Comparecencia

Los gestos que delataron a Pedro Sánchez en sus cuatro minutos y 34 segundos

¿Fue creíble su perdón? ¿Acertó copiando la estrategia a Rajoy? ¿Qué impacto tuvo su maquillaje? Una politóloga y un experto en comunicación no verbal analizan con detalle su comparecencia

Pedro Sánchez compareció públicamente el jueves 12 de junio después de 44 días de silencio. Tras conocerse el informe demoledor de la UCO sobre Santos Cerdán, persona de gran confianza de Sánchez, la situación lo exigía. Apareció cuidando por igual fondo y forma. Con aparente serenidad, el gesto serio y tratando en su contención emocional de transmitir empatía. Sin embargo, la esperada comparecencia resultó un acto de defensa personal.

¿Repasó en los últimos minutos El Príncipe, de Maquiavelo, para proyectar autoridad, no debilidad? ¿Siguió su consejo de ofrecer una purga (léase auditoría externa en su partido) para que alguien, no él, pague por los errores? Habló claro y sin ocultar la gravedad, pero evadió su responsabilidad y la de sus filas de Gobierno.

La ocasión merece desmenuzar cada uno de sus gestos y hemos contado para ello con el análisis detallado de Carolina San Miguel, consultora en marca personal de políticos, y José Luis Martín Ovejero, experto en comunicación no verbal. Estos son los rasgos que destacan en los cuatro minutos y 23 segundos de presencia ante los medios de comunicación.

Victimismo y dolor personal

“Pedro Sánchez compareció bajo el paraguas de víctima, intentando transmitir a la ciudadanía que él es un afectado más por el engaño de alguien a quien él apreciaba y era de su máxima confianza”, indica San Miguel.

Gestos delatores: vergüenza y falta de coherencia entre el rostro y sus palabras

“Sus miradas bajas fueron innumerables, miradas más bien perdidas (no a sus notas) y apretando labios. Todo ello creo que viene motivado por un sentimiento interno de profunda vergüenza”, opina Martín Ovejero. Observa también, que, pese a afirmar que esta situación le provoca “indignación” y “tristeza”, no advierte estas emociones en su rostro al pronunciarlas.

¿Fue creíble su perdón?

En el primer minuto, Sánchez pidió perdón por haber confiado en Santos Cerdán: “Quiero pedir perdón porque, hasta esta misma mañana, estaba convencido de la integridad de Santos Cerdán. Durante semanas y meses circulaban rumores sobre supuestas investigaciones en curso, pero no existía ningún indicio en la participación de Santos Cerdán en la denominada Trama Koldo”.

EFE/Daniel Gonzalez
EFE/Daniel Gonzalez

Martín Ovejero responde: “Vi mucha más ira al referirse al Partido Popular y señalar que hay otras organizaciones que no asumen sus responsabilidades. Y advertí una microexpresión de desprecio al descartar un adelanto electoral; es como si su mente pensara que esa opción él no se la merece”.

Autocontrol bien estudiado

“Salió -opina la consultora- con voz grave, serio y controlando sus gestos, porque como buen calculador, no quería salirse de lo analizado y preparado durante horas tras conocerse la grave situación de Santos Cerdán”. No obstante, Martín Ovejero apreció algunos detalles que le traicionaron: “Aunque en apariencia parecía tranquilo, sin embargo, hay reacciones fisiológicas que son incontrolables. Una de ellas fue el sudor, que noté especialmente en la zona de su bigote. Y la otra reacción fisiológica involuntaria fue la sequedad de boca, momento en el que los humanos hacemos movimientos extraños con la misma y tendemos a sacar algo la lengua”.

Rotundidad

“Intentó proyectar transparencia, firmeza y control de daños: pedir perdón, marcar distancias con los implicados, anunciar una auditoría, pero sin ceder a la presión de dimitir ni convocar elecciones. Quiere transmitir que va a coger las riendas y el control y que no va a permitir que algo así afecte al partido y gobierno, pero desde hace tiempo el barco está tocado y sale agua por todas partes. Él quiere cortar la sangría y la pérdida de confianza, pero todos sabemos que lo que tardas en ganar años, se puede perder en apenas unos segundos”, reflexiona San Miguel.

¿Realmente no sabía nada?

Afirmó que hasta esa misma mañana del jueves no sabía nada y mantenía su confianza en Santos Cerdán, pero, según el experto en comunicación no verbal, los gestos y miradas del día anterior hacen dudarlo: el amago de tocar a Sánchez, la mirada de este… “Todo ello sería incoherente en caso de ser su relación tan cercana como siempre había sido”.

EFE/Daniel Gonzalez

¿Fue acertado copiarle la estrategia a Mariano Rajoy?

Aunque finalmente el Partido Popular no contrató a ninguna empresa externa para auditar sus cuentas, en enero de 2013, Mariano Rajoy anunció que encargaría a una compañía la revisión de sus finanzas tras el escándalo provocado por el extesorero Luis Bárcenas. Este es el análisis de Carolina San Miguel: “Ambos usaron la estrategia de encargar una auditoría externa como cortafuegos. Pero Rajoy, con su famosa frase de “todo es falso salvo alguna cosa”, mostró un tono mucho más frío y distante, sin pedir perdón, y sin asumir responsabilidad directa.

Sánchez, en cambio, intenta personificar el control de daños con mayor emotividad y sentido del deber. Hace un año, a Sánchez en cierta forma le fue bien lo de victimizarse tras sus cartas de amor a la ciudadanía, y ahora intenta hacer lo mismo. El problema es que es presidente del Gobierno y quien gobierna ha de ser líder y demostrarlo y no aparecer como víctima cada vez que algo le afecta, porque entonces solo muestra debilidad cuando viene mal dadas”.