El S-82 Narciso Monturiol ha marcado un hito en la Armada Española. Su botadura tuvo lugar la semana pasada, desde Cartagena, dentro del programa S-80 del ministerio de Defensa. Ese acto fue antesala de las pruebas en puerto y alta mar que realizará en submarino, y que contará con la supervisión como Jefa de Armas de la teniente de Navío Rocío Porras de Sol. En caso de que fuera necesaria una operación ofensiva, ella será la encargada y la última palabra la tendrá el comandante.
El S-82, revolucionario en la Defensa
Los submarinos S-80 tienen una eslora total de 80,8 metros, un diámetro de 7,3 metros y un desplazamiento en inmersión de alrededor de 3.000 toneladas, informa Navantia, empresa a cargo de la fabricación del sumergible. Entre sus aportaciones tecnológicas destacan “el sistema de combate y control de plataforma desarrollado por la unidad de negocio de Sistemas de Navantia, y un sistema de propulsión anaeróbico revolucionario que aporta gran sigilo en inmersión, denominado BEST-AIP”, explican. Será este sistema de propulsión independiente de la atmósfera el que permita obtener energía eléctrica a partir de pilas de combustible “que utilizan tecnología procedente del sector aeroespacial, a cualquier profundidad”. El hecho de que pueda permanecer semanas sin salir a cota periscópica, mejorará su su discreción, principal atributo de un submarino, lo que, afirman, situará a los S-80 “entre los submarinos convencionales (no nucleares) más avanzados del mundo”.
“Servir a España es mi mejor decisión”
En declaraciones a Artículo14, durante una conversación mantenida en una jornada de mesas de Defensa, la oficial afirma que lo suyo fue “una vocación tardía”, pero tuvo claro que “quería servir a España y al Ejército”. Lo que para ella es “la mejor decisión que ha tomado”.
Ingresó en la Escuela Naval en 2016 hasta 2021, periodo tras el que realizó un intercambio en EE UU, en la Escuela Naval de Indinápolis, también ha embarcado en un un patrullero en Ferrol y realizado la especialidad complementaria en submarinos S- 81 Isaac Peral. Fue al acabar la especialidad este verano cuando le informaron de que su próximo destino sería subir en el narciso Monturiol, donde empezarían con pruebas en el puerto, y posteriormente en mayo en en la mar.

“Me siento muy agradecida y con mucha responsabilidad encima”, asegura. “Me parece un destino apasionante y que el comandante me haya designado como Jefa de Armas es un honor”, comparte sus emociones. “La responsabilidad última es del comandante, yo sería la que lanza el torpedo, llegado el caso, y el comandante el que toma la decisión de lanzar, siguiendo siguiendo las reglas de enfrentamiento”, explica.
El Modus operandi
El trabajo de la teniente de navío será obtener los datos del contacto detectado -pueden hacerlo a más de 20 millas-, hasta que sea identificado como hostil. Si sobre ese contacto, explica, “queremos hacer blanco cuando tenemos la situación clara el comandante pediría abrir fuego y ejecutaríamos el lanzamiento”.
La oficial pone de relieve el adiestramiento que han recibido, y recibirán. “A lo largo de todo el año vamos a estar con simuladores realizando pruebas de puerto”, asegura. “El punto fuerte de un submarino es su discreción. No queremos ser vistos”.

El valor del submarino en situación de guerra
El submarino permite una capacidad a nivel estratégico que marca diferencia, y que la oficial clasifica así: ” seguridad, defensa, proyección de fuerza tanto con el lanzamiento de torpedos como de misiles, así como desplegar equipos de guerras especiales, y la inteligencia”. En la actualidad, asimismo, se trabaja para incorporar inteligencia artificial a los submarinos. Destaca que, en la actualidad, hay pocos países capaces de construir sus propios submarinos con el diseño español. “En la mar también hacemos prácticas de lanzamientos”, informa. “Está previsto que lancemos algún torpedo de combate para el adiestramiento”.