Formular las preguntas para empezar este reportaje es, cuando menos, curioso. Empezamos llamando a varios contactos, explicando que hay un producto, una especie de prótesis que se pone… ahí… para que no se te marqueeeee… eso. El eufemismo inunda el discurso hasta que agarramos la silicona por los cuernos y preguntamos por los “disimuladores de labios vaginales”. Aventurarse a responder es, como imaginarán, más complicado que formular la pregunta. “¿Los qué? ¿Es en serio?”, nos dicen. “Y tan en serio”, respondemos (aunque en los labios tengamos una sonrisa).
Porque no. No es el producto más popular de España. No es top ventas de nada. Pero su mera existencia, choca. “Corrector de partes privadas”. “Almohadillas adhesivas para partes privadas”. “Ocultador”. Lo encontramos con muchos nombres fruto de las traducciones más peregrinas. Pero es lo que es. Una silicona para que no se te marquen los labios mayores. O, como lo llamó la cómica y guionista Henar Álvarez en su programa Al cielo con ella, de RTVE Play, unas “pechuguitas de pollo de plástico”. ¡Qué imagen tan visual… y tan acertada! Porque es justo eso lo que parecen. Pechugas de silicona. Su monólogo sobre el tema es cada vez más viral y, si aún no lo han visto, deberían hacerlo, para entender de lo que estamos hablando. De hecho, es ese monólogo el que hace que nos preguntemos…pero, y esto, ¿qué?
“Pechuguitas”: la perspectiva médica
Parece obvio que no puede ser bueno tirarse horas con una prótesis de silicona en la entrepierna comprada por internet sin ningún tipo de control sanitario. Aún así, preguntamos a Cristina Pages García, ginecóloga y experta en suelo pélvico. Porque igual resulta que es menos malo de lo que pensamos. Spoiler: no. “Lo que vamos a conseguir con esta silicona, que no es una silicona médica, es poder tener fácilmente irritaciones y reacciones de cambios de PH con lo que esto supone, que puede ser una mayor infección de vulvovaginitis, sobre todo a nivel fúngico, por hongos, con alteraciones del PH que nos pueden hacer tener vaginosis y más en una época como es el verano, en la que hay más humedad en la zona” arranca, confirmando nuestras sospechas. Y continúa: “desde el punto de vista médico, no es una cosa aceptable. Una silicona que no sea una silicona médica puede tener más riesgo de inflamación, más riesgo de toxicidad. Además, muchas veces esas siliconas tampoco son biocompatibles, no tienen regulación desde el punto de vista médico, no sabemos qué otros componentes puede tener y muchos puede que sean bastante irritantes”.
Hablando con ella, nos preguntamos si de verdad hay gente que se pueda plantear usarlas en serio. Si los complejos pueden ser tan grandes. Y Cristina Pages, que está especializada también en ginecoestética, no lo duda: “Recibimos bastantes consultas sobre este tema. Yo, que me dedico a la medicina regenerativa y a la ginecoestética, sí que tengo bastante demanda de este tipo de afecciones. Pero ofrecemos otra serie de tratamientos, otra serie de posibilidades que hay que tener en cuenta antes de utilizar este tipo de dispositivos que pueden tener problemas para la salud”.
“Pechuguitas”: la perspectiva feminista
Les invitamos ahora a que busquen “piquetón” en Google. Háganlo, incluso si creen que se acuerdan. Busquen y vuelvan. ¿Ya? En 2011 se habló de las “dotes de seducción más íntimas” del número 3 del Barça. Se titularon cosas como “el jugador número 12” y se habló de “éxito” en las redes. Pero lo que nadie hizo fue sugerirle a Piqué que se pusiera una “pechuguita” (o similar) para disimular el bulto. Porque “el bulto” era algo bueno.
“Podemos hacer varias lecturas críticas en torno a esta prótesis de silicona diseñada para que no se marquen los labios vaginales. La primera crítica sin duda recae sobre la presión estética sobre los cuerpos femeninos. Hablamos de las normas de belleza. Estas prótesis refuerzan la idea de que los cuerpos de las mujeres deben ajustarse a ciertos estándares estéticos y no mostrar en ningún momento ni imperfecciones ni formas naturales. Además de que implícitamente sugiere que hay algo incorrecto o vergonzoso en que se noten ciertas partes de la anatomía de los cuerpos femeninos”. Quien nos habla es Paqui Guisado Adame, Presidenta de la “Plataforma de impacto de género ya”. Obviamente, no se comprará este producto. Y espera que ninguna mujer lo haga, porque según nos sigue contando: “Otro aspecto de análisis tiene que ver con la comercialización de la inseguridad. Este producto lo podemos interpretar como un ejemplo de cómo el capitalismo se aprovecha de las inseguridades generadas por la presión estética patriarcal ofreciendo una solución y una salvación dentro del consumo. Es decir: el mercado crea el problema pero el mercado te vende la solución”.
Porque, por si nadie te lo ha dicho hoy, tu sexo no tiene nada de malo. Es lo de siempre: de nuevo una solución a un problema que no tenemos. O no teníamos. De nuevo, una solución a un problema que ellos no tendrán.