Llevaba meses en un segundo plano, apartada de los focos. Hasta ahora. Adriana Lastra ha dicho basta, de forma rotunda, reapareciendo en la escena nacional. En medio de la crisis interna del PSOE, con el escándalo de Francisco Salazar por presunto acoso a mujeres, la delegada del Gobierno en Asturias fue una de las voces más firmes y visibles en el Comité Federal al exigir su salida. Según fuentes socialistas, su golpe en la mesa fue decisivo para que se precipitaran los acontecimientos.
Además, desde su posición en la Federación Socialista Asturiana, de la que es vicesecretaria general, Lastra ya estalló públicamente contra Santos Cerdán y sus protegidos, criticando duramente el “silencio cómplice” de quienes sabían y no actuaron.
Una denuncia que también hizo en el seno del Comité Federal. En congreso, lamentó “el silencio de los hombres buenos” ante casos de abuso o discriminación, que a su juicio también constituye una forma de complicidad estructural. Su crítica, directa y sin ambages, apuntó a la necesidad de erradicar las dinámicas patriarcales dentro del PSOE. “Ese silencio no es neutral, es estructural”, afirmó.
En paralelo, Lastra defendió con pico y pala el feminismo como “eje político y ético” del Partido Socialista, reconociendo que, aunque el PSOE sea el partido más feminista de España, el machismo no ha desaparecido de sus estructuras. “El poder sigue teniendo rostro masculino”, sentenció, señalando que cuando una mujer feminista alza la voz se convierte en un blanco fácil dentro de las organizaciones políticas.
Además de denunciar estos mecanismos de silenciamiento, Lastra propuso la creación de un sistema de respuesta rápida dentro del partido para proteger a las compañeras que sufren campañas de difamación y aislamiento, así como revisar los protocolos del PSOE para que sirvan para prevenir y no solo reaccionar ante la violencia machista.
Durante el Comité, y en declaraciones ante los medios, la ex portavoz del PSOE en el Congreso se mostró también contundente con la situación del partido tras el caso Cerdán. Pidió que quienes deben agachar la cabeza sean otros, reivindicando la “honradez y honorabilidad” del PSOE y su militancia. Afirmó que era el momento de hablar con claridad, escuchar al secretario general, y contribuir a sacar al partido de esta encrucijada: “Somos la única herramienta de transformación social que tiene la clase trabajadora y las clases medias de este país. Tenemos que salir adelante”.
El protagonismo de Lastra en este momento crítico marca un punto de inflexión en su trayectoria política. Tras haber sido una figura clave en los años más intensos del primer mandato de Pedro Sánchez, hoy se consolida como una de las referentes del feminismo socialista en un momento en que el PSOE busca redefinir su liderazgo y su rumbo.
Una reaparición que fue utilizada por el PP, hemeroteca en la mano. En Génova rebuscaron unas declaraciones de Lastra de 2022, cuando llamó “machista” a Alberto Núñez Feijóo por decir que su dimisión de los cargos del PSOE no era por su embarazo, como al final ha quedado acreditado. “Santos Cerdán, como sabe todo el partido, me sometió a una operación de acoso y derribo hasta que dimití, enferma y embarazada de cinco meses y medio”, ha reconocido ahora la asturiana.