Santos Cerdán salió de la cárcel este pasado miércoles sobre las 19.15 horas y el jueves, poco después de las 11.00 horas, llegaba al adosado que tiene en su población natal de Milagro (Navarra) para unirse a su mujer, Francisca ‘Paqui’ Muñoz. Fue en pleno verano, a mediados de julio, cuando ‘Paqui’ se trasladó de Madrid a Milagro, un municipio de La Ribera de Navarra conocido por sus cerezas pero no por sus piscinas (permanezcan atentos).
Apenas habían pasado 15 días desde que el juez ordenó el ingreso en prisión de su marido, el exsecretario de Organización del PSOE, cuando ‘Paqui’ hizo las maletas. Hasta ese momento y desde octubre de 2019, el matrimonio había disfrutado de un lujoso ático en Madrid. Pero el encarcelamiento lo cambió todo y los abogados de Cerdán comunicaron al juez Leopoldo Puente la intención de ‘Paqui’ de recoger “todos los enseres y objetos personales” para instalarse en su casa de Milagro.

Esta comunicación al instructor se produjo “en aras de la transparencia” y en plena incertidumbre sobre un posible registro policial de los domicilios de Cerdán. Finalmente —y para incomprensión de algunos— no hubo ningún acceso domiciliario de la Guardia Civil en busca de pruebas.
Adiós, ático de 3.000 euros/mes
No fue la única comunicación que Cerdán ordenó a sus abogados, a quienes también pidió que hicieran llegar al instructor la presunta prueba irrefutable de su austera vida, ajena a las corruptelas y a las comisiones ilegales millonarias que le atribuían. Esa prueba era el abono de verano a la piscina de Milagro. ¿Qué tipo de ricachón pasaría sus días de su asueto bañándose en la poza de su pueblo? Cabe preguntarse por el efecto que tendrían en este proceso judicial otras coartadas como el carnet de la biblioteca o unos tickets para el castillo hinchable.
En paralelo, la mujer de Cerdán desmontó su anterior vida en Madrid para abrazar la austeridad en Milagro. ‘Paqui’ abandonó el ático que disfrutaba la familia en el barrio de Chamberí (Madrid) de 160 metros cuadrados —con tres dormitorios, dos baños y terraza—, cuyo alquiler de 3.000 euros al mes, según ha podido acreditar la Guardia Civil, costeaba Servinabar, la empresa que cobraba las mordidas del 2% (hasta 6,7 millones de euros) por las adjudicaciones amañadas que se llevaba Acciona). Cerdán, cabe recordarlo, tiene un 45% de participaciones de esta empresa, según una escritura hallada en los dominios de Antxon Alonso.

La Guardia Civil ha reconstruido también que Cerdán usaba una tarjeta de crédito de Servinabar asociada a su compinche Antxon Alonso para financiarse la vida en el restaurante y las escapadas con ‘Paqui’ a Tenerife e Ibiza (hasta 33.000 euros cargaron). Pero el excarcelado afirmó a la salida de Soto del Real que abundan “las mentiras y las manipulaciones”. “Confío en que la verdad se imponga y que al final con esa verdad se haga justicia”, llegó a decir.
Sin atisbo de actividad
No hay explicaciones ni desmentido por parte de la familia Cerdán sobre otros de los gastos que asignó a Servinabar como parte del cobro de sus gestiones por conseguir amaños de adjudicaciones, según la investigación de la UCO. Antxon Alonso también firmó, por ejemplo, transferencias para amueblar el ático de Chamberí.
Hay rastros de pagos por valor de 2.210 euros por el concepto “muebles dormitorio Madrid” y también los hay de “Compra en El Corte Inglés” en la que comerciales de los grandes almacenes interesaban la realización de una transferencia bancaria por importe de 5.520 euros como requisito previo al envío de una serie de muebles adquiridos en ese centro.
Había más. Antxon Alonso también tuvo que contratar a ‘Paqui’ mediante la cooperativa Noran y pagarle un total de 9.500 euros en cinco transferencias de 1.900 euros cada una (entre marzo y julio de 2018). Sin embargo, apunta la UCO: “No se han localizado documentos, cruce de correos electrónicos o en general cualquier atisbo de actividad de la que se desprenda una verdadera prestación de servicios por parte de Francisca Muñoz en la sociedad cooperativa”.



