Las víctimas denuncian que las pulseras antimaltrato “han fallado siempre”

"Es inaceptable que la vida de las mujeres dependa de una batería cargada o de una cobertura satelital", dicen las entidades sobre los errores de los dispositivos conectados al sistema COMETA

El dispositivo conectado a Cometa tiene localizado al agresor
KiloyCuarto

Los fallos de las pulseras antimaltrato, diseñadas para tener información en tiempo real de los movimientos y localización de los agresores de mujeres, no son nuevos para las víctimas de violencia de género. Las asociaciones que las representan hablan con cierta desesperación de ellas, aunque conceden que las que funcionan “salvan vidas”. El problema es que el sistema de pulseras antimaltrato ha producido muchos, demasiados, errores en el rastreo.

Andrea Cabezas, de la asociación Stop Violencia Vicaria, lo explica así: “El sistema COMETA no es sinónimo de protección, es la ilusión de seguridad empaquetada en un dispositivo que falla cuando más se necesita. Es inaceptable que la vida de las mujeres dependa de una batería cargada, de una cobertura satelital o de la gestión de una empresa privada que factura millones mientras las víctimas siguen en riesgo. Las pulseras han fallado siempre“.

Su contrariedad se dirige hacia las administraciones públicas, que, en su opinión, no han tomado las medidas adecuadas para garantizar la fiabilidad de las pulseras. “El Estado no puede delegar en empresas privadas la responsabilidad de garantizar el derecho a vivir libres de violencia. Hablar de protección mientras se privatiza la seguridad es un insulto para quienes sufrimos amenazas reales”, insiste.

“Las víctimas no sienten las pulseras como un escudo”

Cabezas repite el sentir de una gran cantidad de víctimas: “Muchas mujeres no sienten COMETA como un escudo, sino como un recordatorio constante de que su agresor sigue cerca, con acceso a tus hijas e hijos, y con la posibilidad de volver a fallar el sistema en el momento crítico”.

“La protección de las víctimas de violencia de género no puede depender de un GPS. Necesitamos profesionales preparados, respuestas inmediatas y un compromiso humano real. Mientras COMETA sea el emblema del modelo tecnocrático, seguiremos hablando de vidas condicionadas, no de derechos garantizados”, insiste.

En todo caso, hay asociaciones que, si bien admiten que los fallos de los pulseras son innegables, también opinan que se han mostrado útiles cuando han funcionado correctamente. “Salvan vidas. Son fundamentales y se ponen pocas. Es fundamental que se arreglen los fallos, pero no hay que demonizarlas las pulseras”, opina Chelo Álvarez, presidenta de Alanna.

Los jueces y los fallos del sistema

El incorrecto funcionamiento de muchas pulseras es también conocido en instancias judiciales. Carlos Pascual es magistrado del Juzgado de Violencia número 1 de Barcelona y hace años que optó por imponer pocas pulseras de localización conectada al sistema COMETA a los agresores. “Daba muchos fallos. A las mujeres les pitaba continuamente. Era peor para ellas y, al final, es más efectivo, en ocasiones, una prisión provisional, pese a la gravedad de la medida”. El magistrado se refiere a cuando era otra empresa, no la actual,  la que ofrecía este servicio. No sabe, si con el cambio de compañía los resultados son mejores.

Si algo de lo que has leído te ha removido o sospechas que alguien de tu entorno puede estar en una relación de violencia puedes llamar al 016, el teléfono que atiende a las víctimas de todas las violencias machistas. Es gratuito, accesible para personas con discapacidad auditiva o de habla y atiende en 53 idiomas. No deja rastro en la factura, pero debes borrar la llamada del terminal telefónico. También puedes ponerte en contacto a través del correo 016-online@igualdad.gob.es o por WhatsApp en el número 600 000 016. No estás sola.