Hace ya algún tiempo que el PSOE dio por descontado el castigo electoral de pactar con la izquierda abertzale. “Con Bildu no vamos a pactar, si quiere se lo digo 20 veces”, prometió Pedro Sánchez el 25 de abril de 2015 en una entrevista. El líder del PSOE también dijo aquello de que “el independentismo lo que pide es la amnistía, algo que desde luego este Gobierno no va a aceptar”. Finalmente hubo una cosa y la otra. Lo que no hubo fue fotografía de Sánchez con Arnaldo Otegi, ni tampoco de Sánchez con Carles Puigdemont. Concesiones, sí; fotos, no.
José Luis Ábalos, exsecretario de Organización del PSOE, bendijo esa estrategia de romper promesas y no dejar rastro gráfico del apretón de manos. Pero ayer a las 11:19 horas, en vísperas de acudir ante el Tribunal Supremo y saber si el juez le envía a la cárcel, Ábalos irrumpió en las redes sociales para asegurar que Sánchez sí que se entrevistó en 2018 con Otegi detallando que lo hizo en un caserío en el País Vasco y que el propósito fue negociar la moción de censura que derribó a Mariano Rajoy.
Sobre la reunión del presidente Pedro Sánchez, Santos Cerdán y Arnaldo Otegui en 2018 en un caserío para negociar la moción de censura contra Rajoy, sólo puedo decir lo que me contaron fuentes presenciales, y es que esa entrevista existió.
— José Luis Ábalos (@abalosmeco) November 26, 2025
Indudablemente, el impacto de que la UCO encontrara en el móvil de alguno de los investigados por corrupción una imagen de Sánchez con Otegi en un baserri vasco sería incluso superior a otras imágenes que la opinión pública desconocía y que han aparecido recientemente: la de Cerdán reunido en un piso franco de Madrid para manejar la trama del 2% o la del mismo Cerdán desplazado a Marruecos para internacionalizar sus mordidas.
Tales imágenes también podrían llamarse “la foto de la vergüenza”, expresión muy usada para referirse a la instantánea de Sánchez y de Cerdán estrechando la mano de Mertxe Aizpurua, portavoz de Bildu en el Congreso, después de las generales de 2023. Ahora el asunto es saber si una imagen de Sánchez con Otegi (en el lugar de Aizpurua) sería lo de más o lo de menos.

Puede que sea lo de menos porque, viniendo el ataque de Ábalos, lo temible para el PSOE en realidad es pensar que lo pretendido es un amago de extorsión: cuidado con que la Fiscalía se exceda en mi procedimiento por corrupción porque todos podemos hacernos daño. Dicho de otra forma: se comienza mostrando a Sánchez y a Otegi en el granero de un baserri y se acaban viendo documentos secretos entre el PSOE y la izquierda abertzale.
Ola de desmentidos
Y puede que sea lo de más porque hallar una imagen que sí que existe desnudaría cruelmente la versión de quien dice que no existe. Demasiada carga para Sánchez. Quizá por eso el mensaje de Ábalos en sus redes sociales no dejó indiferentes a los señalados. Ni el Gobierno ni EH Bildu escatimaron en desmentidos.
Portavoces, ministros, diputados, altos dirigentes y figuras políticas de todo tipo salieron a desmentir tal cita en un caserío, informada por primera vez en El Español el pasado domingo. “No es que no haya estado con el señor Sánchez, es que no he hablado nunca con él“, llegó a decir Otegi, que incluso se ofreció a dimitir del cargo de coordinador general de EH Bildu si alguien demuestra tal encuentro.
Según el líder abertzale, la tarifa de Bildu por “quitar a las derechas de los gobiernos” es gratis. De lo que vino a continuación de la moción de censura entre Bildu y el PSOE y de quiénes participaron hay menos certezas. Solo se sabe que los socialistas entregaron, por ejemplo, el Ayuntamiento de Pamplona a los abertzales en el contexto de repartirse el poder como nuevos socios. Se sabe también que Antxon Alonso, socio de Cerdán en la trama del 2%, hizo de intermediario entre Bildu y los socialistas. Y el intermediario siempre sube el precio.



