“Todo tiene un límite, la paciencia tiene un límite. Y si rebasáis esa paciencia, ese estrés vuelve un instinto animal que hace actuar de cierta manera agresiva. Y luego, pobrecita que ha muerto o pobrecita que la han matado. Ni los cojones. Pobrecito el hombre que la has llevado a un nivel de estrés total y es que ya le has sacado de sus casillas. Y hay opciones varias que es suicidarse, matar y suicidarse. O matarte y decir, ‘Pues me voy unos años a la cárcel‘. Que igual se está mejor en la puta cárcel que en esta realidad que tengo”.

Este es el mensaje que un influencer con más de 100.000 seguidores difundió en Instagram, y que ha llevado a la asociación Stop Violencia Vicaria a presentar una denuncia formal ante la Fiscalía por un delito de odio.
Para Andrea Cabezas, presidenta de la asociación, estas frases no son una opinión polémica: son apología del feminicidio, una incitación pública a la violencia letal contra las mujeres y un ataque directo contra su expareja, víctima en un procedimiento penal en curso.
Un discurso reiterado de odio y violencia
Según la denuncia, a la que ha tenido acceso Artículo14, el creador de contenido ha construido en los últimos meses un discurso “crecientemente agresivo, indiscriminado y peligroso” contra mujeres, personas mayores y colectivos vulnerables. En sus vídeos insulta a mujeres llamándolas “cerdas”, “escoria”, “carapatata”, “fregonas” o “gilipollas”; se burla de personas mayores llamándolas “viejos”; e incluso anima a su audiencia a “ser racista”.
Pero lo más grave, afirma Cabezas es la normalización del asesinato machista como reacción comprensible del hombre. En varios vídeos —entre bromas y comentarios aparentemente casuales— sostiene que matar a la pareja puede entenderse como fruto de “haber llegado al límite”.
Todo ello lo hace mientras reconoce abiertamente estar imputado por violencia de género y mantiene un segundo perfil donde expone públicamente la imagen de su hijo menor, también considerado víctima según la Ley 1/2004 y la Ley 8/2021.
Hostigamiento público hacia su expareja
Stop Violencia Vicaría señala que el influencer utiliza sus redes para referirse constantemente a su expareja, incluso sin nombrarla explícitamente. Para su entorno, es fácilmente identificable, lo que constituye —según la denuncia— un acoso continuado, una forma de violencia psicológica pública y una revictimización constante.
Más aún: él mismo afirma en redes que tiene dos quebrantamientos de medida cautelar, ridiculizando su obligación de respetarlas. “¿Y qué tiene de malo felicitar a mi expareja? ¿Qué tiene de malo ir a ver a mi hijo a la guardería?”, dice en uno de sus vídeos.
Para la asociación, esta actitud demuestra “un desprecio absoluto hacia el sentido de las medidas de protección”. Y añade: “Lo que no entendemos es cómo alguien que presume de quebrantamientos y difunde discursos de odio sigue en la calle sin medidas más estrictas”.
“Las instituciones están blanqueando la violencia”
Cabezas sostiene que este caso no es aislado: es un síntoma del clima social y político actual. “Llevamos meses observando su actividad y lo que vemos es extremadamente preocupante. No es un comentario aislado: es un patrón. Su discurso es odio estructurado, humillación sistemática y apología del feminicidio”.

La portavoz advierte, además, que las instituciones no están actuando con la contundencia necesaria: “Estamos viendo discursos institucionales que blanquean la violencia de género. Hace meses se volvió a difundir desde el Congreso el bulo de las denuncias falsas, sabiendo que solo representan un 0,084 % de los casos. Y ayer mismo escuchamos a un alcalde decir que un hombre que mató a su pareja con cincuenta puñaladas ‘era cariñoso y un buen padre’. ¿Qué mensaje se envía cuando se humaniza a un feminicida?”
La asociación alerta de una escalada peligrosa:
“Tenemos a un hombre justificando asesinatos ante cien mil personas, insultando a mujeres y desacreditando a su víctima. Si desde las instituciones se relativiza esta violencia, ¿qué va a ser lo siguiente? ¿Que nos maten en grupo?”
“La libertad de expresión tiene límites”
En la parte final de la denuncia, Stop Violencia Vicaría recuerda que la libertad de expresión no ampara mensajes violentos: “La libertad de expresión tiene límites. No protege el odio, la humillación, las amenazas ni la apología del feminicidio. Debe ponderarse frente al derecho fundamental de las mujeres y de las infancias a vivir sin violencia”.
Y concluyen con un mensaje directo: “Si las instituciones no frenan este clima, lo haremos nosotras. Vamos a denunciar todos los discursos de odio, uno tras otro. No vamos a permitir que se normalice la violencia ni que se silencie a las víctimas. Lo hacemos por todas las que están vivas y por todas las que nunca pudieron contarlo”.
Si algo de lo que has leído te ha removido o sospechas que alguien de tu entorno puede estar en una relación de violencia puedes llamar al 016, el teléfono que atiende a las víctimas de todas las violencias machistas. Es gratuito, accesible para personas con discapacidad auditiva o de habla y atiende en 53 idiomas. No deja rastro en la factura, pero debes borrar la llamada del terminal telefónico. También puedes ponerte en contacto a través del correo o por WhatsApp en el número 600 000 016. No estás sola.


