han llevado a Podemos a endurecer el discurso y exigir explicaciones sobre la corrupción a Sánchez. El presidente comparecerá el 9 de julio en el Congreso de los Diputados exclusivamente para abordar esta cuestión, y después protagonizará una segunda comparecencia sobre el resto de temas pendientes (la cumbre de la OTAN, el caso Leire Díez, etc).

Para los morados, nacidos al calor de las reivindicaciones contra la corrupción de la izquierda post 15-M, el paquete de medidas que ni siquiera ha esbozado aún no es suficiente. De hecho, algunos dirigentes de la alianza Sumar les dan la razón, y asumen que sus propias posiciones están siendo tibias.

Hay una minoría que opta por apretar más al PSOE, pero ha calado la idea de que sus socios no temen nuevas revelaciones de alto impacto en el futuro inmediato. La línea roja la han situado en que aparezcan indicios de financiación irregular, y se han resignado a aguantar hasta ese punto. Fuerzas como IU aprietan algo más fuerte, pero nadie está dispuesto a romper la baraja.

Incluso, la corrupción ha servido como justificación definitiva de su salida del grupo parlamentario a la diputada Àgueda Micó (Compromís).No basta para que Díaz modifique sus posiciones: se mantiene firme en el respaldo a Sánchez y hoy no contempla ir más allá de exigirle que tome medidas.

Por eso molestaron las palabras de Colau hace apenas una semana, cuando concedió una entrevista a Espejo Público (Antena 3). Reclamó a Sánchez que dimita, pero sin convocar elecciones (para no perder el Ejecutivo). También alertó de que el presidente ha perdido la confianza de sus propios votantes.

“La falta de reacción del Partido Socialista ante esta crisis tan grave, esa falta de reacción es lo que está regalando votos a puñados a un posible Gobierno de la derecha con la extrema derecha”. “Se ha roto la confianza, y Pedro Sánchez ahora no solo no tiene nuestra confianza, no tiene la confianza de la ciudadanía, no tiene la confianza de sus votantes”, apostilló.

Un mes atrás, Colau se había dejado ver con el ministro de Consumo, Pablo Bustinduy, cuyo nombre suena desde hace meses como potencial sucesor de Díaz al frente del espacio. Bustinduy,  que se integró en el Gobierno sin ostentar carnet de partido, ha multiplicado sus apariciones públicas con Más Madrid, y son varias las voces que señalan sus virtudes para suceder a la vicepresidenta segunda, cuya valoración ciudadana lleva tiempo cayendo. La del titular de Consumo no ha hecho más que aumentar, y ya es el segundo ministro mejor valorado.

Todas las fuerzas de este espacio político están en ebullición, calculando todos sus movimientos. Cualquier gesto puede encender alarmas. Es en este contexto de tensiones cuando tres figuras de la talla de Díaz, Colau y Montero, que llevan años sin coincidir en una fotografía, van a participar en la misma marcha en otro país. Si comparten plano, sus interacciones serán estudiadas con lupa por sus respectivas organizaciones. A todas les sorprenderían gestos que apunten a un deshielo.