Elisa Mouliaá es optimista y cree que la investigación contra Íñigo Errejón puede terminar con el ex político en el banquillo de los acusados por presunta agresión sexual, según fuentes de su entorno. El juez Adolfo Carretero ha fulminado el intento de Íñigo Errejón por tumbar la causa. Rechaza comenzar a investigar a la actriz por un presunto delito de coacciones e intimidación a testigos.
La defensa de Errejón denunció a la presunta víctima porque se publicaron unas conversaciones de WhatsApp con Soraya García, la anfitriona de la fiesta a la que asistieron el político y la actriz donde, presuntamente, comenzó la agresión.

En el intercambio de mensajes de audio de WhatsApp Mouliáa decía preocupada: “Tía, me das miedo. Me da miedo que declares en mi contra. ¡Que tengo una hija y soy mamá soltera!”. E insistía a su ex amiga: “Lo único que te estoy diciendo es que facilites un poco la movida, ¿sabes? Y si se archiva, que se archive por falta de rotundidad ante lo que la Justicia requiere pero no por denuncia falsa, porque falsa no es, tía”, reiteraba.
El juez Carretero considera que en esa conversación no hay presión ni coacción. Que se enmarca en la relación natural de “dos amigas íntimas que comentan lo sucedido”. Reconoce que en el transcurso de la conversación hay “una confrontación de pareceres, en ocasión fuerte”. Pero subraya que la presunta agresión se produjo en la intimidad y que el testimonio de Mouliáa no ha variado.
Además, añade en el auto que fue corroborado, en parte, en sede judicial por la testigo aunque presenten versiones “en muchos aspectos contradictorias”.

En la testifical, Soraya restó importancia al testimonio de Mouliáa diciendo que “adornaba historias” y apuntó que en su casa no hay pestillos, un detalle relevante dado que la presunta víctima dijo que en el momento de la agresión le encerró en una habitación con tranco.
Para cerrar el asunto, añade el juez: “Hablar con un testigo amigo antes de la declaración no constituye una amenaza o intimidación máxime cuando la testigo declaro lo que tuvo por conveniente en su declaración y no aparece que fuera muy influida por la Sra Mouliáa, sino más bien lo contrario”.
También descarta imputar por los mismos delitos a Errejón por hablar, previamente, con Borja Valls, otro de los testigos de la fiesta y pareja de Soraya García que dijo en sede judicial que habló con el expolítico para preguntarle: “Qué es lo que pasa con esto, qué tenemos que hacer nosotros”.
Resulta que los anfitriones de la fiesta, que eran amigos de la actriz, rompieron relaciones y se distanciaron de esta en los últimos años habiéndose acercado al presunto agresor desde que estalló el caso.
Estrés postraumático
Por otra parte, este jueves declararon dos testigos del caso. En primer lugar, el doctor Omar Rueda, terapeuta de la presunta víctima que ratificó al completo el informe pericial del doctor Cabrera que apuntaba a un estrés postraumático de la actriz tras el episodio de la agresión.
Rueda dijo ante el juez que cinco días después de los hechos atendió a la actriz y en el “lenguaje no verbal ya vio señales de estrés postraumático”. Además, señaló que ese día le comentó que estaba teniendo “problemas con un político famoso”.
También declaró el psiquiatra Alfredo Calcedo que realizó el contrainforme presentado por Íñigo Errejón, y que apuntaba a “incongruencias” en el testimonio de Mouliáa y le afeó que hubiera estado en “contacto con el denunciado después de los supuestos hechos”.
En su declaración, el perito reconoció que su informe lo había realizado sin explorar a la afectada principal de la que hablaba y que no se podía asociar su estrés post traumático solo al episodio de la presunta agresión. Algo que comparte con el informe pericial presentado por la propia actriz que viene a decir que “era un cristal roto que se terminó de romper con esa presunta agresión sexual”.
Fuentes de la defensa de la actriz aseguran a Artículo14 que ya solo queda que se clonen las conversaciones entre Valls y Errejón para saber si manipuló la versión del testigo, y tras ello la instrucción habrá llegado a su fin.
Finalmente, no se podrán conocer las conversaciones mantenidas entre Mouliáa y el ex político porque la Audiencia Provincial ha avalado que no entregue su dispositivo ya que considera viola sus derechos fundamentales y “no resulta proporcionada a los fines que se pretenden”.