Cuando el maltratador denuncia a la víctima

Este mecanismo legal ha transformado la búsqueda de justicia en un nuevo camino de miedo, desgaste y desconfianza para las víctimas de violencia de género

El 016, contra la violencia de género
Falta garantía contra la violencia de género
KiloyCuarto

Son muchos los antifeministas, misóginos y negacionistas que colaboran a envalentonar a cientos de miles de maltratadores en nuestro país. Hay quien lo hace disfrazado de escritor. Otros de políticos. Y otros ni si quiera necesitan un disfraz: lo dicen abiertamente al ser preguntados por la violencia machista en medios de comunicación o encuestas que terminan reflejando que algo más del 20% de los hombres jóvenes de nuestro país (según el informe Juventud en España 2024) cree que la violencia machista no es más que “un invento ideológico”.

Para este colectivo las más de 500 mujeres que denuncian a diario sufrir violencia de género en nuestro país mienten. Algo así como un complot en el que decenas de mujeres en toda España se ponen de acuerdo a diario para señalar a los hombres. Paraacabar con ellos”, insinúan cientos de valientes en sus redes sociales.

Así que, al final, este grupo de negacionistas – al sentir que son menos que más los que respaldan sus teorías conspirativas- acaban creando sus propias asociaciones en las que buscar “apoyo” de unos u otros y terminan siendo ellos los que contradenuncien a sus víctimas.

Una estrategia consciente de control sobre las víctimas

No es una broma. Eso existe en nuestro país. Suelen ser los mismos que revindican que la sociedad preste la misma atención al día Internacional del Hombre frente al día Internacional de la Mujer. O que debería existir un día “contra la violencia sobre los hombres”. Porque creen que eso sería igualdad. Porque todavía no han entendido – y probablemente no entenderán jamás- por qué el 8M o el 25N es más necesario que nunca.

Las contradenuncias ya forman parte de una estrategia consciente de control, castigo y descrédito contra las víctimas. “Cuando una mujer rompe el silencio y denuncia, el agresor pierde poder. Y es precisamente en ese momento cuando algunos reaccionan utilizando el sistema judicial como una nueva herramienta de violencia”, explica a Artículo 14 Natalia Morlas, presidenta de la asociación ‘Somos Más’.

Las contradenuncias no buscan justicia

Estas contradenuncias no buscan justicia. “Buscan sembrar la duda, generar miedo, desgastar emocional y económicamente a la mujer y, en demasiadas ocasiones, frenar o anular las medidas de protección”, indica Morlas. Esta afirmación es opinión compartida por psicólogas especialistas en violencia machista consultadas por este periódico.

Son, básicamente, “una prolongación de la violencia por otros medios que, lejos de reparar, revictimizan y retraen a las mujeres del camino de denuncia y protección”.

Para Morlas, que trabaja cada día con víctimas de violencia machista, es “especialmente grave que estas prácticas encuentren todavía espacio y legitimidad en un sistema que debería protegerlas”. La equiparación automática de denuncias, cuenta, la falta de análisis del contexto de violencia previo o la ausencia de formación especializada en perspectiva de género “convierte a muchas mujeres en sospechosas por el simple hecho de defenderse o de pedir ayuda”.

¿Qué son las contradenuncias?

Una contradenuncia ocurre cuando el maltratador acusado presenta una denuncia contra la víctima por supuesta denuncia falsa o por otros hechos que alega haber sufrido tras la denuncia original.
Ningún especialista en materia consultado por este periódico -absolutamente nadie- niega el derecho de un acusado a defenderse del delito por el que se le denuncia. Sin embargo, si detallan que en el contexto de la violencia machista la contradenuncia se ha convertido “en una herramienta de abuso sistémico”, porque en una “amplia mayoría de los casos” el acusado no busca solo “defenderse” sino “intimidar, deslegitimar o desgastar a la víctima”. Es una estrategia machista, no una defensa por honor o calumnias.

Según expertos en derecho penal, la contradenuncia no se tramita hasta que concluye el procedimiento original —hasta que hay una sentencia firme o el archivo con auto firme— precisamente para proteger a quien ha denunciado de posibles intimidaciones procesales. Sin embargo, en la práctica, la contradenuncia se utiliza como táctica de desgaste.

Si además tenemos en cuenta los datos oficiales, que muestran que las denuncias falsas por violencia machista son estadísticamente insignificantes (ni si quiera llegan al 0’01% desde 2009 según Fiscalía), la idea de creer que la contradenuncia sirve para “defenderse” se desmonta por sí sola.

El impacto real de las contradenuncias

Las contradenuncias, que a nivel legal apenas terminan teniendo repercusión, sí tienen consecuencias muy concretas en la vida de las víctimas:

– Mujeres que retiran denuncias por miedo a perder la custodia de sus hijos e hijas.
Mujeres que aceptan acuerdos injustos para acabar con procesos interminables.
– Mujeres que dejan de confiar en las instituciones tras sentirse cuestionadas, juzgadas o culpabilizadas.

Estos son solo algunos de los ejemplos que ha podido recopilar la Asociación Somos Más de situaciones concretas vividas por ellas y las víctimas a las que acompañan.

Además, todo ello tiene un efecto devastador no solo a nivel individual, sino también colectivo: “Desincentiva la denuncia y refuerza un mensaje peligroso: que denunciar tiene un precio demasiado alto, y que pedir ayuda puede transformarse en una nueva agresión institucional”.

La voz de quienes acompañan a las víctimas

Desde la asociación Somos Más insisten en que denunciar no puede convertirse en un riesgo añadido para las mujeres. “Las contradenuncias falsas o instrumentales deben ser analizadas con rigor, contextualizadas y abordadas como lo que muchas veces son: una forma de violencia institucional y vicaria”, señalan desde la organización.

Para Somos Más, la protección efectiva de las mujeres pasa por:

– Reconocer las contradenuncias como posibles herramientas de abuso.
Garantizar formación especializada y obligatoria en violencia de género para todos los operadores jurídicos.
– Escuchar a las víctimas sin prejuicios ni equidistancias.
– Colocar la seguridad de las mujeres y de sus hijos e hijas en el centro de cualquier decisión.

Una herramienta de agresión

“Nombrar esta realidad es un primer paso. Callarla, minimizarla o relativizarla solo perpetúa el daño. Porque cuando el sistema permite que el agresor vuelva a atacar desde un juzgado, no estamos hablando de justicia. Estamos hablando de una violencia que cambia de escenario, pero no de intención”, sentencia Morlas.

La revictimización a través de contradenuncias no es una teoría conspirativa ni una excepción: es una batalla que muchas mujeres enfrentan después incluso de haber tenido la fuerza para denunciar.

Si algo de lo que has leído te ha removido o sospechas que alguien de tu entorno puede estar en una relación de violencia puedes llamar al 016, el teléfono que atiende a las víctimas de todas las violencias machistas. Es gratuito, accesible para personas con discapacidad auditiva o de habla y atiende en 53 idiomas. No deja rastro en la factura, pero debes borrar la llamada del terminal telefónico. También puedes ponerte en contacto a través del correo o por WhatsApp en el número 600 000 016. No estás sola.