El gesto de entrar al baño con el teléfono móvil se ha convertido en una rutina tan habitual que pocos la cuestionan. Según encuestas recientes, más de la mitad de los usuarios confiesan que aprovechan esos minutos de intimidad para ponerse al día en redes sociales, leer noticias o responder mensajes.
Pero lo que parece un hábito inofensivo tiene riesgos para la salud que conviene conocer: permanecer demasiado tiempo sentado en el inodoro puede favorecer la aparición de hemorroides, estreñimiento e incluso infecciones.
El efecto del tiempo en el váter
El cuerpo humano no está diseñado para permanecer largos periodos en la posición que adoptamos al sentarnos en el inodoro. Cuando esa postura se prolonga más de lo necesario, la presión sobre los vasos sanguíneos de la zona rectal aumenta y se convierte en el caldo de cultivo perfecto para problemas como las hemorroides.
Los especialistas advierten que no son los cinco o diez minutos de evacuación los que generan complicaciones, sino los 20 o 30 adicionales que algunas personas pasan navegando en el móvil mientras van al baño. Este tiempo extra implica que los músculos de la pelvis y el recto permanezcan en tensión, lo que incrementa la presión venosa y facilita la aparición de inflamaciones y sangrados.
Hemorroides: el problema más común
Las hemorroides son dilataciones de las venas en la zona anal que pueden causar dolor, picor y sangrado. Suelen estar relacionadas con el esfuerzo durante la evacuación y con la permanencia prolongada en el inodoro. Pasar demasiado tiempo sentado en esa posición favorece la congestión venosa y acelera su aparición.
Aunque en muchos casos se trata de un problema leve, en otros puede requerir tratamiento médico, incluso cirugía. Y la relación con el uso del móvil en el baño está cada vez más clara en las consultas de proctología: el tiempo de “scroll” se traduce en minutos de presión añadida.
El círculo del estreñimiento
Otro riesgo es el estreñimiento. Cuando el hábito de permanecer sentado en el váter se asocia a un uso prolongado del móvil, se generan rutinas poco saludables. El cuerpo aprende a retrasar el esfuerzo real de evacuación mientras la mente se distrae, lo que puede ralentizar el tránsito intestinal. Además, la posición incorrecta durante más tiempo no ayuda al movimiento natural del intestino.
En consecuencia, muchas personas acaban entrando en un círculo vicioso: más tiempo en el baño, más dificultad para evacuar, más esfuerzo físico y, finalmente, más riesgo de hemorroides.
Riesgo de infecciones
El inodoro no es precisamente el lugar más higiénico para pasar largos ratos. El contacto prolongado con la superficie y la manipulación del móvil en un entorno cargado de bacterias aumentan el riesgo de infecciones, tanto intestinales como urinarias.
Diversos estudios han encontrado restos de bacterias fecales en los dispositivos móviles. Esto significa que leer durante 20 minutos en el baño no solo afecta a la salud digestiva, sino que también puede convertirse en una vía de transmisión de microorganismos al rostro, la boca o las manos al volver a usarlos sin una limpieza adecuada.
¿Cuál es el tiempo “seguro”?
Los expertos coinciden en que una visita al baño no debería durar más de cinco minutos. Si el proceso se alarga de forma habitual, conviene revisar la dieta y los hábitos de vida, aumentando el consumo de fibra, hidratación y actividad física.
El móvil puede ser un enemigo silencioso: al distraer la atención, prolonga sin necesidad la estancia en el váter. El consejo es sencillo: siéntate solo cuando realmente sientas la necesidad, evita usar el retrete como “zona de lectura” y reserva el teléfono para otro momento.
Una costumbre que pide cambio
El fenómeno del “baño digital” es un reflejo de la hiperconexión actual. Sin embargo, cada minuto extra sentado en el inodoro es un factor de riesgo para la salud. Lo que parece un tiempo muerto para ponerse al día en redes sociales puede convertirse en un hábito que acarree complicaciones médicas innecesarias.